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Columnista - 25 octubre, 2014

Que crezca la leyenda

La leyenda como tal es una historia que de tanto contarse, la gente en la tradición oral le va añadiendo algunas exageraciones y elementos difíciles que finalmente terminan en una gran distancia frente a los hechos reales. Es una historia que crece con la imaginación, pero esto se da en un proceso que abarca cierto […]

La leyenda como tal es una historia que de tanto contarse, la gente en la tradición oral le va añadiendo algunas exageraciones y elementos difíciles que finalmente terminan en una gran distancia frente a los hechos reales. Es una historia que crece con la imaginación, pero esto se da en un proceso que abarca cierto tiempo a partir del comentario inicial.

Respecto a la famosa leyenda de Francisco el Hombre, y su victorioso encuentro con el demonio, en la sabana de Los Cernesitos, cercana a Machobayo, lo que fue un comentario increíble en un villorrio de La Guajira, ha crecido de forma tan gigantesca con el paso de los años en ese proceso que va del run run al correveidile y al lleva y trae en una imaginación sin límites, no obstante la existencia de testimonios creíbles y serios que ubicaban a “el hombre” como un acordeonero del montón y musicalmente inferior a Luis Pitre y a Nandito “El Cubano”, porque sus obras no han podido determinarse con claridad.

El mito es una historia de carácter explicativo a través del cual se trata de aclarar un fenómeno, en tanto que en la leyenda esto no se da.

Quiso para bien el destino, que al vencer Francisco al diablo en un duelo de acordeones, esta gesta represente el triunfo del bien sobre el mal, y que si esto fue posible con la protección divina, tiene entonces el vallenato el carácter de una música noble y bendita puesto que su más grande icono con un acordeón tornillo e’ máquina y una oración ojalá y se la hubiera desgranado al revés, volvió trizas los poderes del averno.

La gente necesita esta serie de valores para que la leyenda siga creciendo porque en este caso al tratar de desmontarla y probar lo contrario, pienso que esto sería algo decepcionante que abriría una profunda brecha en nuestra historia, al ver al gigante enfrentado a su propia pequeñez y descuadernado por la desalmada crítica.

Quizás la mejor forma de agradecerle a Francisco El Hombre nuestro aprecio y admiración es haciendo crecer la leyenda, ya que esta creencia común, es un vínculo que mantendrá unida esa gran comunidad que hoy tiene el vallenato.

Columnista
25 octubre, 2014

Que crezca la leyenda

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

La leyenda como tal es una historia que de tanto contarse, la gente en la tradición oral le va añadiendo algunas exageraciones y elementos difíciles que finalmente terminan en una gran distancia frente a los hechos reales. Es una historia que crece con la imaginación, pero esto se da en un proceso que abarca cierto […]


La leyenda como tal es una historia que de tanto contarse, la gente en la tradición oral le va añadiendo algunas exageraciones y elementos difíciles que finalmente terminan en una gran distancia frente a los hechos reales. Es una historia que crece con la imaginación, pero esto se da en un proceso que abarca cierto tiempo a partir del comentario inicial.

Respecto a la famosa leyenda de Francisco el Hombre, y su victorioso encuentro con el demonio, en la sabana de Los Cernesitos, cercana a Machobayo, lo que fue un comentario increíble en un villorrio de La Guajira, ha crecido de forma tan gigantesca con el paso de los años en ese proceso que va del run run al correveidile y al lleva y trae en una imaginación sin límites, no obstante la existencia de testimonios creíbles y serios que ubicaban a “el hombre” como un acordeonero del montón y musicalmente inferior a Luis Pitre y a Nandito “El Cubano”, porque sus obras no han podido determinarse con claridad.

El mito es una historia de carácter explicativo a través del cual se trata de aclarar un fenómeno, en tanto que en la leyenda esto no se da.

Quiso para bien el destino, que al vencer Francisco al diablo en un duelo de acordeones, esta gesta represente el triunfo del bien sobre el mal, y que si esto fue posible con la protección divina, tiene entonces el vallenato el carácter de una música noble y bendita puesto que su más grande icono con un acordeón tornillo e’ máquina y una oración ojalá y se la hubiera desgranado al revés, volvió trizas los poderes del averno.

La gente necesita esta serie de valores para que la leyenda siga creciendo porque en este caso al tratar de desmontarla y probar lo contrario, pienso que esto sería algo decepcionante que abriría una profunda brecha en nuestra historia, al ver al gigante enfrentado a su propia pequeñez y descuadernado por la desalmada crítica.

Quizás la mejor forma de agradecerle a Francisco El Hombre nuestro aprecio y admiración es haciendo crecer la leyenda, ya que esta creencia común, es un vínculo que mantendrá unida esa gran comunidad que hoy tiene el vallenato.