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Columnista - 31 octubre, 2014

Una peligrosa tradición

“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento”. Oseas 4,6 Hay ocasiones en las que, por su importancia, el tema a tratar es casi que obligado, como hoy: Halloween es un día de fiesta disfrazado y si le quitamos la máscara encontraremos cosas difíciles de creer en cuanto a una diversión sana se refiere, esto […]

“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento”. Oseas 4,6

Hay ocasiones en las que, por su importancia, el tema a tratar es casi que obligado, como hoy: Halloween es un día de fiesta disfrazado y si le quitamos la máscara encontraremos cosas difíciles de creer en cuanto a una diversión sana se refiere, esto es lo que Satanás nos ha querido hacer creer, ya que él es padre de mentira y ha logrado engañar a la gente con el verdadero sentido de su celebración.
Esta es una época de diversión ya que el sistema del mundo nos lo ha hecho creer así; se presta para gozar, disfrutar de una fiesta de amigos, participar en concurso de disfraces, es la oportunidad de convertirse en brujas, fantasmas, pitufos, duendes, aunque sea por una noche de oportunidad única en todo el año, para tocar las puertas de personas desconocidas y pedirles dulces y frutas.
Los más audaces visitan casas encantadas, otros ven películas de terror y otros inclusive visitan a media noche cementerios o reuniones espiritistas con la intención de contactar con los espíritus de los muertos. Los colegios, empresas y oficinas son los grandes promotores, incluso dan más énfasis a esta celebración que a la recordación de la Semana Santa. Los comerciantes aprovechan esta fecha para lanzar al mercado ofertas de confites con mensajes alusivos al ocultismo.
Las películas que pasan son de terror. Muchos afirman que es ciencia ficción, pero algunos de ellos contratan satanistas para que les ayuden a reproducir auténticamente los ritos, ceremonias, maldiciones, sacrificios, que se muestran en estas películas. El fruto de todo esto se ve reflejado en el comportamiento de algunos adolescentes que han cometido crímenes en conexión con el satanismo, o el alto índice de suicidios entre jóvenes que tenemos en nuestra región.
Halloween tiene otros aspectos negativos además de su trasfondo pagano en la brujería y su énfasis en el diablo y la oscuridad. Hay vándalos a quienes les interesa más el cometer fechorías que el recibir golosinas. Algún delincuente puede repartir dulces envenenados o golosinas con sustancias dañinas. Esos vínculos con el mal no sugieren que cualquier padre o madre que permite las celebraciones de Halloween esté colaborando con el mal. Pero sería muy difícil encontrarle a Halloween alguna virtud positiva. Su simbolismo incluye demonios, fantasmas, muerte, tinieblas, esqueletos, miedo y terror.
Todo lo relacionado con el día de las brujas es afín con un mundo escondido de oscuridad, muerte y temor en alguna forma. El temor es un opresor y Dios quiere que el oprimido sea libre. Una vida sin temor debe ser la marca de un verdadero discípulo de Jesús, no debemos temer a ningún otro dios. Las consecuencias que representa el Halloween para los niños en daños físicos, no se comparan con los daños espirituales.
Halloween no es una actividad cristiana. Ninguna iglesia de denominación cristiana celebra esta fecha, ni católicos, ni protestantes ni anglicanos, celebramos y nunca celebraremos una noche dedicada a la exaltación de la brujería en ninguna de sus formas. Va contra las enseñanzas de Jesús.
Amados lectores, Jesús dijo: “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos”. ¡Celebremos hoy el día de los niños, con ellos y para ellos!
Saludos y muchas bendiciones…

Columnista
31 octubre, 2014

Una peligrosa tradición

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento”. Oseas 4,6 Hay ocasiones en las que, por su importancia, el tema a tratar es casi que obligado, como hoy: Halloween es un día de fiesta disfrazado y si le quitamos la máscara encontraremos cosas difíciles de creer en cuanto a una diversión sana se refiere, esto […]


“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento”. Oseas 4,6

Hay ocasiones en las que, por su importancia, el tema a tratar es casi que obligado, como hoy: Halloween es un día de fiesta disfrazado y si le quitamos la máscara encontraremos cosas difíciles de creer en cuanto a una diversión sana se refiere, esto es lo que Satanás nos ha querido hacer creer, ya que él es padre de mentira y ha logrado engañar a la gente con el verdadero sentido de su celebración.
Esta es una época de diversión ya que el sistema del mundo nos lo ha hecho creer así; se presta para gozar, disfrutar de una fiesta de amigos, participar en concurso de disfraces, es la oportunidad de convertirse en brujas, fantasmas, pitufos, duendes, aunque sea por una noche de oportunidad única en todo el año, para tocar las puertas de personas desconocidas y pedirles dulces y frutas.
Los más audaces visitan casas encantadas, otros ven películas de terror y otros inclusive visitan a media noche cementerios o reuniones espiritistas con la intención de contactar con los espíritus de los muertos. Los colegios, empresas y oficinas son los grandes promotores, incluso dan más énfasis a esta celebración que a la recordación de la Semana Santa. Los comerciantes aprovechan esta fecha para lanzar al mercado ofertas de confites con mensajes alusivos al ocultismo.
Las películas que pasan son de terror. Muchos afirman que es ciencia ficción, pero algunos de ellos contratan satanistas para que les ayuden a reproducir auténticamente los ritos, ceremonias, maldiciones, sacrificios, que se muestran en estas películas. El fruto de todo esto se ve reflejado en el comportamiento de algunos adolescentes que han cometido crímenes en conexión con el satanismo, o el alto índice de suicidios entre jóvenes que tenemos en nuestra región.
Halloween tiene otros aspectos negativos además de su trasfondo pagano en la brujería y su énfasis en el diablo y la oscuridad. Hay vándalos a quienes les interesa más el cometer fechorías que el recibir golosinas. Algún delincuente puede repartir dulces envenenados o golosinas con sustancias dañinas. Esos vínculos con el mal no sugieren que cualquier padre o madre que permite las celebraciones de Halloween esté colaborando con el mal. Pero sería muy difícil encontrarle a Halloween alguna virtud positiva. Su simbolismo incluye demonios, fantasmas, muerte, tinieblas, esqueletos, miedo y terror.
Todo lo relacionado con el día de las brujas es afín con un mundo escondido de oscuridad, muerte y temor en alguna forma. El temor es un opresor y Dios quiere que el oprimido sea libre. Una vida sin temor debe ser la marca de un verdadero discípulo de Jesús, no debemos temer a ningún otro dios. Las consecuencias que representa el Halloween para los niños en daños físicos, no se comparan con los daños espirituales.
Halloween no es una actividad cristiana. Ninguna iglesia de denominación cristiana celebra esta fecha, ni católicos, ni protestantes ni anglicanos, celebramos y nunca celebraremos una noche dedicada a la exaltación de la brujería en ninguna de sus formas. Va contra las enseñanzas de Jesús.
Amados lectores, Jesús dijo: “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos”. ¡Celebremos hoy el día de los niños, con ellos y para ellos!
Saludos y muchas bendiciones…