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Columnista - 11 junio, 2014

No sea pendejo, no se deje engañar

El próximo domingo, las zonas de votación volverán a colmarse de caras alegres desbordantes de entusiasmo. La excepcional importancia de las elecciones presidenciales del 15 de junio no puede ocultarse a nadie. No obstante, tener una cita medica en Bogotá la aplacé, pues no me resignaba a estar ausente el día de las elecciones en […]

El próximo domingo, las zonas de votación volverán a colmarse de caras alegres desbordantes de entusiasmo. La excepcional importancia de las elecciones presidenciales del 15 de junio no puede ocultarse a nadie.

No obstante, tener una cita medica en Bogotá la aplacé, pues no me resignaba a estar ausente el día de las elecciones en mi Valledupar querido para depositar mi voto por el candidato presidente Juan Manuel Santos, virtual reelegido presidente de Colombia. Y desde luego quería depositar mi voto en el lugar donde acostumbro hacerlo en la Udes. Lo cierto es que en Valledupar las elecciones constituyen un abigarrado espectáculo digno de vivirse, codeándose con conocidos y adversarios en una sola camarería, alegres de decidir con libertad sus propios destinos.

Por eso no viajé y estoy aquí, listo a salir temprano el domingo por estas viejas calles del Valle, en compañía del Turco Pavajeau, para invitar a los vallenatos a votar por Juan Manuel Santos, es el mejor candidato y así atendemos nuestros deberes de demócratas.

Espero, con fundado optimismo, que la voluntad colectiva favorecerá por amplio margen el nombre de Santos. No es optimismo de última hora sino de larga data. A veces pienso que se diría que escribo con humos triunfalista. No, apenas objetivo, y me remito al resultado con todo el rigor profesional y técnico que dan las últimas encuestas realizadas al igual que a los debates por televisión, donde Santos logro proyectar tanta serenidad, respeto y sobrades, mientras que Zuluaga, se mostraba soberbio, agresivo, descontrolado, inseguro, incomodo y tenso, su desempeño ante las cámaras fue catastrófico. La conclusión para los televidentes era obvia: Santos le había ganado a Zuluaga.

Voto por Santos por ser un candidato serio que no utiliza cosméticos populistas ni se comporta como volatinero ideológico. Por fortuna la sucia e insidiosa estrategia contra la figura pulcra de Santos, ha despertado del letargo a miles de colombianos. Varones, mujeres, jóvenes, viejos y maduros se han dado cuenta de los peligros que entraña la reacción entapujada con artificiosas y embaucadoras propuestas y ofertas mentirosas del candidato Zuluaga.

Este domingo le corresponde al pueblo colombiano expresar su voluntad soberana. Son 8 horas para que se manifieste el querer ciudadano. Los que desean la Paz, vivienda, seguridad, inversión, rehabilitación del campo, el empleo, la salud es que acudan puntualmente a los puntos de votación a votar por Santos. Nada más, pero tampoco nada menos. Una derrota de Santos podría significar un retorno a la Guerra y el dilema es dramático: Reelección o Catástrofe y finalmente espero ver a Zuluaga irse triste a la cama en la madrugada del lunes.

Columnista
11 junio, 2014

No sea pendejo, no se deje engañar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

El próximo domingo, las zonas de votación volverán a colmarse de caras alegres desbordantes de entusiasmo. La excepcional importancia de las elecciones presidenciales del 15 de junio no puede ocultarse a nadie. No obstante, tener una cita medica en Bogotá la aplacé, pues no me resignaba a estar ausente el día de las elecciones en […]


El próximo domingo, las zonas de votación volverán a colmarse de caras alegres desbordantes de entusiasmo. La excepcional importancia de las elecciones presidenciales del 15 de junio no puede ocultarse a nadie.

No obstante, tener una cita medica en Bogotá la aplacé, pues no me resignaba a estar ausente el día de las elecciones en mi Valledupar querido para depositar mi voto por el candidato presidente Juan Manuel Santos, virtual reelegido presidente de Colombia. Y desde luego quería depositar mi voto en el lugar donde acostumbro hacerlo en la Udes. Lo cierto es que en Valledupar las elecciones constituyen un abigarrado espectáculo digno de vivirse, codeándose con conocidos y adversarios en una sola camarería, alegres de decidir con libertad sus propios destinos.

Por eso no viajé y estoy aquí, listo a salir temprano el domingo por estas viejas calles del Valle, en compañía del Turco Pavajeau, para invitar a los vallenatos a votar por Juan Manuel Santos, es el mejor candidato y así atendemos nuestros deberes de demócratas.

Espero, con fundado optimismo, que la voluntad colectiva favorecerá por amplio margen el nombre de Santos. No es optimismo de última hora sino de larga data. A veces pienso que se diría que escribo con humos triunfalista. No, apenas objetivo, y me remito al resultado con todo el rigor profesional y técnico que dan las últimas encuestas realizadas al igual que a los debates por televisión, donde Santos logro proyectar tanta serenidad, respeto y sobrades, mientras que Zuluaga, se mostraba soberbio, agresivo, descontrolado, inseguro, incomodo y tenso, su desempeño ante las cámaras fue catastrófico. La conclusión para los televidentes era obvia: Santos le había ganado a Zuluaga.

Voto por Santos por ser un candidato serio que no utiliza cosméticos populistas ni se comporta como volatinero ideológico. Por fortuna la sucia e insidiosa estrategia contra la figura pulcra de Santos, ha despertado del letargo a miles de colombianos. Varones, mujeres, jóvenes, viejos y maduros se han dado cuenta de los peligros que entraña la reacción entapujada con artificiosas y embaucadoras propuestas y ofertas mentirosas del candidato Zuluaga.

Este domingo le corresponde al pueblo colombiano expresar su voluntad soberana. Son 8 horas para que se manifieste el querer ciudadano. Los que desean la Paz, vivienda, seguridad, inversión, rehabilitación del campo, el empleo, la salud es que acudan puntualmente a los puntos de votación a votar por Santos. Nada más, pero tampoco nada menos. Una derrota de Santos podría significar un retorno a la Guerra y el dilema es dramático: Reelección o Catástrofe y finalmente espero ver a Zuluaga irse triste a la cama en la madrugada del lunes.