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General - 5 marzo, 2015

Ni el tiempo desterró la violencia

Mariangola, Aguas Blancas y Valencia de Jesús, temen que hechos de violencia ocurridos hace algunos años regresen ante la falta de seguridad.

Así se ven los estudiantes de Mariangola, por falta de transporte escolar, deben hacer recorridos de más de cinco kilómetros en bicicletas y a pies, para llegar a la institución educativa. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.
Así se ven los estudiantes de Mariangola, por falta de transporte escolar, deben hacer recorridos de más de cinco kilómetros en bicicletas y a pies, para llegar a la institución educativa. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.

“Y la gente no cabía en la iglesia Cristo Rey, un mediodía, no precisamente porque quería rezar, sino porque asesinaron a un hombre conocido como ‘El Panadero’ en la plaza frente a todos”, así se retrata en la mente de María Ustáriz uno de los tantos hechos violentos ocurridos en Mariangola.

Una mirada tranquila, el pausado hablar de sus labios y la memoria con que recuerda lo sucedido en Mariangola, hacen juego con sus canas y la piel arrugada de sus brazos; en su mente está la historia de un pueblo que fue azotado por la violencia después del año 2001. María Ustáriz de Maestre, una mujer con más de 50 años en este corregimiento del sur de Valledupar, aseguró que sí tuviera la posibilidad de pedir un borrador de mente, borrada de la suya a los paramilitares y todo su accionar violento.

Para hablar sobre el fantasma de la violencia, la mejor respuesta de doña María es un gran silencio, diferente a como narra su hija Jacinta Maestre, los problemas de la tierra de ‘El Cachaquito’, esa canción que hizo Ovidio Granados con referencia a una historia vivida en su pueblo.
“El servicio de la luz está muy malo, las personas que no tienen contadores, se pegan de uno y la empresa encargada no viene a solucionar el problema; cómo es posible que uno en esta casa por una nevera y un televisor pague un recibo de 80, 90 y hasta 100 mil pesos”.

El relato de Jacinta es sólido. Por momentos la voz se le entrecorta. No duda. Y es por la impotencia que siente, dijo, porque no encuentra solución en problemas como seguridad, alcantarillado, vías, educación, “todo está a medias y sin zapatos, los pelaítos de las fincas llegan a los colegios porque sus padres los traen y otros estudian en las fincas, no hay transporte”, indicó.

“En salud estamos un rato a pie y otro caminando, el Chikunguña está por donde usted pregunte. La seguridad si está grave, viven robando a cada rato, uno avisa y no pasa nada”, sostuvo la mujer de 52 años.
Mariangola fue el corregimiento que primero sufrió el impacto de la violencia, con la aparición, la noche del 22 de noviembre de 1996, de un grupo comandado por Juan Evangelista Basto Bernal, alias ‘Pedro’ o ‘Juan Alberto Mejía’, quien llegó acompañado entre otros por Hernando de Jesús Fontalvo Sánchez, alias ‘El Pájaro’; Albeiro Guisao Arias, alias ‘James’ y Jhon Jairo Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’. Ese día asesinaron a siete hombres que vivían en el barrio El Carmen, cuatro de ellos de una misma familia.

Hoy las familias viven de la venta informal en los resaltos de la vía que de Valledupar conduce al municipio de Bosconia, otras se dedican a vender comidas y todo porque no hay fuentes de empleo.

“Mariangola evolucionó porque pavimentaron algunas calles, pero no es el cambio que merece el pueblo, miren que mientras hay elección viene mucha gente a recorrer el pueblo, salen elegidas y después no vuelven, no hacen nada por el pueblo”, argumentó la mujer a quien los dedos de las manos le alcanzan para contar el número de los barrios de su población.
Jocosamente en la plaza principal de Mariangola dicen que a las personas no les gusta morirse, porque la carretera que lleva al cementerio “es una trocha y cuando llueve es un charco y así no les gustaría ir a la tumba”.

Además de esto, las basuras en la localidad son tiradas en un hueco hecho por la comunidad, que paga entre dos mil y cuatro mil pesos para que una persona las bote porque no hay relleno sanitario y tampoco servicio de recolección de basura.

El pueblo de los santos
De Valledupar fueron desplazados más de 38 mil personas, especialmente de la zona rural, donde delinquían los hombres del frente Mártires del Cesar. Del 2001 al 2004 fue la época en que más personas tuvieron que salir de la zona por presiones de los paramilitares.

De esos desplazamientos, el 80% salió de Aguas Blancas, indicó su inspector de policía Rural, José Manuel Ospino, “después de la bonanza algodonera, estos pueblos quedaron sin economía, las familias viven de los jornales en fincas ganaderas y de pequeña agricultura, igualmente, pensamos que estos pueblos prácticamente están dependiendo del Estado, porque como más del 80% es víctima de la violencia, reciben las famosas ayudas humanitarias; yo diría que un 70% depende del Estado, porque no hay autosuficiencia”.

Con referencia al agua potable, hay un desabastecimiento del líquido porque el río Pesquería está quedando sin agua, y unos pozos entregados por la Alcaldía de Valledupar no son suficientes. Algo similar está sucediendo con el alcantarillado.

Esta población es denominada “El pueblo de los santos”, porque tiene cuatro barrios y todos llevan nombre de bendecidos: San Rafael, San Martín, El Carmen, y La Concepción.
“Para que estos pueblos salgan adelante se necesitan proyectos de tipo productivo, porque nos estamos volviendo dependiente del Estado, estos sistemas tarde o temprano colapsan, como en otros países y no tendrían de qué vivir”, aseguró el Inspector de Policía.

Hoy, Aguas Blancas no tiene calles pavimentadas, el servicio de transporte escolar no llega para los estudiantes, el agua potable llega de ‘chorritos’ y las invasiones consumen el pueblo, porque llegaron a cuatro, igualando el número de barrios legalmente constituidos.

Valencia, corregimiento de altura
A diferencia de Mariangola y Aguas Blancas, en la tierra de Valencia de Jesús se respira otro aire. Sus calles están limpias, la iglesia sirve como epicentro de respeto y cultura para los habitantes. La principal calle de la tierra que vio nacer al compositor y Rey Vallenato, Calixto Ochoa, están pintadas de azul cielo combinado con blanco, reflejando un mensaje de paz a propios y visitantes.

Valencia de Jesús se queda con el calificativo de ser el corregimiento más limpio, bello y organizado del sur en Valledupar.
A la 1:30 de la tarde, hay una temperatura de 35 grados centígrados y es lo único que hace refugiarse a los residentes de esta zona en sus casas, del resto, recorren el pueblo calle a calle, aunque piden mayor pie de fuerza porque solamente hay ocho policías y en los últimos años la delincuencia común, el paramilitarismo y otros factores, afectaron su humilde cultura.

“Creo que aparte de ser un corregimiento bonito, todos aportamos un poco de nuestro cariño y tradición, para mantenerlo en este estado. Hemos tenido grandes aportes y mucha cultura, educación y hay familias que quieren lo mejor para todos y eso hace que seamos vistos como uno de los mejores de Valledupar”, dijo Adalberto Ávila.

Este hombre lleva 29 años viviendo en Valencia de Jesús y sabe que en los próximos días su pueblo tendrá más población de lo normal, se acerca la Semana Santa, y la tradición religiosa de este corregimiento es netamente cargada de fe y devoción.

Sin embargo, su iglesia, declarada con la iglesia del corregimiento de Badillo como Monumento Nacional, hoy sufre porque la parte eléctrica está en pésima condiciones.
“Las instalaciones internas eléctricas de la iglesia son deficientes, eso ocasiona daños y por eso pedimos la intervención del Alcalde y la administración municipal para tener un funcionamiento normal en la temporada de Semana Santa”, señaló Adalberto Ávila.
Valencia de Jesús está ubicada a 15 kilómetros de Valledupar sobre la vía que comunica con el municipio de Bosconia.

Gestión de recursos
El Municipio de Valledupar tiene un aproximado de 1.300 kilómetros de vías, estas son objeto de críticas desde hace muchos años tras la falta de intervención de las administraciones de turno.

El secretario de Obras Municipal de Valledupar, Jair González Vigna, señaló en cuanto al tema de Mariangola que la oficina ha realizado estudios que ayuden a jalonar recursos desde el Gobierno Nacional para mejorar las vías corregimentales.

“Yo me atrevo a decir que somos el municipio en Colombia que más recursos ha gestionado del gobierno central a través de Invías; hemos hecho obras por 22 mil millones pesos y tenemos en ejecución ahora la vía Guacoche – Los Corazones, el acceso a la vereda Las Casitas, hicimos el puente de esa zona; estamos mejorando la carretera Los Venados – La Mula en límites con Bosconia; Aguas Blancas – La Sierrita – El Oasis; mejoramos Mariangola – Villa Germania en su tramo de 29 kilómetros”, explicó el funcionario.

Agregó que “es difícil tener y conseguir todos los recursos para los aproximados 1.300 kilómetros de vías que hay en el Municipio”.
En el tema de Valencia de Jesús, con referencia a las ayudas para la iglesia del corregimiento, sostuvo haberse reunido con la comunidad de Jesús Nazareno en ese pueblo, “vamos a firmar un convenio, y unas personas en el municipio que manejan el tema de bienes inmuebles, especialmente para monumentos nacionales como ese, harán los arreglos pertinentes para que antes de Semana Santa esté lista”.

Frente a la falta de transporte escolar, el secretario de Educación Municipal, Asdrúbal Rocha Lengua, dijo que la licitación tuvo unos inconvenientes debido a algunas observaciones hechas por oferente diferente al ganador.

“Esperamos que en los próximos días se solucione el tema en la Oficina Jurídica del Municipio y así brindar el transporte en las escuelas con zonas de difícil acceso”, sostuvo Rocha Lengua.
En cuanto a la queja por el servicio de energía en Mariangola, voceros de la empresa indicaron que realizarán revisiones del caso con relación a los medidores y alto consumo para solventar las inquietudes de la comunidad y tomar medidas al respecto.

Evaluación en seguridad
Con referencia al tema de seguridad, el secretario de Gobierno, Carlos Mario Céspedes, le dijo a EL PILÓN, que hay intervención de las autoridades y además en 15 días se reunirá con los inspectores de los corregimientos para evaluar la situación de cada uno.

“Se citó a los corregidores a un Consejo de Seguridad, estamos haciendo seguimiento a una reunión hecha el año pasado en el mes de octubre, entonces miraremos los avances y escucharemos hechos nuevos, dentro de ese Consejo de Seguridad estaremos debatiendo temas como hurto, abigeato, y cualquier otro tipo de delito en la región. Vamos a buscar la forma de que los corregidores tengan una línea directa con el Ejército Nacional y así fortalecer estrategias en cada una de las poblaciones”, dijo el funcionario.

Agregó que dentro de las estadísticas de la Secretaría de Gobierno, los delitos se presentan en un 90% dentro del casco urbano, es decir Valledupar, “pero en los corregimientos preocupan temas como el abigeato, con el Ejército Nacional, Secretaría de Salud desmantelando mataderos clandestinos”.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
[email protected]

General
5 marzo, 2015

Ni el tiempo desterró la violencia

Mariangola, Aguas Blancas y Valencia de Jesús, temen que hechos de violencia ocurridos hace algunos años regresen ante la falta de seguridad.


Así se ven los estudiantes de Mariangola, por falta de transporte escolar, deben hacer recorridos de más de cinco kilómetros en bicicletas y a pies, para llegar a la institución educativa. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.
Así se ven los estudiantes de Mariangola, por falta de transporte escolar, deben hacer recorridos de más de cinco kilómetros en bicicletas y a pies, para llegar a la institución educativa. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.

“Y la gente no cabía en la iglesia Cristo Rey, un mediodía, no precisamente porque quería rezar, sino porque asesinaron a un hombre conocido como ‘El Panadero’ en la plaza frente a todos”, así se retrata en la mente de María Ustáriz uno de los tantos hechos violentos ocurridos en Mariangola.

Una mirada tranquila, el pausado hablar de sus labios y la memoria con que recuerda lo sucedido en Mariangola, hacen juego con sus canas y la piel arrugada de sus brazos; en su mente está la historia de un pueblo que fue azotado por la violencia después del año 2001. María Ustáriz de Maestre, una mujer con más de 50 años en este corregimiento del sur de Valledupar, aseguró que sí tuviera la posibilidad de pedir un borrador de mente, borrada de la suya a los paramilitares y todo su accionar violento.

Para hablar sobre el fantasma de la violencia, la mejor respuesta de doña María es un gran silencio, diferente a como narra su hija Jacinta Maestre, los problemas de la tierra de ‘El Cachaquito’, esa canción que hizo Ovidio Granados con referencia a una historia vivida en su pueblo.
“El servicio de la luz está muy malo, las personas que no tienen contadores, se pegan de uno y la empresa encargada no viene a solucionar el problema; cómo es posible que uno en esta casa por una nevera y un televisor pague un recibo de 80, 90 y hasta 100 mil pesos”.

El relato de Jacinta es sólido. Por momentos la voz se le entrecorta. No duda. Y es por la impotencia que siente, dijo, porque no encuentra solución en problemas como seguridad, alcantarillado, vías, educación, “todo está a medias y sin zapatos, los pelaítos de las fincas llegan a los colegios porque sus padres los traen y otros estudian en las fincas, no hay transporte”, indicó.

“En salud estamos un rato a pie y otro caminando, el Chikunguña está por donde usted pregunte. La seguridad si está grave, viven robando a cada rato, uno avisa y no pasa nada”, sostuvo la mujer de 52 años.
Mariangola fue el corregimiento que primero sufrió el impacto de la violencia, con la aparición, la noche del 22 de noviembre de 1996, de un grupo comandado por Juan Evangelista Basto Bernal, alias ‘Pedro’ o ‘Juan Alberto Mejía’, quien llegó acompañado entre otros por Hernando de Jesús Fontalvo Sánchez, alias ‘El Pájaro’; Albeiro Guisao Arias, alias ‘James’ y Jhon Jairo Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’. Ese día asesinaron a siete hombres que vivían en el barrio El Carmen, cuatro de ellos de una misma familia.

Hoy las familias viven de la venta informal en los resaltos de la vía que de Valledupar conduce al municipio de Bosconia, otras se dedican a vender comidas y todo porque no hay fuentes de empleo.

“Mariangola evolucionó porque pavimentaron algunas calles, pero no es el cambio que merece el pueblo, miren que mientras hay elección viene mucha gente a recorrer el pueblo, salen elegidas y después no vuelven, no hacen nada por el pueblo”, argumentó la mujer a quien los dedos de las manos le alcanzan para contar el número de los barrios de su población.
Jocosamente en la plaza principal de Mariangola dicen que a las personas no les gusta morirse, porque la carretera que lleva al cementerio “es una trocha y cuando llueve es un charco y así no les gustaría ir a la tumba”.

Además de esto, las basuras en la localidad son tiradas en un hueco hecho por la comunidad, que paga entre dos mil y cuatro mil pesos para que una persona las bote porque no hay relleno sanitario y tampoco servicio de recolección de basura.

El pueblo de los santos
De Valledupar fueron desplazados más de 38 mil personas, especialmente de la zona rural, donde delinquían los hombres del frente Mártires del Cesar. Del 2001 al 2004 fue la época en que más personas tuvieron que salir de la zona por presiones de los paramilitares.

De esos desplazamientos, el 80% salió de Aguas Blancas, indicó su inspector de policía Rural, José Manuel Ospino, “después de la bonanza algodonera, estos pueblos quedaron sin economía, las familias viven de los jornales en fincas ganaderas y de pequeña agricultura, igualmente, pensamos que estos pueblos prácticamente están dependiendo del Estado, porque como más del 80% es víctima de la violencia, reciben las famosas ayudas humanitarias; yo diría que un 70% depende del Estado, porque no hay autosuficiencia”.

Con referencia al agua potable, hay un desabastecimiento del líquido porque el río Pesquería está quedando sin agua, y unos pozos entregados por la Alcaldía de Valledupar no son suficientes. Algo similar está sucediendo con el alcantarillado.

Esta población es denominada “El pueblo de los santos”, porque tiene cuatro barrios y todos llevan nombre de bendecidos: San Rafael, San Martín, El Carmen, y La Concepción.
“Para que estos pueblos salgan adelante se necesitan proyectos de tipo productivo, porque nos estamos volviendo dependiente del Estado, estos sistemas tarde o temprano colapsan, como en otros países y no tendrían de qué vivir”, aseguró el Inspector de Policía.

Hoy, Aguas Blancas no tiene calles pavimentadas, el servicio de transporte escolar no llega para los estudiantes, el agua potable llega de ‘chorritos’ y las invasiones consumen el pueblo, porque llegaron a cuatro, igualando el número de barrios legalmente constituidos.

Valencia, corregimiento de altura
A diferencia de Mariangola y Aguas Blancas, en la tierra de Valencia de Jesús se respira otro aire. Sus calles están limpias, la iglesia sirve como epicentro de respeto y cultura para los habitantes. La principal calle de la tierra que vio nacer al compositor y Rey Vallenato, Calixto Ochoa, están pintadas de azul cielo combinado con blanco, reflejando un mensaje de paz a propios y visitantes.

Valencia de Jesús se queda con el calificativo de ser el corregimiento más limpio, bello y organizado del sur en Valledupar.
A la 1:30 de la tarde, hay una temperatura de 35 grados centígrados y es lo único que hace refugiarse a los residentes de esta zona en sus casas, del resto, recorren el pueblo calle a calle, aunque piden mayor pie de fuerza porque solamente hay ocho policías y en los últimos años la delincuencia común, el paramilitarismo y otros factores, afectaron su humilde cultura.

“Creo que aparte de ser un corregimiento bonito, todos aportamos un poco de nuestro cariño y tradición, para mantenerlo en este estado. Hemos tenido grandes aportes y mucha cultura, educación y hay familias que quieren lo mejor para todos y eso hace que seamos vistos como uno de los mejores de Valledupar”, dijo Adalberto Ávila.

Este hombre lleva 29 años viviendo en Valencia de Jesús y sabe que en los próximos días su pueblo tendrá más población de lo normal, se acerca la Semana Santa, y la tradición religiosa de este corregimiento es netamente cargada de fe y devoción.

Sin embargo, su iglesia, declarada con la iglesia del corregimiento de Badillo como Monumento Nacional, hoy sufre porque la parte eléctrica está en pésima condiciones.
“Las instalaciones internas eléctricas de la iglesia son deficientes, eso ocasiona daños y por eso pedimos la intervención del Alcalde y la administración municipal para tener un funcionamiento normal en la temporada de Semana Santa”, señaló Adalberto Ávila.
Valencia de Jesús está ubicada a 15 kilómetros de Valledupar sobre la vía que comunica con el municipio de Bosconia.

Gestión de recursos
El Municipio de Valledupar tiene un aproximado de 1.300 kilómetros de vías, estas son objeto de críticas desde hace muchos años tras la falta de intervención de las administraciones de turno.

El secretario de Obras Municipal de Valledupar, Jair González Vigna, señaló en cuanto al tema de Mariangola que la oficina ha realizado estudios que ayuden a jalonar recursos desde el Gobierno Nacional para mejorar las vías corregimentales.

“Yo me atrevo a decir que somos el municipio en Colombia que más recursos ha gestionado del gobierno central a través de Invías; hemos hecho obras por 22 mil millones pesos y tenemos en ejecución ahora la vía Guacoche – Los Corazones, el acceso a la vereda Las Casitas, hicimos el puente de esa zona; estamos mejorando la carretera Los Venados – La Mula en límites con Bosconia; Aguas Blancas – La Sierrita – El Oasis; mejoramos Mariangola – Villa Germania en su tramo de 29 kilómetros”, explicó el funcionario.

Agregó que “es difícil tener y conseguir todos los recursos para los aproximados 1.300 kilómetros de vías que hay en el Municipio”.
En el tema de Valencia de Jesús, con referencia a las ayudas para la iglesia del corregimiento, sostuvo haberse reunido con la comunidad de Jesús Nazareno en ese pueblo, “vamos a firmar un convenio, y unas personas en el municipio que manejan el tema de bienes inmuebles, especialmente para monumentos nacionales como ese, harán los arreglos pertinentes para que antes de Semana Santa esté lista”.

Frente a la falta de transporte escolar, el secretario de Educación Municipal, Asdrúbal Rocha Lengua, dijo que la licitación tuvo unos inconvenientes debido a algunas observaciones hechas por oferente diferente al ganador.

“Esperamos que en los próximos días se solucione el tema en la Oficina Jurídica del Municipio y así brindar el transporte en las escuelas con zonas de difícil acceso”, sostuvo Rocha Lengua.
En cuanto a la queja por el servicio de energía en Mariangola, voceros de la empresa indicaron que realizarán revisiones del caso con relación a los medidores y alto consumo para solventar las inquietudes de la comunidad y tomar medidas al respecto.

Evaluación en seguridad
Con referencia al tema de seguridad, el secretario de Gobierno, Carlos Mario Céspedes, le dijo a EL PILÓN, que hay intervención de las autoridades y además en 15 días se reunirá con los inspectores de los corregimientos para evaluar la situación de cada uno.

“Se citó a los corregidores a un Consejo de Seguridad, estamos haciendo seguimiento a una reunión hecha el año pasado en el mes de octubre, entonces miraremos los avances y escucharemos hechos nuevos, dentro de ese Consejo de Seguridad estaremos debatiendo temas como hurto, abigeato, y cualquier otro tipo de delito en la región. Vamos a buscar la forma de que los corregidores tengan una línea directa con el Ejército Nacional y así fortalecer estrategias en cada una de las poblaciones”, dijo el funcionario.

Agregó que dentro de las estadísticas de la Secretaría de Gobierno, los delitos se presentan en un 90% dentro del casco urbano, es decir Valledupar, “pero en los corregimientos preocupan temas como el abigeato, con el Ejército Nacional, Secretaría de Salud desmantelando mataderos clandestinos”.

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