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Columnista - 12 julio, 2017

Itinerario de la razón, y su abuso

Apenas me propongo escribir un índice simplificado del tema intitulado, para quienes pudiere interesarles, que espero sean muchos para beneficio de la cultura vallenata. Mis dos últimas columnas. La primera de ellas, como iniciadores del descubrimiento de la razón en reemplazo de las explicaciones mitológicas, en la antigüedad griega, Tales de Mileto y Anaxágoras. Después […]

Apenas me propongo escribir un índice simplificado del tema intitulado, para quienes pudiere interesarles, que espero sean muchos para beneficio de la cultura vallenata.

Mis dos últimas columnas. La primera de ellas, como iniciadores del descubrimiento de la razón en reemplazo de las explicaciones mitológicas, en la antigüedad griega, Tales de Mileto y Anaxágoras. Después vendría la triada de Sócrates, Platón y Aristóteles.

La segunda, sobre la racionalidad atrevida de Nicolás Maquiavelo, allá por los albores de la Italia Renacentista y principios de la Edad Moderna.

Entre una y otra época históricas, han transcurrido aproximadamente dilatados XX siglos. Como sándwich está la época medieval.

En este interregno, cómo no recordar el siglo XVIII y citar al escolástico Santo Tomas de Aquino, cuya frialdad racional acuña el pensamiento aristotélico, pues para ambos “nada hay en la mente que no haya pasado primero por los sentidos”.

Si en el medioevo el pensamiento del hombre se inspiraba en primer lugar en Dios, en la época moderna es antropocéntrico. Se absolutiza al hombre en sustitución de Dios.
A finales del siglo XVI, el filósofo francés René Descartes sienta su principio “cógito, ergo sum”, pienso, luego existo. En el XVII el holandés Baruck Spinoza, se proclama panteísta. En el XVIII Kant, produce sus célebres obras ‘Crítica de la Razón Pura’ y ‘Crítica de la Razón Práctica’. Y Federico Engels escribe la ‘Fenomenología del Espíritu’.

En el XIX Friedrich Nietzsche, expone en varias obras su pensamiento sobre la voluntad dominadora del hombre. Todos ellos empoderan al hombre de la razón como única fuente del conocimiento y acción.

De esa actitud surge el endiosamiento de la razón, el iluminismo ilustrado francés, particularmente con los filósofos de la enciclopedia de la Revolución Francesa, quienes enaltecen los valores humanistas de la igualdad, la libertad, la fraternidad.

El uso extravagante de la razón, el racionalismo, da pie al período del terror jacobino de la revolución francesa de 1789.

Posteriormente, la luz de la razón se expresa en el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels, en 1847–1848. En la obra de Marx, ‘El Capital’, escrito en clave dialéctica, describe la teoría política–económica del Materialismo Histórico, inspirado en la Fenomenología del espíritu, de Engels.

Los citados documentos constituyen la forja del pensamiento filosófico moderno. Contienen las grandes narraciones globales totalizadoras de la historia, caracterizadas por la filosofía del conocimiento fundado exclusivamente en la razón del hombre.

En la primera mitad del siglo XX, cómo no nombrar al alemán Martin Heidegger, quien no se interesa en la filosofía del conocimiento sino en el ser en sí, eyectado hacia el mundo, lleno de preocupaciones y angustias, estremecido por la realidad de la muerte. Su gran obra es el Ser y el Tiempo.

En la baja edad moderna se suceden dos períodos filosóficos, el estructuralismo, quizás uno de los mayores representantes es el francés Michel Foucault; y el modernismo, abocado por el también francés Jean–François Lyotard. Con ellos desaparecen las grandes explicaciones históricas del devenir humano, ya que se concretan en particularidades grupales o individuales, respetuosos de los derechos humanos de las minorías, las etnias, la ideología de género, la comunidad LGBT, etc., en cuyas actitudes la razón se relativiza totalmente y la convivencia social tradicional se hace trizas, tiempo en el que nos encontramos

NOTA: si visitas Pueblo Bello notarás que allí tu mente piensa mejor.

Por Rodrigo López Barros
[email protected]

Columnista
12 julio, 2017

Itinerario de la razón, y su abuso

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Apenas me propongo escribir un índice simplificado del tema intitulado, para quienes pudiere interesarles, que espero sean muchos para beneficio de la cultura vallenata. Mis dos últimas columnas. La primera de ellas, como iniciadores del descubrimiento de la razón en reemplazo de las explicaciones mitológicas, en la antigüedad griega, Tales de Mileto y Anaxágoras. Después […]


Apenas me propongo escribir un índice simplificado del tema intitulado, para quienes pudiere interesarles, que espero sean muchos para beneficio de la cultura vallenata.

Mis dos últimas columnas. La primera de ellas, como iniciadores del descubrimiento de la razón en reemplazo de las explicaciones mitológicas, en la antigüedad griega, Tales de Mileto y Anaxágoras. Después vendría la triada de Sócrates, Platón y Aristóteles.

La segunda, sobre la racionalidad atrevida de Nicolás Maquiavelo, allá por los albores de la Italia Renacentista y principios de la Edad Moderna.

Entre una y otra época históricas, han transcurrido aproximadamente dilatados XX siglos. Como sándwich está la época medieval.

En este interregno, cómo no recordar el siglo XVIII y citar al escolástico Santo Tomas de Aquino, cuya frialdad racional acuña el pensamiento aristotélico, pues para ambos “nada hay en la mente que no haya pasado primero por los sentidos”.

Si en el medioevo el pensamiento del hombre se inspiraba en primer lugar en Dios, en la época moderna es antropocéntrico. Se absolutiza al hombre en sustitución de Dios.
A finales del siglo XVI, el filósofo francés René Descartes sienta su principio “cógito, ergo sum”, pienso, luego existo. En el XVII el holandés Baruck Spinoza, se proclama panteísta. En el XVIII Kant, produce sus célebres obras ‘Crítica de la Razón Pura’ y ‘Crítica de la Razón Práctica’. Y Federico Engels escribe la ‘Fenomenología del Espíritu’.

En el XIX Friedrich Nietzsche, expone en varias obras su pensamiento sobre la voluntad dominadora del hombre. Todos ellos empoderan al hombre de la razón como única fuente del conocimiento y acción.

De esa actitud surge el endiosamiento de la razón, el iluminismo ilustrado francés, particularmente con los filósofos de la enciclopedia de la Revolución Francesa, quienes enaltecen los valores humanistas de la igualdad, la libertad, la fraternidad.

El uso extravagante de la razón, el racionalismo, da pie al período del terror jacobino de la revolución francesa de 1789.

Posteriormente, la luz de la razón se expresa en el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels, en 1847–1848. En la obra de Marx, ‘El Capital’, escrito en clave dialéctica, describe la teoría política–económica del Materialismo Histórico, inspirado en la Fenomenología del espíritu, de Engels.

Los citados documentos constituyen la forja del pensamiento filosófico moderno. Contienen las grandes narraciones globales totalizadoras de la historia, caracterizadas por la filosofía del conocimiento fundado exclusivamente en la razón del hombre.

En la primera mitad del siglo XX, cómo no nombrar al alemán Martin Heidegger, quien no se interesa en la filosofía del conocimiento sino en el ser en sí, eyectado hacia el mundo, lleno de preocupaciones y angustias, estremecido por la realidad de la muerte. Su gran obra es el Ser y el Tiempo.

En la baja edad moderna se suceden dos períodos filosóficos, el estructuralismo, quizás uno de los mayores representantes es el francés Michel Foucault; y el modernismo, abocado por el también francés Jean–François Lyotard. Con ellos desaparecen las grandes explicaciones históricas del devenir humano, ya que se concretan en particularidades grupales o individuales, respetuosos de los derechos humanos de las minorías, las etnias, la ideología de género, la comunidad LGBT, etc., en cuyas actitudes la razón se relativiza totalmente y la convivencia social tradicional se hace trizas, tiempo en el que nos encontramos

NOTA: si visitas Pueblo Bello notarás que allí tu mente piensa mejor.

Por Rodrigo López Barros
[email protected]