Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 5 abril, 2014

La anécdota

La anécdota es la narración de un suceso breve y con frecuencia significativo y que en aquellas obras de carácter narrativo viene a constituir una especie de núcleo fundamental, utilizado para poder proyectar una significación o una revelación sobre alguien. No obstante lucir la anécdota en algunas ocasiones pintoresca, superficial y risueña, el buen escritor […]

La anécdota es la narración de un suceso breve y con frecuencia significativo y que en aquellas obras de carácter narrativo viene a constituir una especie de núcleo fundamental, utilizado para poder proyectar una significación o una revelación sobre alguien. No obstante lucir la anécdota en algunas ocasiones pintoresca, superficial y risueña, el buen escritor debe aplicar su visión y destreza para que esta llegue a revelar cosas nuevas sobre la condición humana. Debe con sus recursos literarios enriquecerla para poder mostrar entones aspectos desconocidos sobre el comportamiento en los seres humanos.

La anécdota como una enseñanza adquirida hace parte de la cultura elemental de las personas que las atesoran y recrean al igual que las canciones de cuna, las rondas infantiles, las oraciones aprendidas en el hogar, los himnos patrios y escolares y las canciones de la infancia y adolescencia, al igual que poemas y adivinanzas.

La verdadera literatura debe trascender y para esto se nutre de la anécdota. Fue lo que hizo García Márquez en un momento en que se preocupaba por nuevos inventos técnicos, por el manejo del tiempo en la novela, la simultaneidad de los espacios, y los juegos con el lenguaje. A partir de “Gabo” se ha generado toda una narrativa que ha vuelto a la anécdota como elemento esencial del relato como podemos apreciarlo en escritores claramente influenciados por él, cómo son los casos de David Sánchez Juliao, Juan Gossain, Roberto Burgos Cantor, Daniel Espinosa, la peruana Isabel Allende etc.

Daniel Samper Pizano sin destacarse aun en el campo de la novela, hace un periodismo ameno y divertido porque con frecuencia se nutre de la anécdota y sus reflexiones van acompañadas de relatos.

Pionero en el rescate y divulgación de la anécdota fue Tomas Carrasquilla, una especie de culebrero paisa que pudo trascender, apoyándose en cuentos de velorio, en el run run, en el lleva y trae, en el correveidile y hasta en el cuchicheo de mujeres celosas y desocupadas como algunos recuerdan en aquel cura de pueblo que encarno su personaje San Antoñito. Podemos concluir entonces que la grandeza del relato está en la trascendencia de la anécdota, como bien lo ha evidenciado García Márquez.

Recientemente el escritor chimichaguero Daniel Pineda Lengua nos obsequió su obra “Ven para Que Hablemos”, un verdadero festín anecdótico.

Columnista
5 abril, 2014

La anécdota

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

La anécdota es la narración de un suceso breve y con frecuencia significativo y que en aquellas obras de carácter narrativo viene a constituir una especie de núcleo fundamental, utilizado para poder proyectar una significación o una revelación sobre alguien. No obstante lucir la anécdota en algunas ocasiones pintoresca, superficial y risueña, el buen escritor […]


La anécdota es la narración de un suceso breve y con frecuencia significativo y que en aquellas obras de carácter narrativo viene a constituir una especie de núcleo fundamental, utilizado para poder proyectar una significación o una revelación sobre alguien. No obstante lucir la anécdota en algunas ocasiones pintoresca, superficial y risueña, el buen escritor debe aplicar su visión y destreza para que esta llegue a revelar cosas nuevas sobre la condición humana. Debe con sus recursos literarios enriquecerla para poder mostrar entones aspectos desconocidos sobre el comportamiento en los seres humanos.

La anécdota como una enseñanza adquirida hace parte de la cultura elemental de las personas que las atesoran y recrean al igual que las canciones de cuna, las rondas infantiles, las oraciones aprendidas en el hogar, los himnos patrios y escolares y las canciones de la infancia y adolescencia, al igual que poemas y adivinanzas.

La verdadera literatura debe trascender y para esto se nutre de la anécdota. Fue lo que hizo García Márquez en un momento en que se preocupaba por nuevos inventos técnicos, por el manejo del tiempo en la novela, la simultaneidad de los espacios, y los juegos con el lenguaje. A partir de “Gabo” se ha generado toda una narrativa que ha vuelto a la anécdota como elemento esencial del relato como podemos apreciarlo en escritores claramente influenciados por él, cómo son los casos de David Sánchez Juliao, Juan Gossain, Roberto Burgos Cantor, Daniel Espinosa, la peruana Isabel Allende etc.

Daniel Samper Pizano sin destacarse aun en el campo de la novela, hace un periodismo ameno y divertido porque con frecuencia se nutre de la anécdota y sus reflexiones van acompañadas de relatos.

Pionero en el rescate y divulgación de la anécdota fue Tomas Carrasquilla, una especie de culebrero paisa que pudo trascender, apoyándose en cuentos de velorio, en el run run, en el lleva y trae, en el correveidile y hasta en el cuchicheo de mujeres celosas y desocupadas como algunos recuerdan en aquel cura de pueblo que encarno su personaje San Antoñito. Podemos concluir entonces que la grandeza del relato está en la trascendencia de la anécdota, como bien lo ha evidenciado García Márquez.

Recientemente el escritor chimichaguero Daniel Pineda Lengua nos obsequió su obra “Ven para Que Hablemos”, un verdadero festín anecdótico.