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Columnista - 13 diciembre, 2014

Una buena producción, un buen acordeonero

Luego de dos semanas de escuchar concienzuda e imparcialmente, con fanáticos, seguidores y también con detractores, y charlar con conocedores del folclor, puedo expresar un concepto justo en torno a la más reciente producción del artista Silvestre Dangond, llegando a la conclusión de que tiene canciones para todos los gustos y edades, vallenato clásico, moderno […]

Luego de dos semanas de escuchar concienzuda e imparcialmente, con fanáticos, seguidores y también con detractores, y charlar con conocedores del folclor, puedo expresar un concepto justo en torno a la más reciente producción del artista Silvestre Dangond, llegando a la conclusión de que tiene canciones para todos los gustos y edades, vallenato clásico, moderno y melodías con acordeón para el mercado internacional (a las que no podemos encasillar en el género, porque en realidad no lo son).

Es un buen producto, buenos temas, buena voz, excelente sonido, buenos arreglos y muy buena acordeón por parte del novel digitador Lucas Dangond e indudablemente la del artista invitado Alvarito López (que gran acordeonero). Me pareció meritorio, justo y oportuno que se le haya grabado un tema de altísima calidad al maestro Sergio Moya, una canción espectacular, hermosa melodía y una letra de antología, a la cual Silvestre le imprimió el sentimiento y el dejo sentimental, que merecía. El hombre en verdad sabe cantar.

Esto demuestra que los compositores clásicos no han perdido la musa y aun tienen buen material para ser llevado a los estudios de grabación, lo que está ocurriendo es que no los tienen en cuenta, con el éxito de la canción ‘La Vida’ grabada por el monstruo Diomedes Díaz, de la autoría de Marciano Martínez, queda confirmado que los artistas nuevos deben seleccionar temas de compositores “viejos” que aun mantengan su inspiración.

Silvestre reúne las cualidades artísticas para seguir “invicto”, es un artista que creció bajo la influencia de cantantes de talla, como su padrino Jorge Oñate, ‘Poncho’ Zuleta y su mismo papá William Dangond, que en su momento hizo sus pininos en el folclor vallenato, además de eso, es nativo de La Guajira, donde las anécdotas y el talento humano, brotan como manantiales por todo el territorio y la hacen una región única, de mucha poesía e inspiración.
Su cercanía con Fabián Corrales también es pieza clave en su formación musical, por eso su dominio de ambas escuelas: La clásica y la moderna, cualidad que pocos artistas reúnen. Por su parte, Lucas Dangond es un acordeonero joven, que demostró sus capacidades ejecutando diestramente el instrumento, sin afanes, sin arrebatos y con una nota acentuada y nítida, y como lo manifestó mi amigo ‘Tito’ Fuscaldo, con quien tuve el placer de sentarme a escuchar la producción por primera vez: “…El muchacho tiene casta, porque muy a pesar de estar criado en una ambiente de nueva ola, supo ejecutar su acordeón de tal forma que no fue excesivamente moderno, pero tampoco rayó en lo clásico, trató de buscar su propio estilo y lo logró…”. Estoy totalmente de acuerdo con este amigo de vieja data, paisano de Silvestre y gran conocedor del folclor vallenato por su condición de folclorista y parrandero insigne, porque en realidad Lucas logró un verdadero equilibrio en el sonido de su acordeón, sin encasillarse en un solo estilo y así logrando la senda de uno propio.
Lo que si queda claro es que Silvestre nuevamente colmó las expectativas, es un artista en ascenso indudablemente, felicito a toda la agrupación, a su jefe de prensa Sergio López, al equipo de producción, a mi amigo Carlos Huertas Jr. (un productor de lujo) a Camilo Daza y su gran estudio: La Caja de Música, pero muy especial y sinceramente al promotor de todo esto, su manager Carlos Bloom.

Columnista
13 diciembre, 2014

Una buena producción, un buen acordeonero

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

Luego de dos semanas de escuchar concienzuda e imparcialmente, con fanáticos, seguidores y también con detractores, y charlar con conocedores del folclor, puedo expresar un concepto justo en torno a la más reciente producción del artista Silvestre Dangond, llegando a la conclusión de que tiene canciones para todos los gustos y edades, vallenato clásico, moderno […]


Luego de dos semanas de escuchar concienzuda e imparcialmente, con fanáticos, seguidores y también con detractores, y charlar con conocedores del folclor, puedo expresar un concepto justo en torno a la más reciente producción del artista Silvestre Dangond, llegando a la conclusión de que tiene canciones para todos los gustos y edades, vallenato clásico, moderno y melodías con acordeón para el mercado internacional (a las que no podemos encasillar en el género, porque en realidad no lo son).

Es un buen producto, buenos temas, buena voz, excelente sonido, buenos arreglos y muy buena acordeón por parte del novel digitador Lucas Dangond e indudablemente la del artista invitado Alvarito López (que gran acordeonero). Me pareció meritorio, justo y oportuno que se le haya grabado un tema de altísima calidad al maestro Sergio Moya, una canción espectacular, hermosa melodía y una letra de antología, a la cual Silvestre le imprimió el sentimiento y el dejo sentimental, que merecía. El hombre en verdad sabe cantar.

Esto demuestra que los compositores clásicos no han perdido la musa y aun tienen buen material para ser llevado a los estudios de grabación, lo que está ocurriendo es que no los tienen en cuenta, con el éxito de la canción ‘La Vida’ grabada por el monstruo Diomedes Díaz, de la autoría de Marciano Martínez, queda confirmado que los artistas nuevos deben seleccionar temas de compositores “viejos” que aun mantengan su inspiración.

Silvestre reúne las cualidades artísticas para seguir “invicto”, es un artista que creció bajo la influencia de cantantes de talla, como su padrino Jorge Oñate, ‘Poncho’ Zuleta y su mismo papá William Dangond, que en su momento hizo sus pininos en el folclor vallenato, además de eso, es nativo de La Guajira, donde las anécdotas y el talento humano, brotan como manantiales por todo el territorio y la hacen una región única, de mucha poesía e inspiración.
Su cercanía con Fabián Corrales también es pieza clave en su formación musical, por eso su dominio de ambas escuelas: La clásica y la moderna, cualidad que pocos artistas reúnen. Por su parte, Lucas Dangond es un acordeonero joven, que demostró sus capacidades ejecutando diestramente el instrumento, sin afanes, sin arrebatos y con una nota acentuada y nítida, y como lo manifestó mi amigo ‘Tito’ Fuscaldo, con quien tuve el placer de sentarme a escuchar la producción por primera vez: “…El muchacho tiene casta, porque muy a pesar de estar criado en una ambiente de nueva ola, supo ejecutar su acordeón de tal forma que no fue excesivamente moderno, pero tampoco rayó en lo clásico, trató de buscar su propio estilo y lo logró…”. Estoy totalmente de acuerdo con este amigo de vieja data, paisano de Silvestre y gran conocedor del folclor vallenato por su condición de folclorista y parrandero insigne, porque en realidad Lucas logró un verdadero equilibrio en el sonido de su acordeón, sin encasillarse en un solo estilo y así logrando la senda de uno propio.
Lo que si queda claro es que Silvestre nuevamente colmó las expectativas, es un artista en ascenso indudablemente, felicito a toda la agrupación, a su jefe de prensa Sergio López, al equipo de producción, a mi amigo Carlos Huertas Jr. (un productor de lujo) a Camilo Daza y su gran estudio: La Caja de Música, pero muy especial y sinceramente al promotor de todo esto, su manager Carlos Bloom.