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Columnista - 9 marzo, 2015

¡Usted no sabe quién soy yo!

Definitivamente, en vez de “Libertad y Orden”, el lema que debe ir en el Escudo Nacional es: “Usted no sabe quién soy yo”. Una frase que muchos colombianos mal educados usan para hacerse respetar y resolver problemas, máxime cuando pretenden resaltar, de la forma más baja, su privilegiado origen, estrato o condición social, política o […]

Definitivamente, en vez de “Libertad y Orden”, el lema que debe ir en el Escudo Nacional es: “Usted no sabe quién soy yo”. Una frase que muchos colombianos mal educados usan para hacerse respetar y resolver problemas, máxime cuando pretenden resaltar, de la forma más baja, su privilegiado origen, estrato o condición social, política o económica, con el ánimo de “humillar” a la contraparte. Ya son habituales este tipo de incidentes en las noticias, recientemente lo habían hecho: el senador Merlano; el ex concejal de Chía, borracho; el hijo del Presidente de la Corte, sorprendido en una camioneta blindada de amores con su novia. Esta semana, el turno fue para Nicolás Gaviria, sobrino del ex presidente Cesar Gaviria, al protagonizar un bochornoso escándalo en Bogotá y agredir física y verbalmente a un grupo policías que lo detuvieron, tras ser expulsado de un bar.

“¿Sabe qué? Usted es un policía de mierda que llegó hasta quinto de primaria, yo soy sobrino del ex presidente Gaviria y que, por enésima vez le digo, usted no sabe quién soy, pégueme HP pero pégueme, a ver si es tan machito”, además de insultar y amenazar a los uniformados, los golpea en el pecho. No conforme, cierra el espectáculo con esta perla: “Lo voy a hacer trasladar para el Choco” otro estigma que se ha vuelto una constante, relacionar a este departamento con todo lo malo, lo feo y lo mal oliente de Colombia, como hizo, en su momento, el diputado Rodrigo Mesa en Antioquia, quien afirmó que “invertir dinero en el Chocó es como echarle perfume a un bollo” en un claro acto de segregación racial e irrespeto por los habitantes de este encantador territorio, que de lo único que padece es del olvido de las clases gobernantes, centralistas y elitistas, que lo han marginado, robándole sus recursos y brindándole una histórica y total desatención.

La descomposición social está en sus niveles más altos, hay una generación que no respeta la autoridad y cree que todo se lo merece, menosprecian desde sus padres hasta quien se les atraviese en el camino, en el colegio, en la universidad, en el trasporte público, etc. Y no es exclusivo de los estratos altos, como algunos quieren hacer ver, propio de los hijos de papi y mami. Así como hay Tomases Jaramillo que estudiaron en el Nueva Granada y desfalcan a incautos de la forma más miserable, como en el caso Interbolsa; también hay muchachos en el distrito de Aguablanca en Cali o en las comunas de Medellín, sin ninguna clase de educación y también se enfrentan a la policía.

El irrespeto a la autoridad, es un problema de fondo y no de forma, vivimos en una sociedad individualista que no acata ningún tipo de ley, un país sometido por la corrupción de sus políticos y magistrados, por la ignorancia y el arribismo que generan todo tipo de violencia; desde el Presidente de la más alta Corte, vinculado con escándalos de soborno, hasta el guardián de una cárcel que sucumbe ante dádivas; de esta cadena también hacen parte, imbéciles como Nicolás Gaviria, que aspiran resolver todo con la célebre expresión: “No sabe con quién se metió”. Ahí radica el principal problema de Colombia, la ausencia de valores. Y así, es muy complicado que llegue la paz. @JACOBOSOLANOC

Columnista
9 marzo, 2015

¡Usted no sabe quién soy yo!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Definitivamente, en vez de “Libertad y Orden”, el lema que debe ir en el Escudo Nacional es: “Usted no sabe quién soy yo”. Una frase que muchos colombianos mal educados usan para hacerse respetar y resolver problemas, máxime cuando pretenden resaltar, de la forma más baja, su privilegiado origen, estrato o condición social, política o […]


Definitivamente, en vez de “Libertad y Orden”, el lema que debe ir en el Escudo Nacional es: “Usted no sabe quién soy yo”. Una frase que muchos colombianos mal educados usan para hacerse respetar y resolver problemas, máxime cuando pretenden resaltar, de la forma más baja, su privilegiado origen, estrato o condición social, política o económica, con el ánimo de “humillar” a la contraparte. Ya son habituales este tipo de incidentes en las noticias, recientemente lo habían hecho: el senador Merlano; el ex concejal de Chía, borracho; el hijo del Presidente de la Corte, sorprendido en una camioneta blindada de amores con su novia. Esta semana, el turno fue para Nicolás Gaviria, sobrino del ex presidente Cesar Gaviria, al protagonizar un bochornoso escándalo en Bogotá y agredir física y verbalmente a un grupo policías que lo detuvieron, tras ser expulsado de un bar.

“¿Sabe qué? Usted es un policía de mierda que llegó hasta quinto de primaria, yo soy sobrino del ex presidente Gaviria y que, por enésima vez le digo, usted no sabe quién soy, pégueme HP pero pégueme, a ver si es tan machito”, además de insultar y amenazar a los uniformados, los golpea en el pecho. No conforme, cierra el espectáculo con esta perla: “Lo voy a hacer trasladar para el Choco” otro estigma que se ha vuelto una constante, relacionar a este departamento con todo lo malo, lo feo y lo mal oliente de Colombia, como hizo, en su momento, el diputado Rodrigo Mesa en Antioquia, quien afirmó que “invertir dinero en el Chocó es como echarle perfume a un bollo” en un claro acto de segregación racial e irrespeto por los habitantes de este encantador territorio, que de lo único que padece es del olvido de las clases gobernantes, centralistas y elitistas, que lo han marginado, robándole sus recursos y brindándole una histórica y total desatención.

La descomposición social está en sus niveles más altos, hay una generación que no respeta la autoridad y cree que todo se lo merece, menosprecian desde sus padres hasta quien se les atraviese en el camino, en el colegio, en la universidad, en el trasporte público, etc. Y no es exclusivo de los estratos altos, como algunos quieren hacer ver, propio de los hijos de papi y mami. Así como hay Tomases Jaramillo que estudiaron en el Nueva Granada y desfalcan a incautos de la forma más miserable, como en el caso Interbolsa; también hay muchachos en el distrito de Aguablanca en Cali o en las comunas de Medellín, sin ninguna clase de educación y también se enfrentan a la policía.

El irrespeto a la autoridad, es un problema de fondo y no de forma, vivimos en una sociedad individualista que no acata ningún tipo de ley, un país sometido por la corrupción de sus políticos y magistrados, por la ignorancia y el arribismo que generan todo tipo de violencia; desde el Presidente de la más alta Corte, vinculado con escándalos de soborno, hasta el guardián de una cárcel que sucumbe ante dádivas; de esta cadena también hacen parte, imbéciles como Nicolás Gaviria, que aspiran resolver todo con la célebre expresión: “No sabe con quién se metió”. Ahí radica el principal problema de Colombia, la ausencia de valores. Y así, es muy complicado que llegue la paz. @JACOBOSOLANOC