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Columnista - 2 octubre, 2014

Voto obligatorio, ¿deber o derecho?

Esta es la definición que se debe dar antes de abordar esta discusión, la democracia no puede funcionar por decreto. Solo 22 países del mundo obligan a votar, (±10%), cuatro de Europa y diez de América Latina, cuyas democracias están en construcción, el resto son países de África. En el caso concreto de Colombia donde […]

Esta es la definición que se debe dar antes de abordar esta discusión, la democracia no puede funcionar por decreto. Solo 22 países del mundo obligan a votar, (±10%), cuatro de Europa y diez de América Latina, cuyas democracias están en construcción, el resto son países de África. En el caso concreto de Colombia donde votar no entusiasma, la abstención supera el 50%, antes que obligar a votar, habría que preguntar por qué no lo hacen. Por lo general, uno vota es con una intención de esperanza acerca de que el cambio a producirse en la representación escogida pueda llenar las expectativas que tenemos de progreso y satisfacción. Si la gente no quiere votar es porque ha concluido que no vale la pena, la abulia se apodera de ella, convencida de que todo seguirá igual o peor. El voto en Colombia, piensan, solo sirve para posicionar personas y no para hacer patria. Me parece que los promotores de la idea están buscando la fiebre en las cobijas. Algo que no ha valorado el gobierno en esta iniciativa, es el efecto bumerán que podría tener; por lo general, el abstencionista es consciente de su conducta y cuando salga a votar podrían darse cambios no esperados: o escoger a los verdaderos elegibles o desterrar a los pillos de la política, para siempre; esta podría ser la venganza del abstencionista Eso sí, esto ayudaría a cualificar el voto.
Otra iniciativa oficial es la del tribunal para el juzgamiento de aforados que no le veo claridad ni idoneidad; en su escogencia participarían los mismos actores pero de diferente manera; a la larga es la misma telaraña para atrapar incautos. Creo que lo más sencillo y práctico es que este tribunal sea una verdadera corte de sierre para los aforados, incluido el presidente de la república, elegida por el voto ciudadano, fijadas unas condiciones jurídicas y éticas medidas por sus antecedentes. La mecánica de funcionamiento la señalaría la misma ley. Los integrantes de esta Corte, a su vez, serían investigados por la Fiscalía y juzgados por la Corte Suprema, además, en lo disciplinario y lo fiscal, por la Procuraduría y la Contraloría. A la justicia hay que ponerle sierres precisos. Así de sencillo.
Es curioso, cada vez que el ex presidente Uribe señala a alguien, sea institución o persona, de ser auxiliares de la guerrilla, enseguida vienen las amenazas de muerte. Jamás creeré que Claudia López sea fariana. ¿Será que el uribismo combina todas las formas de lucha?
nadarpe@gmail.com

Columnista
2 octubre, 2014

Voto obligatorio, ¿deber o derecho?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Esta es la definición que se debe dar antes de abordar esta discusión, la democracia no puede funcionar por decreto. Solo 22 países del mundo obligan a votar, (±10%), cuatro de Europa y diez de América Latina, cuyas democracias están en construcción, el resto son países de África. En el caso concreto de Colombia donde […]


Esta es la definición que se debe dar antes de abordar esta discusión, la democracia no puede funcionar por decreto. Solo 22 países del mundo obligan a votar, (±10%), cuatro de Europa y diez de América Latina, cuyas democracias están en construcción, el resto son países de África. En el caso concreto de Colombia donde votar no entusiasma, la abstención supera el 50%, antes que obligar a votar, habría que preguntar por qué no lo hacen. Por lo general, uno vota es con una intención de esperanza acerca de que el cambio a producirse en la representación escogida pueda llenar las expectativas que tenemos de progreso y satisfacción. Si la gente no quiere votar es porque ha concluido que no vale la pena, la abulia se apodera de ella, convencida de que todo seguirá igual o peor. El voto en Colombia, piensan, solo sirve para posicionar personas y no para hacer patria. Me parece que los promotores de la idea están buscando la fiebre en las cobijas. Algo que no ha valorado el gobierno en esta iniciativa, es el efecto bumerán que podría tener; por lo general, el abstencionista es consciente de su conducta y cuando salga a votar podrían darse cambios no esperados: o escoger a los verdaderos elegibles o desterrar a los pillos de la política, para siempre; esta podría ser la venganza del abstencionista Eso sí, esto ayudaría a cualificar el voto.
Otra iniciativa oficial es la del tribunal para el juzgamiento de aforados que no le veo claridad ni idoneidad; en su escogencia participarían los mismos actores pero de diferente manera; a la larga es la misma telaraña para atrapar incautos. Creo que lo más sencillo y práctico es que este tribunal sea una verdadera corte de sierre para los aforados, incluido el presidente de la república, elegida por el voto ciudadano, fijadas unas condiciones jurídicas y éticas medidas por sus antecedentes. La mecánica de funcionamiento la señalaría la misma ley. Los integrantes de esta Corte, a su vez, serían investigados por la Fiscalía y juzgados por la Corte Suprema, además, en lo disciplinario y lo fiscal, por la Procuraduría y la Contraloría. A la justicia hay que ponerle sierres precisos. Así de sencillo.
Es curioso, cada vez que el ex presidente Uribe señala a alguien, sea institución o persona, de ser auxiliares de la guerrilla, enseguida vienen las amenazas de muerte. Jamás creeré que Claudia López sea fariana. ¿Será que el uribismo combina todas las formas de lucha?
nadarpe@gmail.com