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Columnista - 20 noviembre, 2014

La agricultura (I)

Los mecanismos para controlar las fuentes de alimentos se iniciaron hace unos nueve mil años mediante un largo proceso de domesticación de las plantas y los animales; es decir, con el nacimiento de la agricultura y la ganadería. Estos procesos se fueron desarrollando progresivamente, pero los cambios más importantes en cuanto a las aplicaciones de […]

Los mecanismos para controlar las fuentes de alimentos se iniciaron hace unos nueve mil años mediante un largo proceso de domesticación de las plantas y los animales; es decir, con el nacimiento de la agricultura y la ganadería. Estos procesos se fueron desarrollando progresivamente, pero los cambios más importantes en cuanto a las aplicaciones de tecnología cada vez más complicada se produjeron en los últimos 100 años.
La ocupación del suelo por la agricultura ha sido un factor esencial en la modificación de los paisajes, de modo que actualmente es difícil encontrar algún lugar en el que no se haya cultivado, pastado o no se haya producido alguna variable de apropiación.
La agricultura es un recurso natural de primer orden para el mantenimiento de nuestra especie. Una persona adulta, necesita aproximadamente tres mil calorías por día y, en un porcentaje elevadísimo, estas calorías provienen de los recursos agrícolas. No obstante, el aumento demográfico que se ha producido en nuestro planeta hace que 500 millones de personas estén mal alimentadas y unos mil millones tengan una dieta insuficiente y poco diversificada. La agricultura es un recurso al que en principio, todo el mundo puede acceder en función de la calidad del suelo y la disponibilidad de agua, pero también podemos decir que es un recurso mal administrado, ya que a menudo, países en los que la población tiene deficiencias alimentarias son países exportadores de alimentos de alta calidad dietética.
La accesibilidad a una buena alimentación es un derecho de todas las personas, y comer correctamente reduciría una tercera parte de los costos en sanidad, 25 % de las muertes por enfermedades cardiovasculares y 20 % de las muertes por cáncer en los países industrializados.
La agricultura depende, en primera instancia, de la calidad de los suelos, del agua y de la biodiversidad. La fertilidad, la calidad de las semillas, la disponibilidad de agua en el suelo y el control de plagas son aspectos que la tecnología ha mejorado, pero los países pobres no siempre tienen acceso a estas mejoras.
Actualmente la agricultura se desarrolla de forma extensiva a partir de los monocultivos, grandes superficies con un solo tipo de producto agrícola. Ello ha provocado un aumento de la producción, pero, a causa de la incorporación de técnicas no siempre respetuosas con el medio, también ha roto los ciclos ecológicos, agotando la capacidad de los suelos y los mantos acuíferos y disminuyendo la biodiversidad. Por otra parte, los fertilizantes y plaguicidas han contaminado los suelos y los acuíferos, puesto que matan especies beneficiosas e incrementan la resistencia de las plagas.
La biodiversidad es una fuente de fertilidad del suelo. Las plantaciones de varias especies agronómicas situadas una al lado de la otra ayudan al ciclo de los nutrientes en el suelo: la mezcla de cereales y legumbres aportan al suelo suficiente nitrógeno y, por lo tanto, no es necesario añadirlo de manera artificial.

Columnista
20 noviembre, 2014

La agricultura (I)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Los mecanismos para controlar las fuentes de alimentos se iniciaron hace unos nueve mil años mediante un largo proceso de domesticación de las plantas y los animales; es decir, con el nacimiento de la agricultura y la ganadería. Estos procesos se fueron desarrollando progresivamente, pero los cambios más importantes en cuanto a las aplicaciones de […]


Los mecanismos para controlar las fuentes de alimentos se iniciaron hace unos nueve mil años mediante un largo proceso de domesticación de las plantas y los animales; es decir, con el nacimiento de la agricultura y la ganadería. Estos procesos se fueron desarrollando progresivamente, pero los cambios más importantes en cuanto a las aplicaciones de tecnología cada vez más complicada se produjeron en los últimos 100 años.
La ocupación del suelo por la agricultura ha sido un factor esencial en la modificación de los paisajes, de modo que actualmente es difícil encontrar algún lugar en el que no se haya cultivado, pastado o no se haya producido alguna variable de apropiación.
La agricultura es un recurso natural de primer orden para el mantenimiento de nuestra especie. Una persona adulta, necesita aproximadamente tres mil calorías por día y, en un porcentaje elevadísimo, estas calorías provienen de los recursos agrícolas. No obstante, el aumento demográfico que se ha producido en nuestro planeta hace que 500 millones de personas estén mal alimentadas y unos mil millones tengan una dieta insuficiente y poco diversificada. La agricultura es un recurso al que en principio, todo el mundo puede acceder en función de la calidad del suelo y la disponibilidad de agua, pero también podemos decir que es un recurso mal administrado, ya que a menudo, países en los que la población tiene deficiencias alimentarias son países exportadores de alimentos de alta calidad dietética.
La accesibilidad a una buena alimentación es un derecho de todas las personas, y comer correctamente reduciría una tercera parte de los costos en sanidad, 25 % de las muertes por enfermedades cardiovasculares y 20 % de las muertes por cáncer en los países industrializados.
La agricultura depende, en primera instancia, de la calidad de los suelos, del agua y de la biodiversidad. La fertilidad, la calidad de las semillas, la disponibilidad de agua en el suelo y el control de plagas son aspectos que la tecnología ha mejorado, pero los países pobres no siempre tienen acceso a estas mejoras.
Actualmente la agricultura se desarrolla de forma extensiva a partir de los monocultivos, grandes superficies con un solo tipo de producto agrícola. Ello ha provocado un aumento de la producción, pero, a causa de la incorporación de técnicas no siempre respetuosas con el medio, también ha roto los ciclos ecológicos, agotando la capacidad de los suelos y los mantos acuíferos y disminuyendo la biodiversidad. Por otra parte, los fertilizantes y plaguicidas han contaminado los suelos y los acuíferos, puesto que matan especies beneficiosas e incrementan la resistencia de las plagas.
La biodiversidad es una fuente de fertilidad del suelo. Las plantaciones de varias especies agronómicas situadas una al lado de la otra ayudan al ciclo de los nutrientes en el suelo: la mezcla de cereales y legumbres aportan al suelo suficiente nitrógeno y, por lo tanto, no es necesario añadirlo de manera artificial.