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Columnista - 11 febrero, 2015

Muchos padres no tienen cómo educar a sus hijos

Escribiendo esta columna he tenido conocimiento que muchos jóvenes no han podido iniciar sus estudios por falta de recursos. En estos días me ha tocado ver muchas caras tristes de estudiantes universitarios y jóvenes de algunos planteles educativos, llámense colegios, porque sus padres no tienen cómo pagarles el semestre o la pensión mensual, pero además […]

Escribiendo esta columna he tenido conocimiento que muchos jóvenes no han podido iniciar sus estudios por falta de recursos. En estos días me ha tocado ver muchas caras tristes de estudiantes universitarios y jóvenes de algunos planteles educativos, llámense colegios, porque sus padres no tienen cómo pagarles el semestre o la pensión mensual, pero además de esto, no tendrían ni siquiera cómo comprar los útiles escolares, por cierto, demasiado caros y que se ha convertido en negocio para los dueños de los planteles educativos.

Definitivamente educarse en nuestro país se ha convertido en un drama de muchas caras. La del maestro que no recibe a tiempo su salario en muchas ocasiones. La del padre de familia que no le alcanza el dinero para cancelar la pensión, la del educador privado que en muchos casos no recibe sus ingresos para sostener el plantel.

Pero es en éstos rostros universitarios de jóvenes y niños, donde se refleja la verdadera dimensión de la crisis educativa. En el expectante y sorprendido alumno de las escuelas oficiales o públicas que aguantan en la soledad de sus pupitres a que sus profesores levanten el paro o regresen de la marcha. O en el rostro adolorido del niño del colegio privado, al que devuelven porque su padre (inclusive los personajes del barrio ‘El Tuvo’, Novalito), no han pagado o están atrasados en las pensiones, o el rostro de pesar de los universitarios que ni siquiera consiguen quien les sirva de fiador. ¿Cómo no registrar las expresiones de angustia y desesperación de padres y madres acosados por el desempleo, la falta de contrato, embargos, y por deudas y obligaciones que comprometen hasta la misma entraña familiar?
La gravedad del fenómeno se refleja en todos los episodios recientes que han disparado las alarmas de la comunidad educativa. Pienso que el fondo del problema va a ser la diferenciación entre la educación pública y la educación privada.

En principio, es el padre de familia que no tiene capacidad económica para pagar los costos de un plantel privado, tiene la opción de buscar cupos en instituciones oficiales, de manera que la selección del establecimiento educativo debe entenderse como una determinación libre. Si los padres desean que su hijo estudie en un plantel privado, debe honrar los compromisos financieros correspondientes. Debido a estas dificultades que tienen los padres se hace urgente y necesarios estudiar créditos blandos para apoyar a los morosos con comprobadas dificultades económicas.
Es necesario adoptar ya éstas medidas que resuelven un drama educativo que está acusando cada año traumatismos tan hondos y dolorosos.

Postdata:
Debemos castigar a los políticos que se dedican a ejercer la mentira pública. Personalmente, cuando los escucho o los leo, siento en ellos el mal aliento de la mentira, su boca, sus intervenciones, dejan el rastro de las verdades a medias. Ojo con estos políticos que hoy muchos de ellos son aspirantes a la Gobernación y a la Alcaldía.

Columnista
11 febrero, 2015

Muchos padres no tienen cómo educar a sus hijos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

Escribiendo esta columna he tenido conocimiento que muchos jóvenes no han podido iniciar sus estudios por falta de recursos. En estos días me ha tocado ver muchas caras tristes de estudiantes universitarios y jóvenes de algunos planteles educativos, llámense colegios, porque sus padres no tienen cómo pagarles el semestre o la pensión mensual, pero además […]


Escribiendo esta columna he tenido conocimiento que muchos jóvenes no han podido iniciar sus estudios por falta de recursos. En estos días me ha tocado ver muchas caras tristes de estudiantes universitarios y jóvenes de algunos planteles educativos, llámense colegios, porque sus padres no tienen cómo pagarles el semestre o la pensión mensual, pero además de esto, no tendrían ni siquiera cómo comprar los útiles escolares, por cierto, demasiado caros y que se ha convertido en negocio para los dueños de los planteles educativos.

Definitivamente educarse en nuestro país se ha convertido en un drama de muchas caras. La del maestro que no recibe a tiempo su salario en muchas ocasiones. La del padre de familia que no le alcanza el dinero para cancelar la pensión, la del educador privado que en muchos casos no recibe sus ingresos para sostener el plantel.

Pero es en éstos rostros universitarios de jóvenes y niños, donde se refleja la verdadera dimensión de la crisis educativa. En el expectante y sorprendido alumno de las escuelas oficiales o públicas que aguantan en la soledad de sus pupitres a que sus profesores levanten el paro o regresen de la marcha. O en el rostro adolorido del niño del colegio privado, al que devuelven porque su padre (inclusive los personajes del barrio ‘El Tuvo’, Novalito), no han pagado o están atrasados en las pensiones, o el rostro de pesar de los universitarios que ni siquiera consiguen quien les sirva de fiador. ¿Cómo no registrar las expresiones de angustia y desesperación de padres y madres acosados por el desempleo, la falta de contrato, embargos, y por deudas y obligaciones que comprometen hasta la misma entraña familiar?
La gravedad del fenómeno se refleja en todos los episodios recientes que han disparado las alarmas de la comunidad educativa. Pienso que el fondo del problema va a ser la diferenciación entre la educación pública y la educación privada.

En principio, es el padre de familia que no tiene capacidad económica para pagar los costos de un plantel privado, tiene la opción de buscar cupos en instituciones oficiales, de manera que la selección del establecimiento educativo debe entenderse como una determinación libre. Si los padres desean que su hijo estudie en un plantel privado, debe honrar los compromisos financieros correspondientes. Debido a estas dificultades que tienen los padres se hace urgente y necesarios estudiar créditos blandos para apoyar a los morosos con comprobadas dificultades económicas.
Es necesario adoptar ya éstas medidas que resuelven un drama educativo que está acusando cada año traumatismos tan hondos y dolorosos.

Postdata:
Debemos castigar a los políticos que se dedican a ejercer la mentira pública. Personalmente, cuando los escucho o los leo, siento en ellos el mal aliento de la mentira, su boca, sus intervenciones, dejan el rastro de las verdades a medias. Ojo con estos políticos que hoy muchos de ellos son aspirantes a la Gobernación y a la Alcaldía.