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Columnista - 12 marzo, 2015

La mujer ante la historia y las religiones

Desde la creación, según la Biblia, el estatus de la mujer estuvo por debajo del otorgado al hombre; se dice que Eva fue extraída de una costilla de Adán, pudiendo ser al revés; sería el primer caso de clonación, pero, ¿por qué no obtuvo la misma composición si esta tiene cromosomas XX y el hombre […]

Desde la creación, según la Biblia, el estatus de la mujer estuvo por debajo del otorgado al hombre; se dice que Eva fue extraída de una costilla de Adán, pudiendo ser al revés; sería el primer caso de clonación, pero, ¿por qué no obtuvo la misma composición si esta tiene cromosomas XX y el hombre tiene XY? El rol de la mujer siempre fue invisibilisado, claro la historia ha sido escrita por los hombres. La genealogía que conocemos de Cristo no muestra una sola madre. A Dalila nos la muestran como una traidora de Sansón pero no se sabe si es que esta pudo haber sido una excelente peluquera que quería ver más atractivo a su marido. María Magdalena, a quien veo como precursora del cristianismo, por su lealtad hasta el último momento, fue la que testimonió acerca de la resurrección, era mirada con celos por sus pares apóstoles; la imagen que recibimos es que era una prostituta.

Juana de Arco, la Doncella de Orleans, heroína francesa, quien liberó a su patria de los ingleses no ha sido reconocida como se lo merece y en lo que más insiste la “historia” es en que era bruja y como tal murió en una hoguera prendida por la propia iglesia católica. Bajo muchos credos, como el musulmán, la mujer no ha pasado de ser un objeto sexual y sus libertades deprimidas. A Helena de Troya nos la presentan solo como una mujer hermosa causante de la guerra entre griegos y espartanos, pero algo más tuvo que tener esta mujer. A Cleopatra, de origen griego, última reina egipcia de la dinastía de los Ptolomeos, nos la describen como una mujer seductora que impactó, en forma negativa, en el imperio romano, casándose con César Augusto, primero, y con Marco Antonio, después; pero esta mujer que, parece, hablaba varios idiomas, quizás no es la que nos presenta la historia, un mero símbolo sexual.

A Catharina von Bora, la esposa de Martín Lutero, nos la venden como la causante del cisma de la iglesia católica, pero gracias a ese hecho, pudimos conocer los textos bíblicos reservados para los clérigos durante la edad media. En lo nuestro, vemos con desilusión cómo al general Santander le atribuyen mayores méritos en la liberación de Colombia, que a Mercedes Abrego, la Pola y Antonia Santos; las han tratado como guerrilleras. La mujer moderna debe reivindicar su importancia en todos los actos de la vida, en lo político, lo económico y lo social.

En Colombia son más de la mitad pero sus oportunidades son negadas. No contentos con desconocerlas, ahora las matan sus maridos y novios; también las contratan para la prostitución ante la falta de oportunidades. Algunos monarcas las desposaban o mataban porque no les parían machos. El panorama es sombrío para la mujer si esta no asume el rol que le corresponde. La cuota burocrática del 30%, cedida por los hombres a la mujer, no pasa de ser un vulgar asistencialismo jurídico. La mujer debe tomarse, al menos, la mitad de los poderes del Estado. Valledupar tiene la oportunidad de iniciar esta senda libertaria por la dignidad de la mujer, este sería el mejor homenaje para ella: Darling y Lina son una oportunidad. El futuro de la mujer es el del país. Empecemos ya. [email protected]

Columnista
12 marzo, 2015

La mujer ante la historia y las religiones

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Desde la creación, según la Biblia, el estatus de la mujer estuvo por debajo del otorgado al hombre; se dice que Eva fue extraída de una costilla de Adán, pudiendo ser al revés; sería el primer caso de clonación, pero, ¿por qué no obtuvo la misma composición si esta tiene cromosomas XX y el hombre […]


Desde la creación, según la Biblia, el estatus de la mujer estuvo por debajo del otorgado al hombre; se dice que Eva fue extraída de una costilla de Adán, pudiendo ser al revés; sería el primer caso de clonación, pero, ¿por qué no obtuvo la misma composición si esta tiene cromosomas XX y el hombre tiene XY? El rol de la mujer siempre fue invisibilisado, claro la historia ha sido escrita por los hombres. La genealogía que conocemos de Cristo no muestra una sola madre. A Dalila nos la muestran como una traidora de Sansón pero no se sabe si es que esta pudo haber sido una excelente peluquera que quería ver más atractivo a su marido. María Magdalena, a quien veo como precursora del cristianismo, por su lealtad hasta el último momento, fue la que testimonió acerca de la resurrección, era mirada con celos por sus pares apóstoles; la imagen que recibimos es que era una prostituta.

Juana de Arco, la Doncella de Orleans, heroína francesa, quien liberó a su patria de los ingleses no ha sido reconocida como se lo merece y en lo que más insiste la “historia” es en que era bruja y como tal murió en una hoguera prendida por la propia iglesia católica. Bajo muchos credos, como el musulmán, la mujer no ha pasado de ser un objeto sexual y sus libertades deprimidas. A Helena de Troya nos la presentan solo como una mujer hermosa causante de la guerra entre griegos y espartanos, pero algo más tuvo que tener esta mujer. A Cleopatra, de origen griego, última reina egipcia de la dinastía de los Ptolomeos, nos la describen como una mujer seductora que impactó, en forma negativa, en el imperio romano, casándose con César Augusto, primero, y con Marco Antonio, después; pero esta mujer que, parece, hablaba varios idiomas, quizás no es la que nos presenta la historia, un mero símbolo sexual.

A Catharina von Bora, la esposa de Martín Lutero, nos la venden como la causante del cisma de la iglesia católica, pero gracias a ese hecho, pudimos conocer los textos bíblicos reservados para los clérigos durante la edad media. En lo nuestro, vemos con desilusión cómo al general Santander le atribuyen mayores méritos en la liberación de Colombia, que a Mercedes Abrego, la Pola y Antonia Santos; las han tratado como guerrilleras. La mujer moderna debe reivindicar su importancia en todos los actos de la vida, en lo político, lo económico y lo social.

En Colombia son más de la mitad pero sus oportunidades son negadas. No contentos con desconocerlas, ahora las matan sus maridos y novios; también las contratan para la prostitución ante la falta de oportunidades. Algunos monarcas las desposaban o mataban porque no les parían machos. El panorama es sombrío para la mujer si esta no asume el rol que le corresponde. La cuota burocrática del 30%, cedida por los hombres a la mujer, no pasa de ser un vulgar asistencialismo jurídico. La mujer debe tomarse, al menos, la mitad de los poderes del Estado. Valledupar tiene la oportunidad de iniciar esta senda libertaria por la dignidad de la mujer, este sería el mejor homenaje para ella: Darling y Lina son una oportunidad. El futuro de la mujer es el del país. Empecemos ya. [email protected]