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Columnista - 30 octubre, 2014

¿Qué está pasando con las obras de la gobernación?

Afortunadamente para el gobernador Luis Alberto Monsalvo, lo evalúan tomando como referencia la tenue gestión del doctor Cristian Moreno Panezo, sin que quiera decir que por exceso de planeación, timidez para contratar o equivocada estrategia con los medios de comunicación de su antecesor, desde el gobierno departamental se estén haciendo las cosas bien. Claro que […]

Afortunadamente para el gobernador Luis Alberto Monsalvo, lo evalúan tomando como referencia la tenue gestión del doctor Cristian Moreno Panezo, sin que quiera decir que por exceso de planeación, timidez para contratar o equivocada estrategia con los medios de comunicación de su antecesor, desde el gobierno departamental se estén haciendo las cosas bien.
Claro que cada quien está en el derecho y libertad de opinar de acuerdo a sus pasiones, miedos o expectativas económicas. Tranquilos, nuestra intención no es convencerlos, sino sembrar una actitud crítica en quienes puedan debatir libremente sobre la inversión los recursos públicos, que contrario a lo que piensan y predican algunos, no son propiedad de los funcionarios que tienen la responsabilidad de invertirlos, son de cada persona que paga un tributo o sufre las externalidades negativas a una actividad productiva, como es el caso de los habitantes del corredor minero del departamento.
Solo defiendo el axiomático principio de que la envergadura de las obras públicas no se mide por el valor del contrato ni por la cantidad de cemento que se le adicione o niegue a una edificación, como han denunciado en algunas obras del departamento, sino por el impacto social en la comunidad objetivo; no olvidemos que la inversión de recursos públicos debe mover las metas del Plan de Desarrollo en la misma proporción de su monto, contrario a esto simplemente se considera inocua y no pasará de ser un detrimento patrimonial. Léase campos de tenis, coliseo Feria Ganadera etc. etc. etc.
Pero si por los lados de los deficientes indicadores llueve, por las pruebas de resistencia no escampa. De las obras de la gobernación dicen que las que no están inconclusas sufren de una muy local epidemia bautizada coloquialmente como ‘cementoporosis’. Sus estructuras colapsan ante la evaluación. En la construcción de la sede Caribe de la Universidad Nacional la constante es la demolición de defectuosas columnas, solución: retirar la interventoría; en el nuevo estadio de fútbol, ojalá no le cambien el nombre, también hubo despido por atreverse a ver lo evidente; en El Chorro de La Paz no se ha atrevido a bañarse nadie y ya se cayó una pared; en la carretera a Pueblo Bello el porcentaje de avance de obras está atrasado, etc. etc. etc.
Tendrá el señor gobernador que revisar los criterios de priorización de las obras y poner a salvo aquellas que están dejando en entredicho su manifiesta y desinteresada intención de trabajar por el desarrollo y bienestar de los cesarenses. Utilizando métodos diferentes a las ostentosas vallas publicitarias que disfrazan de eficacia y eficiencia una obra, igualmente evitando el comité de aplausos que a sueldo escribe sesgadamente la historia de los pueblos. El gobernador tiene el liderazgo para hacerlo y lo mejor será que sensibilice directamente al pueblo sobre su verdadera obra, capaz de trascender las exitosas evaluaciones de algunos medios de comunicación, que aparte de engrandecer el ego del mandatario, no se han traducido en bienestar de las comunidades. Un abrazo.-
amaraujo3@hotmail.com
@antoniomariaA

Columnista
30 octubre, 2014

¿Qué está pasando con las obras de la gobernación?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Afortunadamente para el gobernador Luis Alberto Monsalvo, lo evalúan tomando como referencia la tenue gestión del doctor Cristian Moreno Panezo, sin que quiera decir que por exceso de planeación, timidez para contratar o equivocada estrategia con los medios de comunicación de su antecesor, desde el gobierno departamental se estén haciendo las cosas bien. Claro que […]


Afortunadamente para el gobernador Luis Alberto Monsalvo, lo evalúan tomando como referencia la tenue gestión del doctor Cristian Moreno Panezo, sin que quiera decir que por exceso de planeación, timidez para contratar o equivocada estrategia con los medios de comunicación de su antecesor, desde el gobierno departamental se estén haciendo las cosas bien.
Claro que cada quien está en el derecho y libertad de opinar de acuerdo a sus pasiones, miedos o expectativas económicas. Tranquilos, nuestra intención no es convencerlos, sino sembrar una actitud crítica en quienes puedan debatir libremente sobre la inversión los recursos públicos, que contrario a lo que piensan y predican algunos, no son propiedad de los funcionarios que tienen la responsabilidad de invertirlos, son de cada persona que paga un tributo o sufre las externalidades negativas a una actividad productiva, como es el caso de los habitantes del corredor minero del departamento.
Solo defiendo el axiomático principio de que la envergadura de las obras públicas no se mide por el valor del contrato ni por la cantidad de cemento que se le adicione o niegue a una edificación, como han denunciado en algunas obras del departamento, sino por el impacto social en la comunidad objetivo; no olvidemos que la inversión de recursos públicos debe mover las metas del Plan de Desarrollo en la misma proporción de su monto, contrario a esto simplemente se considera inocua y no pasará de ser un detrimento patrimonial. Léase campos de tenis, coliseo Feria Ganadera etc. etc. etc.
Pero si por los lados de los deficientes indicadores llueve, por las pruebas de resistencia no escampa. De las obras de la gobernación dicen que las que no están inconclusas sufren de una muy local epidemia bautizada coloquialmente como ‘cementoporosis’. Sus estructuras colapsan ante la evaluación. En la construcción de la sede Caribe de la Universidad Nacional la constante es la demolición de defectuosas columnas, solución: retirar la interventoría; en el nuevo estadio de fútbol, ojalá no le cambien el nombre, también hubo despido por atreverse a ver lo evidente; en El Chorro de La Paz no se ha atrevido a bañarse nadie y ya se cayó una pared; en la carretera a Pueblo Bello el porcentaje de avance de obras está atrasado, etc. etc. etc.
Tendrá el señor gobernador que revisar los criterios de priorización de las obras y poner a salvo aquellas que están dejando en entredicho su manifiesta y desinteresada intención de trabajar por el desarrollo y bienestar de los cesarenses. Utilizando métodos diferentes a las ostentosas vallas publicitarias que disfrazan de eficacia y eficiencia una obra, igualmente evitando el comité de aplausos que a sueldo escribe sesgadamente la historia de los pueblos. El gobernador tiene el liderazgo para hacerlo y lo mejor será que sensibilice directamente al pueblo sobre su verdadera obra, capaz de trascender las exitosas evaluaciones de algunos medios de comunicación, que aparte de engrandecer el ego del mandatario, no se han traducido en bienestar de las comunidades. Un abrazo.-
amaraujo3@hotmail.com
@antoniomariaA