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Columnista - 13 marzo, 2015

Los libros

“Nunca se aparatará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él”: Jos 1,8. Viendo el proyecto de un artista argentino quien diseñó una especie de tanque de guerra que combate la ignorancia y le puso por nombre: “arma de instrucción masiva”, y el proyecto del […]

“Nunca se aparatará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él”: Jos 1,8.

Viendo el proyecto de un artista argentino quien diseñó una especie de tanque de guerra que combate la ignorancia y le puso por nombre: “arma de instrucción masiva”, y el proyecto del burro-biblioteca que se pasea por los pueblos de la sabana, se me ocurrió escribir sobre la importancia de los libros.

Dentro de cinco o diez años seremos los mismos que somos hoy, si no fuera por las personas que conozcamos y los libros que leamos.

Todas las personas, sin excepción, estamos buscando el éxito y la realización, pero la mayoría de las veces hacemos más para fracasar que para tener éxito.

¿Qué nos hace fracasar? La ansiedad, el temor, la incertidumbre, la inseguridad, el egoísmo, la envidia, la ingratitud, la irritabilidad, la desorganización. Mientras que para prosperar y tener éxito se requiere valor, entusiasmo, profundidad, estudio, dedicación, sinceridad, fe, gratitud, generosidad.

Y la pura verdad es que nuestra naturaleza se inclina más por aquello que nos hace fracasar que por aquello que se requiere para tener éxito.

Puesto que necesitamos ayuda para avanzar, los libros nos ayudan a pensar en las cosas y a expresar ideas que seguramente jamás se nos hubieran ocurrido sin leer.

Entendemos que existe un acumulado de conocimiento relacionado con nuestros temas de interés, y que por supuesto, ningún artículo e investigación parte del punto cero, sino que es una continuación de lo anteriormente investigado por otros, aunque en ocasiones, no precisemos de dónde lo hemos sacado.

Me llena de emoción leer libros que me confrontan, por cuanto están llenos de verdades que son contrarias o complementarias a lo que yo creía; o que me arrojan ideas tremendas sobre proyectos que quisiera desarrollar, y que llevan allí escritas hace muchos años por personas que en su momento vivieron las mismas angustias y limitaciones que yo estoy viviendo.

Los libros son transformadores de conductas y alimentadores de la fe y la esperanza.

Los lectores no son necesariamente líderes, pero casi siempre los líderes son lectores. Las personas que van preparando el camino o marcando la pauta en algún área, política, social o religiosa, pueden secarse mental y físicamente porque el alma necesita alimento.

Los libros pueden hacer más emocionante, satisfactorio y agradable nuestro caminar diario. Estoy plenamente convencido de que los buenos libros en las manos y el corazón de las personas correctamente motivadas, pueden transformar nuestra existencia.

La regla fundamental en la lectura de libros inspiradores, es que solamente recordamos, conservamos y disfrutamos aquello que compartimos y damos a otros. Así que la motivación para leer, debe ser el enriquecer nuestras vidas para alimentar y compartir con otros.

Todo lo anterior conduce hacia la motivación de que nos volvamos asiduos y diligentes lectores de la Biblia, el libro de los libros.

La Palabra de Dios, principio rector de todo el universo.

Si sabemos o intuimos que somos líderes y somos importantes para Dios y para nuestros semejantes, la calidad de vida que vivamos y la influencia que tengamos, dependerá de la observancia de las leyes fundamentales del universo contenidas en las Sagradas Escrituras. “porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien”.

¡Leamos para adquirir sabiduría y lancémonos a vivir conforme a los propósitos de Dios!

Abrazos y muchas bendiciones en Cristo.

Columnista
13 marzo, 2015

Los libros

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Nunca se aparatará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él”: Jos 1,8. Viendo el proyecto de un artista argentino quien diseñó una especie de tanque de guerra que combate la ignorancia y le puso por nombre: “arma de instrucción masiva”, y el proyecto del […]


“Nunca se aparatará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él”: Jos 1,8.

Viendo el proyecto de un artista argentino quien diseñó una especie de tanque de guerra que combate la ignorancia y le puso por nombre: “arma de instrucción masiva”, y el proyecto del burro-biblioteca que se pasea por los pueblos de la sabana, se me ocurrió escribir sobre la importancia de los libros.

Dentro de cinco o diez años seremos los mismos que somos hoy, si no fuera por las personas que conozcamos y los libros que leamos.

Todas las personas, sin excepción, estamos buscando el éxito y la realización, pero la mayoría de las veces hacemos más para fracasar que para tener éxito.

¿Qué nos hace fracasar? La ansiedad, el temor, la incertidumbre, la inseguridad, el egoísmo, la envidia, la ingratitud, la irritabilidad, la desorganización. Mientras que para prosperar y tener éxito se requiere valor, entusiasmo, profundidad, estudio, dedicación, sinceridad, fe, gratitud, generosidad.

Y la pura verdad es que nuestra naturaleza se inclina más por aquello que nos hace fracasar que por aquello que se requiere para tener éxito.

Puesto que necesitamos ayuda para avanzar, los libros nos ayudan a pensar en las cosas y a expresar ideas que seguramente jamás se nos hubieran ocurrido sin leer.

Entendemos que existe un acumulado de conocimiento relacionado con nuestros temas de interés, y que por supuesto, ningún artículo e investigación parte del punto cero, sino que es una continuación de lo anteriormente investigado por otros, aunque en ocasiones, no precisemos de dónde lo hemos sacado.

Me llena de emoción leer libros que me confrontan, por cuanto están llenos de verdades que son contrarias o complementarias a lo que yo creía; o que me arrojan ideas tremendas sobre proyectos que quisiera desarrollar, y que llevan allí escritas hace muchos años por personas que en su momento vivieron las mismas angustias y limitaciones que yo estoy viviendo.

Los libros son transformadores de conductas y alimentadores de la fe y la esperanza.

Los lectores no son necesariamente líderes, pero casi siempre los líderes son lectores. Las personas que van preparando el camino o marcando la pauta en algún área, política, social o religiosa, pueden secarse mental y físicamente porque el alma necesita alimento.

Los libros pueden hacer más emocionante, satisfactorio y agradable nuestro caminar diario. Estoy plenamente convencido de que los buenos libros en las manos y el corazón de las personas correctamente motivadas, pueden transformar nuestra existencia.

La regla fundamental en la lectura de libros inspiradores, es que solamente recordamos, conservamos y disfrutamos aquello que compartimos y damos a otros. Así que la motivación para leer, debe ser el enriquecer nuestras vidas para alimentar y compartir con otros.

Todo lo anterior conduce hacia la motivación de que nos volvamos asiduos y diligentes lectores de la Biblia, el libro de los libros.

La Palabra de Dios, principio rector de todo el universo.

Si sabemos o intuimos que somos líderes y somos importantes para Dios y para nuestros semejantes, la calidad de vida que vivamos y la influencia que tengamos, dependerá de la observancia de las leyes fundamentales del universo contenidas en las Sagradas Escrituras. “porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien”.

¡Leamos para adquirir sabiduría y lancémonos a vivir conforme a los propósitos de Dios!

Abrazos y muchas bendiciones en Cristo.