Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 26 julio, 2014

Parafiscalidad agropecuaria

La parafiscalidad agropecuaria consiste en contribuciones obligatorias de los productores de diferentes renglones, destinadas al fomento de sus actividades y administradas por sus gremios más representativos bajo el control del Estado. Es un instrumento de política que está detrás de logros como la promoción del café colombiano a través de la marca Juan Valdez, la […]

La parafiscalidad agropecuaria consiste en contribuciones obligatorias de los productores de diferentes renglones, destinadas al fomento de sus actividades y administradas por sus gremios más representativos bajo el control del Estado. Es un instrumento de política que está detrás de logros como la promoción del café colombiano a través de la marca Juan Valdez, la certificación del país ganadero como libre de fiebre aftosa, el mayor consumo de carne porcina y de pollo, la investigación para el desarrollo de la palma y otros resultados, que nunca se habrían logrado sin el esfuerzo parafiscal.
No obstante, la parafiscalidad agropecuaria ha recibido ataques de los gurús que defienden teorías en boga sin conocer la realidad rural; de los competidores internacionales que intentaron exigir su eliminación en las negociaciones de los TLC; e incluso del Gobierno en respuesta a presiones, ya sea para eliminar las contribuciones o hacerse a su administración.
Un exministro de Agricultura propuso unir todos los renglones productivos y hacer un solo fondo agropecuario, imposible de administrar y controlar. Otro más reciente decidió usar la parafiscalidad para tomar retaliación contra quienes asumieron posiciones apartadas de las del Gobierno, lo cual derivó en una persecución contra Fedegán principalmente, entidad administradora del Fondo Nacional del Ganado, persecución que hacía parte de un singular desprecio por los gremios, para dar aliento a movimientos “populares” que apoyaran las negociaciones de La Habana, que terminaron mordiéndole la mano a su protector y protagonizando violentos paros agrarios.
La parafiscalidad agropecuaria y la institucionalidad gremial están amenazadas. El Ministerio de Agricultura llegó a contratar una auditoría millonaria – ¡mil millones del erario! – contra el Fondo del Ganado y otros dos fondos, contratación que desestimó la función de la Contraloría General de la República y fue cuestionada por este órgano de control.
No obstante, la Contraloría misma lanzó un libro sobre el tema que deja dudas en su objetividad, no solo por sus imprecisiones y Percepciones anónimas, sino por el bochornoso espectáculo que propició en el acto de lanzamiento, en el que Fedegán, uno de sus invitados, fue objeto de un ataque absurdo por parte de uno de esos actores espurios que alimentó el exministro Restrepo para deslegitimar a los gremios, sin que la entidad anfitriona hiciera algo por preservar su obligada neutralidad.
A la parafiscalidad la defienden sus resultados. Los funcionarios públicos deben entender que no pueden utilizar las instituciones del Estado para tomar retaliación contra quienes opinan diferente y llevarse por delante tan valioso instrumento.  Mientras este país sea un Estado de derecho, defenderemos nuestras instituciones.

Por  José Félix Lafaurie Rivera

Columnista
26 julio, 2014

Parafiscalidad agropecuaria

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Félix Lafaurie Rivera

La parafiscalidad agropecuaria consiste en contribuciones obligatorias de los productores de diferentes renglones, destinadas al fomento de sus actividades y administradas por sus gremios más representativos bajo el control del Estado. Es un instrumento de política que está detrás de logros como la promoción del café colombiano a través de la marca Juan Valdez, la […]


La parafiscalidad agropecuaria consiste en contribuciones obligatorias de los productores de diferentes renglones, destinadas al fomento de sus actividades y administradas por sus gremios más representativos bajo el control del Estado. Es un instrumento de política que está detrás de logros como la promoción del café colombiano a través de la marca Juan Valdez, la certificación del país ganadero como libre de fiebre aftosa, el mayor consumo de carne porcina y de pollo, la investigación para el desarrollo de la palma y otros resultados, que nunca se habrían logrado sin el esfuerzo parafiscal.
No obstante, la parafiscalidad agropecuaria ha recibido ataques de los gurús que defienden teorías en boga sin conocer la realidad rural; de los competidores internacionales que intentaron exigir su eliminación en las negociaciones de los TLC; e incluso del Gobierno en respuesta a presiones, ya sea para eliminar las contribuciones o hacerse a su administración.
Un exministro de Agricultura propuso unir todos los renglones productivos y hacer un solo fondo agropecuario, imposible de administrar y controlar. Otro más reciente decidió usar la parafiscalidad para tomar retaliación contra quienes asumieron posiciones apartadas de las del Gobierno, lo cual derivó en una persecución contra Fedegán principalmente, entidad administradora del Fondo Nacional del Ganado, persecución que hacía parte de un singular desprecio por los gremios, para dar aliento a movimientos “populares” que apoyaran las negociaciones de La Habana, que terminaron mordiéndole la mano a su protector y protagonizando violentos paros agrarios.
La parafiscalidad agropecuaria y la institucionalidad gremial están amenazadas. El Ministerio de Agricultura llegó a contratar una auditoría millonaria – ¡mil millones del erario! – contra el Fondo del Ganado y otros dos fondos, contratación que desestimó la función de la Contraloría General de la República y fue cuestionada por este órgano de control.
No obstante, la Contraloría misma lanzó un libro sobre el tema que deja dudas en su objetividad, no solo por sus imprecisiones y Percepciones anónimas, sino por el bochornoso espectáculo que propició en el acto de lanzamiento, en el que Fedegán, uno de sus invitados, fue objeto de un ataque absurdo por parte de uno de esos actores espurios que alimentó el exministro Restrepo para deslegitimar a los gremios, sin que la entidad anfitriona hiciera algo por preservar su obligada neutralidad.
A la parafiscalidad la defienden sus resultados. Los funcionarios públicos deben entender que no pueden utilizar las instituciones del Estado para tomar retaliación contra quienes opinan diferente y llevarse por delante tan valioso instrumento.  Mientras este país sea un Estado de derecho, defenderemos nuestras instituciones.

Por  José Félix Lafaurie Rivera