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Farándula - 15 septiembre, 2016

Israel Romero Ospino, perfeccionista innato

Desde hace 16 años Israel Romero Ospino oficia como presidente del Festival Cuna de Acordeones de Villanueva, La Guajira, certamen que este año homenajeará al cantante Silvestre Dangond.

Israel Romero Ospino, ‘El Pollo Irra’.
Israel Romero Ospino, ‘El Pollo Irra’.

Desde hace 16 años Israel Romero Ospino oficia como presidente del Festival Cuna de Acordeones de Villanueva, La Guajira, certamen que este año homenajeará al cantante Silvestre Dangond.

La vida musical de Israel Romero ha sido exitosa debido a su empeño y dedicación. Este hijo de Escolástico Romero y Ana Antonia Ospino, ‘La Nuñe’, quinto entre nueve hermanos, empezó a los12 años cuando sus dedos sacaron las primeras notas de un acordeón y desde su paso peregrino por las aulas del Colegio Santo Tomás, todos lo recuerdan como un muchacho jovial, tímido, de espíritu sociable y de una enorme capacidad solidaria.
Muy temprano se despertó en él una desmesurada admiración por los sagrados motivos religiosos, hasta el punto que de por sí, su presencia en la iglesia se adivinaba consuetudinaria.

De esta manera viéndolo tan devoto y entregado a la acústica sagrada, el padre Armando Napoleón Becerra, lo hizo acólito. En varias ocasiones cuando al carismático sacerdote le decían que veían a Israel tocando el acordeón donde la vieja ‘Pola’ o donde Silvia Saurith, al día siguiente, dibujando una amplia sonrisa entre los sonrosados labios, cuadrado militarmente en mitad del atrio de la iglesia esperaba a ‘La Nuñe’ y le decía que cuidara al muchacho.

-“Se va a perdé y no va aprendé ná”.
En realidad, ya para el nobel acordeonero, el estudio constituía un viacrucis, ya que éste estaba intrínsecamente ligado a su artística debilidad, el acordeón. Ese entorno psicológico y ese devorante dualismo entre el arte y el estudio, hacía de sus vivencias no una aventura, menos una faena ten su tránsito existencial, todo lo contrario:

integraba su ideario de vida, de ilusiones de proyección hacia soñadas y positivas metas progresistas, y ese eterno confluir de emociones, esa dramaturgia laberíntica; por fin había encontrado en el acordeón, la piedra filosofal de su razón de vida, la razón de desinflar ese cúmulo de sensaciones, de amores inconfesados y de frenéticos y alocados recuerdos de la mimosa lumbre campesina.

Lo marcaron las parrandas

Con el trasegar por el entorno de su tierra querida las parrandas se hicieron interminables con la perennidad que tienen las cosas buenas en el tiempo y en el espacio para la memoria colectiva de los pueblos; de esas gentes eternizadas en sus costumbres, que aman, viven y sueñan mientras devoran un pedazo de luna pobre.

Cuando a Norberto, su hermano lo Invitaban a una parranda, Israel lo seguía, convirtiéndose en su ángel tutelar; y cuando se daban los consabidos descansos y los avinagrados contertulios caían en un calamitoso estado de somnolencia, Israel tímidamente tomaba el acordeón, y apretujándoselo entre el pecho, comenzaba a sacarle la melodía, la fuerza de la herencia llamaba a sus instintos musicales, aflorando como una planta al recibir los nutrientes de la madre tierra.

Al Norberto Romero, ser invitado a realizar las pruebas en Medellín con el fin de grabar un disco, le comentó a Juan Carlos ‘Cao’ Mendoza, que pensaba llevarse a Israel con el propósito de que grabara un sencillo para la casa Codiscos. Al final se lo llevó y cuando los directivos de la empresa discográfica le hicieron las pruebas y sus ojos lograron captar ese singular y armonioso digitar, ese malabarismo sollozar de notas, quedaron petrificados y maravillados. Entonces le dijeron que trajera un cantante para grabar un disco de larga duración de esa época, año 1975.

De esta manera graba acompañado en la voz de Daniel Celedón Orsini, y de esos floridos tiempos son las canciones: ‘Amanecemos parrandeando’ y ‘Versos del alma’, verdaderos sucesos discográficos.

Después de haber superado esa etapa artística y juvenil cuando el mundo despierta en su evolución absoluta en plena era de las sofisticadas computadoras, los grandes descubrimientos, la galopante carrera armamentista que deshumaniza al humilde pensador y el siniestro y apocalíptico hongo nuclear, nos condena a vivir soportando sobre nuestras cabezas la eterna espada de Damocles, Estados Unidos, teniendo como aliado a las computadoras, distingue a Israel Romero Ospino como el mejor acordeonero del mundo.

Israel, el famoso ‘Pollo Irra’, siempre ha conservado su timidez, una timidez artística, fruto de su inmaculada religiosidad. Se considera un perfeccionista innato, su estilo es original, creativo, recursivo, elegante, con esa sofisticada picardía y ese aureolado fuego afrocaribeño, en esa perfectísima euritmia de encantos y uniformes sonidos delirantes jacarandosos.

Dentro de su timidez conserva una enorme solidaridad hacia sus colegas; siente admiración por ese otro monstruo del acordeón, Alfredo Gutiérrez Vital, por su perseverancia dentro del medio artístico vallenato.

Israel, en cada interpretación brinda la conquista de un amor, las ilusiones y las necesidades del cándido enamorado, que recuerda en cada nota al amigo de sus primeros juegos infantiles; esas cosmogonías de un nuevo ser, de un hombre inolvidable y trascendental para una música constituida en razón de ser vivencias y opinión de sus reverentes e incondicionales adoradores.

Este importante acordeonero terminó sus estudios de bachillerato en el Colegio Santo Tomás, viajó a la ciudad de Barranquilla a concluir sus estudios universitarios donde contrajo matrimonio con Esperanza Lafaurie y de cuya unión nacieron tres hijos: Israel David, y las mellas July y Sindy.

Años dorados

El Binomio de Oro sigue innovando y “dando buenos ejemplos” en el vallenato, uno de los grupos musicales más grande de Colombia y de América Latina.

El 16 de junio de 1976 nace el: Binomio de Oro, el primero de octubre de 1981 hizo su primer concierto en el Madison Square Garden; el 1 de diciembre de 1998 Israel Romero Ospino es elegido “El mejor acordeonero del mundo”; el 11 de junio de 1992 muere su cantante estrella Rafael Orozco Maestre en la ciudad de Barranquilla; en septiembre de 1993 se lanza el nuevo Binomio de Oro de América; en octubre de 1996 el Binomio de Oro recibe doble disco de platino, y hasta ahora sigue con sus tendencias musicales y proyectándose ante el mundo, algo que está dentro de sus características. Esa es tal vez una de las razones más fuertes para el triunfo de Israel Romero Ospino, en su larga vida musical.

Por Hermes Francisco Daza

 

 

Farándula
15 septiembre, 2016

Israel Romero Ospino, perfeccionista innato

Desde hace 16 años Israel Romero Ospino oficia como presidente del Festival Cuna de Acordeones de Villanueva, La Guajira, certamen que este año homenajeará al cantante Silvestre Dangond.


Israel Romero Ospino, ‘El Pollo Irra’.
Israel Romero Ospino, ‘El Pollo Irra’.

Desde hace 16 años Israel Romero Ospino oficia como presidente del Festival Cuna de Acordeones de Villanueva, La Guajira, certamen que este año homenajeará al cantante Silvestre Dangond.

La vida musical de Israel Romero ha sido exitosa debido a su empeño y dedicación. Este hijo de Escolástico Romero y Ana Antonia Ospino, ‘La Nuñe’, quinto entre nueve hermanos, empezó a los12 años cuando sus dedos sacaron las primeras notas de un acordeón y desde su paso peregrino por las aulas del Colegio Santo Tomás, todos lo recuerdan como un muchacho jovial, tímido, de espíritu sociable y de una enorme capacidad solidaria.
Muy temprano se despertó en él una desmesurada admiración por los sagrados motivos religiosos, hasta el punto que de por sí, su presencia en la iglesia se adivinaba consuetudinaria.

De esta manera viéndolo tan devoto y entregado a la acústica sagrada, el padre Armando Napoleón Becerra, lo hizo acólito. En varias ocasiones cuando al carismático sacerdote le decían que veían a Israel tocando el acordeón donde la vieja ‘Pola’ o donde Silvia Saurith, al día siguiente, dibujando una amplia sonrisa entre los sonrosados labios, cuadrado militarmente en mitad del atrio de la iglesia esperaba a ‘La Nuñe’ y le decía que cuidara al muchacho.

-“Se va a perdé y no va aprendé ná”.
En realidad, ya para el nobel acordeonero, el estudio constituía un viacrucis, ya que éste estaba intrínsecamente ligado a su artística debilidad, el acordeón. Ese entorno psicológico y ese devorante dualismo entre el arte y el estudio, hacía de sus vivencias no una aventura, menos una faena ten su tránsito existencial, todo lo contrario:

integraba su ideario de vida, de ilusiones de proyección hacia soñadas y positivas metas progresistas, y ese eterno confluir de emociones, esa dramaturgia laberíntica; por fin había encontrado en el acordeón, la piedra filosofal de su razón de vida, la razón de desinflar ese cúmulo de sensaciones, de amores inconfesados y de frenéticos y alocados recuerdos de la mimosa lumbre campesina.

Lo marcaron las parrandas

Con el trasegar por el entorno de su tierra querida las parrandas se hicieron interminables con la perennidad que tienen las cosas buenas en el tiempo y en el espacio para la memoria colectiva de los pueblos; de esas gentes eternizadas en sus costumbres, que aman, viven y sueñan mientras devoran un pedazo de luna pobre.

Cuando a Norberto, su hermano lo Invitaban a una parranda, Israel lo seguía, convirtiéndose en su ángel tutelar; y cuando se daban los consabidos descansos y los avinagrados contertulios caían en un calamitoso estado de somnolencia, Israel tímidamente tomaba el acordeón, y apretujándoselo entre el pecho, comenzaba a sacarle la melodía, la fuerza de la herencia llamaba a sus instintos musicales, aflorando como una planta al recibir los nutrientes de la madre tierra.

Al Norberto Romero, ser invitado a realizar las pruebas en Medellín con el fin de grabar un disco, le comentó a Juan Carlos ‘Cao’ Mendoza, que pensaba llevarse a Israel con el propósito de que grabara un sencillo para la casa Codiscos. Al final se lo llevó y cuando los directivos de la empresa discográfica le hicieron las pruebas y sus ojos lograron captar ese singular y armonioso digitar, ese malabarismo sollozar de notas, quedaron petrificados y maravillados. Entonces le dijeron que trajera un cantante para grabar un disco de larga duración de esa época, año 1975.

De esta manera graba acompañado en la voz de Daniel Celedón Orsini, y de esos floridos tiempos son las canciones: ‘Amanecemos parrandeando’ y ‘Versos del alma’, verdaderos sucesos discográficos.

Después de haber superado esa etapa artística y juvenil cuando el mundo despierta en su evolución absoluta en plena era de las sofisticadas computadoras, los grandes descubrimientos, la galopante carrera armamentista que deshumaniza al humilde pensador y el siniestro y apocalíptico hongo nuclear, nos condena a vivir soportando sobre nuestras cabezas la eterna espada de Damocles, Estados Unidos, teniendo como aliado a las computadoras, distingue a Israel Romero Ospino como el mejor acordeonero del mundo.

Israel, el famoso ‘Pollo Irra’, siempre ha conservado su timidez, una timidez artística, fruto de su inmaculada religiosidad. Se considera un perfeccionista innato, su estilo es original, creativo, recursivo, elegante, con esa sofisticada picardía y ese aureolado fuego afrocaribeño, en esa perfectísima euritmia de encantos y uniformes sonidos delirantes jacarandosos.

Dentro de su timidez conserva una enorme solidaridad hacia sus colegas; siente admiración por ese otro monstruo del acordeón, Alfredo Gutiérrez Vital, por su perseverancia dentro del medio artístico vallenato.

Israel, en cada interpretación brinda la conquista de un amor, las ilusiones y las necesidades del cándido enamorado, que recuerda en cada nota al amigo de sus primeros juegos infantiles; esas cosmogonías de un nuevo ser, de un hombre inolvidable y trascendental para una música constituida en razón de ser vivencias y opinión de sus reverentes e incondicionales adoradores.

Este importante acordeonero terminó sus estudios de bachillerato en el Colegio Santo Tomás, viajó a la ciudad de Barranquilla a concluir sus estudios universitarios donde contrajo matrimonio con Esperanza Lafaurie y de cuya unión nacieron tres hijos: Israel David, y las mellas July y Sindy.

Años dorados

El Binomio de Oro sigue innovando y “dando buenos ejemplos” en el vallenato, uno de los grupos musicales más grande de Colombia y de América Latina.

El 16 de junio de 1976 nace el: Binomio de Oro, el primero de octubre de 1981 hizo su primer concierto en el Madison Square Garden; el 1 de diciembre de 1998 Israel Romero Ospino es elegido “El mejor acordeonero del mundo”; el 11 de junio de 1992 muere su cantante estrella Rafael Orozco Maestre en la ciudad de Barranquilla; en septiembre de 1993 se lanza el nuevo Binomio de Oro de América; en octubre de 1996 el Binomio de Oro recibe doble disco de platino, y hasta ahora sigue con sus tendencias musicales y proyectándose ante el mundo, algo que está dentro de sus características. Esa es tal vez una de las razones más fuertes para el triunfo de Israel Romero Ospino, en su larga vida musical.

Por Hermes Francisco Daza