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Editorial - 28 agosto, 2014

Pisadas de animal grande

Está enrarecido el ambiente en varias poblaciones rurales del norte de Valledupar por la presencia de hombres armados que intimidan a sus habitantes y les anuncian que deben pagar “vacunas” porque llegaron a tomar el control de la zona. Uno de esos casos ocurrió recientemente en el corregimiento de La Mesa, a 25 minutos de […]

Está enrarecido el ambiente en varias poblaciones rurales del norte de Valledupar por la presencia de hombres armados que intimidan a sus habitantes y les anuncian que deben pagar “vacunas” porque llegaron a tomar el control de la zona. Uno de esos casos ocurrió recientemente en el corregimiento de La Mesa, a 25 minutos de la ciudad, donde un grupo de no más de 12 personas repartió panfletos y reunió a algunos pobladores para decirles que prestarían seguridad y que debían para ello organizarse y aportar recursos para esos fines. Palabras más, palabras menos, volverían al régimen del terror que hace varios años vivieron por culpa de los grupos paramilitares.

Lo mismo ocurre en Río Seco, donde se supone que hay un punto de concentración de estas bandas criminales que recepcionan el pago que le exigen a los contrabandistas de gasolina venezolana, que se ven obligados a pagar a estos grupos de manera sistemática.

Esta realidad ya ha sido verificada por las autoridades y de manera oportuna han hecho presencia en esas comunidades y aunque la presencia institucional les da un poco de tranquilidad, las personas sienten pisadas de animal grande. Por ello es importante que las acciones y estrategias que emprendan las instituciones sean constantes para no ceder terreno a las bandas criminales que bastante atemorizada tienen a la región.
La vocación campesina que se estaba recuperando en los últimos años con la implementación de políticas nacionales en las regiones y con los nuevos vientos de paz que traen unas conversaciones adelantadas entre el gobierno colombiana y la guerrilla de las Farc, no debe flaquear ahora por el enraizamiento de estas bandas criminales.

La Policía y el Ejército Nacional han hecho un buen trabajo en la región, que cada dia se ve reflejada en sus acciones que bastante despliegue tienen en los medios de comunicación, lo que da cierta tranquilidad, pero no es suficiente. Deben seguir en esa misma linea y aun mas certeros, para garantizar la tranquilidad a la comunidad.

También fue oportuna la inmediata reacción de la Administración Municipal, que hizo presencia en las poblaciones afectadas por estos brotes de inseguridad, llevando oferta institucional que se traduce en un respaldo y apoyo a sus habitantes, una manera de decirles que no están solos, y a su vez un mensaje a los criminales para que sepan que la historia de abandono estatal no se repetirá.

Todos los esfuerzos son pocos. No se debe permitir que las comunidades de los corregimientos del norte de Valledupar vuelvan a sentir miedo por la presencia de estas bandas criminales.

Editorial
28 agosto, 2014

Pisadas de animal grande

Está enrarecido el ambiente en varias poblaciones rurales del norte de Valledupar por la presencia de hombres armados que intimidan a sus habitantes y les anuncian que deben pagar “vacunas” porque llegaron a tomar el control de la zona. Uno de esos casos ocurrió recientemente en el corregimiento de La Mesa, a 25 minutos de […]


Está enrarecido el ambiente en varias poblaciones rurales del norte de Valledupar por la presencia de hombres armados que intimidan a sus habitantes y les anuncian que deben pagar “vacunas” porque llegaron a tomar el control de la zona. Uno de esos casos ocurrió recientemente en el corregimiento de La Mesa, a 25 minutos de la ciudad, donde un grupo de no más de 12 personas repartió panfletos y reunió a algunos pobladores para decirles que prestarían seguridad y que debían para ello organizarse y aportar recursos para esos fines. Palabras más, palabras menos, volverían al régimen del terror que hace varios años vivieron por culpa de los grupos paramilitares.

Lo mismo ocurre en Río Seco, donde se supone que hay un punto de concentración de estas bandas criminales que recepcionan el pago que le exigen a los contrabandistas de gasolina venezolana, que se ven obligados a pagar a estos grupos de manera sistemática.

Esta realidad ya ha sido verificada por las autoridades y de manera oportuna han hecho presencia en esas comunidades y aunque la presencia institucional les da un poco de tranquilidad, las personas sienten pisadas de animal grande. Por ello es importante que las acciones y estrategias que emprendan las instituciones sean constantes para no ceder terreno a las bandas criminales que bastante atemorizada tienen a la región.
La vocación campesina que se estaba recuperando en los últimos años con la implementación de políticas nacionales en las regiones y con los nuevos vientos de paz que traen unas conversaciones adelantadas entre el gobierno colombiana y la guerrilla de las Farc, no debe flaquear ahora por el enraizamiento de estas bandas criminales.

La Policía y el Ejército Nacional han hecho un buen trabajo en la región, que cada dia se ve reflejada en sus acciones que bastante despliegue tienen en los medios de comunicación, lo que da cierta tranquilidad, pero no es suficiente. Deben seguir en esa misma linea y aun mas certeros, para garantizar la tranquilidad a la comunidad.

También fue oportuna la inmediata reacción de la Administración Municipal, que hizo presencia en las poblaciones afectadas por estos brotes de inseguridad, llevando oferta institucional que se traduce en un respaldo y apoyo a sus habitantes, una manera de decirles que no están solos, y a su vez un mensaje a los criminales para que sepan que la historia de abandono estatal no se repetirá.

Todos los esfuerzos son pocos. No se debe permitir que las comunidades de los corregimientos del norte de Valledupar vuelvan a sentir miedo por la presencia de estas bandas criminales.