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Columnista - 3 julio, 2014

Homenaje al doctor Luciano Aponte

Al empezar a escribir esta columna, quisiéramos tener un espacio más amplio del que disponemos para extendernos un poco sobre lo que ha sido y significado la vida del doctor Luciano Aponte López, así como el homenaje que se le tributó el pasado 7 de junio en el Club Valledupar, al que asistimos gustosos por […]

Al empezar a escribir esta columna, quisiéramos tener un espacio más amplio del que disponemos para extendernos un poco sobre lo que ha sido y significado la vida del doctor Luciano Aponte López, así como el homenaje que se le tributó el pasado 7 de junio en el Club Valledupar, al que asistimos gustosos por tratarse de uno de los más preclaros hombre de Urumita, se trata del médico que vino a la vida aprender y servir, curando hay veces y aliviando el dolor en otros. Es hijo de la procreación entre la distinguida y querida matrona Urumitera símbolo de nobleza y dignidad, doña Blasina López Baquero y don Pedro Nel Aponte.

Para semejante evento que en mucho nos pertenece, nosotros los Urumiteros no podíamos dejar pasar la oportunidad de pronunciarnos frente a las nuestras sinceras de aprecio y consideración a una persona que como el doctor Luciano es tan caro a nuestros afectos.

Escuchamos allí disquisiones de mucha altura y con gran tino por parte de los oferentes que en verdad nos satisfiso escuchar.

Pero sin más preámbulo digamos entonces, que este médico hace parte de aquella pléyade que alguien se le dio por decir que Urumita tenía proporcionalmente a su población un buen número de profesionales sobresalientes que se la podía llamar la “despensa intelectual de la Guajira y el Cesar”.

Para el caso del doctor Luciano, desde muy niño sintió los primeros deseos o inclinación por estudiar medicina situación que pudo experimentar cuando tenía 7 años al observar cómo se morían sus paisanos por falta de una asistencia médica, ya que para la época no había un galeno en su querido terruño. Por ello, al graduarse de médico en la Universidad Nacional por el año de 1962, sintió el deseo profundo y compromiso moral de venir a servir a sus paisanos a pesar de los muchos ofrecimientos su año rural lo hizo en Urumita en donde le correspondió inaugurar el Puesto de Salud que no funcionaba por falta de un médico. Desde ese entonces empezó su verdadera labor social.

Por otra parte, fue el primero en organizar o crear la primera Junta de Acción Comunal en la Guajira. Fue de los que con otros hijos ilustre de Urumita encabezó el movimiento de creación del municipio de Urumita que otrora pertenecía a Villanueva. Siendo recientemente joven ciudadano fue elegido Senador de la República durante la presidencia de Carlos Lleras Restrepo entre 1966 y 1970. En fin, este hombre es un dechado de virtudes, por ello fue la brújula que me indicó el camino para la superación y lograr hacerme un profesional y aún a mis dos hijos médicos se los identifico como ejemplo, en el entendido que es un buen referente de grandeza, bondad y enseñanza, y como dijera el doctor Marcelo Calderón en su discurso de oferente al doctor Luciano es un arquitecto de la rectitud y la amistad.

Finalmente digamos que el discurso de agradecimiento expresado por el doctor Aponte fue un derroche de inteligencia en todos sus apartes, y al identificarse con nosotros en nuestra labor ambientalista, consideramos pertinente propalar en esta columna algunos de sus apartes.

“si en la próxima década no acometemos un programa intensivo de reforestación para el rescate de nuestras fuentes acuíferas, nuestro valle será un desierto. La represa de los Besotes acá y Marquesote en el Sur de la Guajira son una apremiante necesidad. Las regalías deben invertirse en agua y reforestación, no hacerlo es una torpeza. Sembramos hace 50 años, 200 mil hectáreas de algodón y de la bonanza solo quedaron nuestras tierras yermas.

¿Será que no aprendimos la lección? Es necesario entender que hay que sembrar carbón.

No podemos contentarnos con la economía de servicios y construcción”.

Columnista
3 julio, 2014

Homenaje al doctor Luciano Aponte

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Al empezar a escribir esta columna, quisiéramos tener un espacio más amplio del que disponemos para extendernos un poco sobre lo que ha sido y significado la vida del doctor Luciano Aponte López, así como el homenaje que se le tributó el pasado 7 de junio en el Club Valledupar, al que asistimos gustosos por […]


Al empezar a escribir esta columna, quisiéramos tener un espacio más amplio del que disponemos para extendernos un poco sobre lo que ha sido y significado la vida del doctor Luciano Aponte López, así como el homenaje que se le tributó el pasado 7 de junio en el Club Valledupar, al que asistimos gustosos por tratarse de uno de los más preclaros hombre de Urumita, se trata del médico que vino a la vida aprender y servir, curando hay veces y aliviando el dolor en otros. Es hijo de la procreación entre la distinguida y querida matrona Urumitera símbolo de nobleza y dignidad, doña Blasina López Baquero y don Pedro Nel Aponte.

Para semejante evento que en mucho nos pertenece, nosotros los Urumiteros no podíamos dejar pasar la oportunidad de pronunciarnos frente a las nuestras sinceras de aprecio y consideración a una persona que como el doctor Luciano es tan caro a nuestros afectos.

Escuchamos allí disquisiones de mucha altura y con gran tino por parte de los oferentes que en verdad nos satisfiso escuchar.

Pero sin más preámbulo digamos entonces, que este médico hace parte de aquella pléyade que alguien se le dio por decir que Urumita tenía proporcionalmente a su población un buen número de profesionales sobresalientes que se la podía llamar la “despensa intelectual de la Guajira y el Cesar”.

Para el caso del doctor Luciano, desde muy niño sintió los primeros deseos o inclinación por estudiar medicina situación que pudo experimentar cuando tenía 7 años al observar cómo se morían sus paisanos por falta de una asistencia médica, ya que para la época no había un galeno en su querido terruño. Por ello, al graduarse de médico en la Universidad Nacional por el año de 1962, sintió el deseo profundo y compromiso moral de venir a servir a sus paisanos a pesar de los muchos ofrecimientos su año rural lo hizo en Urumita en donde le correspondió inaugurar el Puesto de Salud que no funcionaba por falta de un médico. Desde ese entonces empezó su verdadera labor social.

Por otra parte, fue el primero en organizar o crear la primera Junta de Acción Comunal en la Guajira. Fue de los que con otros hijos ilustre de Urumita encabezó el movimiento de creación del municipio de Urumita que otrora pertenecía a Villanueva. Siendo recientemente joven ciudadano fue elegido Senador de la República durante la presidencia de Carlos Lleras Restrepo entre 1966 y 1970. En fin, este hombre es un dechado de virtudes, por ello fue la brújula que me indicó el camino para la superación y lograr hacerme un profesional y aún a mis dos hijos médicos se los identifico como ejemplo, en el entendido que es un buen referente de grandeza, bondad y enseñanza, y como dijera el doctor Marcelo Calderón en su discurso de oferente al doctor Luciano es un arquitecto de la rectitud y la amistad.

Finalmente digamos que el discurso de agradecimiento expresado por el doctor Aponte fue un derroche de inteligencia en todos sus apartes, y al identificarse con nosotros en nuestra labor ambientalista, consideramos pertinente propalar en esta columna algunos de sus apartes.

“si en la próxima década no acometemos un programa intensivo de reforestación para el rescate de nuestras fuentes acuíferas, nuestro valle será un desierto. La represa de los Besotes acá y Marquesote en el Sur de la Guajira son una apremiante necesidad. Las regalías deben invertirse en agua y reforestación, no hacerlo es una torpeza. Sembramos hace 50 años, 200 mil hectáreas de algodón y de la bonanza solo quedaron nuestras tierras yermas.

¿Será que no aprendimos la lección? Es necesario entender que hay que sembrar carbón.

No podemos contentarnos con la economía de servicios y construcción”.