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Columnista - 24 noviembre, 2014

Lolita Acosta Maestre, una mujer auténtica

Los sentimientos se crecen hasta la tribulación cuando en la lejanía se entera uno de la muerte de personas como Lolita Acosta. Muy triste, conmovedora y lamentable su partida. Nos deja el legado propio de una mujer grande, que pasa a hacer parte de la historia local, regional y del periodismo nacional. Lolita, hija entrañable […]

Los sentimientos se crecen hasta la tribulación cuando en la lejanía se entera uno de la muerte de personas como Lolita Acosta. Muy triste, conmovedora y lamentable su partida. Nos deja el legado propio de una mujer grande, que pasa a hacer parte de la historia local, regional y del periodismo nacional.
Lolita, hija entrañable de quien fuera su ejemplo de vida -Sarita Maestre-, mamá y eterna compañera, fue una mujer excepcional, maestra en el arte de las comunicaciones, acuciosa folclorista, amante de su ciudad, celosa defensora de la naturaleza, amiga excelsa, madre amorosa, esposa de Gilberto Villarroel el padre de sus tres hijos, Ananay, Elisa Rosa y Andrés. Con ellos todos y con sus hermanos Acosta-Maestre quiero compartir, en la distancia, mis sentimientos de dolor profundo, mi pesar y mis lágrimas por Lolita. Recuerdo ahora las muchas actividades emprendidas por ella y por Gilberto de las cuales fui partícipe, el Cine Club con Lisandro Duque, la creación de ACOPI, el Comité Ecológico de la UPC y las asesorías con perfil ecologista en ACUADUPAR primero y EMPODUPAR después. En la fundación del Diario Vallenato colaboré con Lolita y Gilberto en la preparación de un sencillo estudio de factibilidad para visibilizar la situación financiera de la empresa que nacía.
En estos escenarios donde Gilberto exhibía sus enormes talentos, pude constatar la calidad humana de Lolita, disfruté del entusiasmo que le imprimía a cada uno de sus actos, de su alegría de vivir, de su espíritu libertario, fraterno y solidario. Era además irrefrenable y contestataria, dueña de un desparpajo con el que desconcertó a muchos. Su mayor virtud fue, sin duda, su autenticidad personal, nadie la moldeaba, ella era ella y fue como quiso ser, desde joven supo liberarse de prejuicios y decidió hacer de su vida un espacio de tiempo para vivir intensa y plenamente. No creyó en dogmas morales, ni se ató a prejuicios sociales, fue irreverente por excelencia y coherente con su manera de pensar.
En su lecho de enferma confirmó además su enorme capacidad de trabajo y su compromiso total con las causas que defendía y para las cuales trabajaba. Lo constaté al visitarla hace unos meses; mientras conversábamos, respondió a dos entrevistas radiales y dio instrucciones sobre la redacción y presentación de uno de los boletines informativos sobre eventos culturales, cívicos y folclóricos que enviaba periódicamente a su lista de contactos. Los extrañaré, por supuesto.
A las mujeres de Valledupar y del Cesar: En Lolita tenemos un ejemplo de mujer comprometida con la construcción de una mejor sociedad. Valoremos su legado.
Para Gilberto, un abrazo de dolor y otro de recuerdos, porque hoy es su cumpleaños.

Columnista
24 noviembre, 2014

Lolita Acosta Maestre, una mujer auténtica

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

Los sentimientos se crecen hasta la tribulación cuando en la lejanía se entera uno de la muerte de personas como Lolita Acosta. Muy triste, conmovedora y lamentable su partida. Nos deja el legado propio de una mujer grande, que pasa a hacer parte de la historia local, regional y del periodismo nacional. Lolita, hija entrañable […]


Los sentimientos se crecen hasta la tribulación cuando en la lejanía se entera uno de la muerte de personas como Lolita Acosta. Muy triste, conmovedora y lamentable su partida. Nos deja el legado propio de una mujer grande, que pasa a hacer parte de la historia local, regional y del periodismo nacional.
Lolita, hija entrañable de quien fuera su ejemplo de vida -Sarita Maestre-, mamá y eterna compañera, fue una mujer excepcional, maestra en el arte de las comunicaciones, acuciosa folclorista, amante de su ciudad, celosa defensora de la naturaleza, amiga excelsa, madre amorosa, esposa de Gilberto Villarroel el padre de sus tres hijos, Ananay, Elisa Rosa y Andrés. Con ellos todos y con sus hermanos Acosta-Maestre quiero compartir, en la distancia, mis sentimientos de dolor profundo, mi pesar y mis lágrimas por Lolita. Recuerdo ahora las muchas actividades emprendidas por ella y por Gilberto de las cuales fui partícipe, el Cine Club con Lisandro Duque, la creación de ACOPI, el Comité Ecológico de la UPC y las asesorías con perfil ecologista en ACUADUPAR primero y EMPODUPAR después. En la fundación del Diario Vallenato colaboré con Lolita y Gilberto en la preparación de un sencillo estudio de factibilidad para visibilizar la situación financiera de la empresa que nacía.
En estos escenarios donde Gilberto exhibía sus enormes talentos, pude constatar la calidad humana de Lolita, disfruté del entusiasmo que le imprimía a cada uno de sus actos, de su alegría de vivir, de su espíritu libertario, fraterno y solidario. Era además irrefrenable y contestataria, dueña de un desparpajo con el que desconcertó a muchos. Su mayor virtud fue, sin duda, su autenticidad personal, nadie la moldeaba, ella era ella y fue como quiso ser, desde joven supo liberarse de prejuicios y decidió hacer de su vida un espacio de tiempo para vivir intensa y plenamente. No creyó en dogmas morales, ni se ató a prejuicios sociales, fue irreverente por excelencia y coherente con su manera de pensar.
En su lecho de enferma confirmó además su enorme capacidad de trabajo y su compromiso total con las causas que defendía y para las cuales trabajaba. Lo constaté al visitarla hace unos meses; mientras conversábamos, respondió a dos entrevistas radiales y dio instrucciones sobre la redacción y presentación de uno de los boletines informativos sobre eventos culturales, cívicos y folclóricos que enviaba periódicamente a su lista de contactos. Los extrañaré, por supuesto.
A las mujeres de Valledupar y del Cesar: En Lolita tenemos un ejemplo de mujer comprometida con la construcción de una mejor sociedad. Valoremos su legado.
Para Gilberto, un abrazo de dolor y otro de recuerdos, porque hoy es su cumpleaños.