Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 28 julio, 2014

Grito en La Guajira

Es dramática la situación que viven nuestros hermanos de la península guajira, por la sed que lo está avasallando, no es una situación nueva en su diario vivir, dada la formación desértica de un amplio sector de su territorio, pero si compleja, porque ésta, cada día se agrava más, debido a la indiferencia del sector […]

Es dramática la situación que viven nuestros hermanos de la península guajira, por la sed que lo está avasallando, no es una situación nueva en su diario vivir, dada la formación desértica de un amplio sector de su territorio, pero si compleja, porque ésta, cada día se agrava más, debido a la indiferencia del sector estatal, al crecimiento de la resequedad por el al cambio climático y a la explotación indiscriminada de las minas del carbón del Cerrejón, que ha enriquecido a políticos de todos los pelambres , pero que ha llevado a la pobreza extrema, al pueblo raso.
Estas situaciones apocalípticas que estamos viviendo, el Cesar y el caribe en general, ha sido reseñada desde hace muchísimos años, por nuestros visionarios autores musicales, que le anunciaron al mundo, el destino incierto de los guajiros, por el caos climático que se agravaría, trayendo consigo más pobreza, muerte y desolación.
El título de esta columna, es una canción de Alberto Murgas, que fue grabada aproximadamente hace 40 años, en la que denuncia la situación desgarradora de sus paisanos en la alta guajira, porque su pobreza nada tiene que envidiarles, a Sierra Leona, Guinea ecuatorial, países africanos, considerados entre los más pobres de la tierra.
“Ampliamente en La Guajira, es notable la zozobra y la angustia que domina, el ambiente del desierto, que reclama en su agonía, que alejen el sufrimiento, que persiste noche y día”. Más explícita no podía ser esta denuncia musical, “Beto” Murgas.
Obviamente, que no podía faltar el clamor ecológico, el ambiental, la depredadora, ya que los gallinazos, disfrazados de multinacionales llegaron a visitar a la dama; claro tiene plata, los galanes prometieron quererla, porque ella, tiene gas, la sal de Manaure y su carbón de piedra. Los coqueteos fueron fructíferos, compraron a la india rica, a precio de gallina flaca, que fue puesta en venta por políticos corruptos, que engrosaron su cuenta bancaria personal, a costas del fraudulento y jugoso negocio.
Nuestros cantores han tenido el poder síntesis para denunciar estas situaciones que se venían venir, como en su momento, lo hizo el glorioso, Hernando Marín, con su mágica Canción, “La Dama Guajira”; le dijo al mundo que se avecinaba la depredación ecológica de inmensas proporciones, propiciada por el voraz apetito de carbón de las multinacionales, que explotarían las minas del Cerrejón, con el consecuente y aterrador panorama,que el pueblo guajiro está viviendo y del cual el mundo, está siendo testigo.
En la canción, “Yo soy el Indio”, Romualdo Brito, sienta su voz de protesta por la llegada nuevamente del agente invasor a los predios guajiros, ante la mirada indiferente de las autoridades, que acolitan las acciones de “Los Gallinazos”, así fueron llamados por el autor los extranjeros mercaderes, canción censurada en Riohacha.
Otro Guajiro compositor, además agrónomo, Julio Oñate Martínez, en su canto “La Profecía”, avisó hace 40 años a los vallenatos, por la proximidad del desierto, por devastación ecológica y envenenamiento, hecha por agricultores, colonos y narcotraficantes.

Por Celso Guerra

Columnista
28 julio, 2014

Grito en La Guajira

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Celso Guerra Gutiérrez

Es dramática la situación que viven nuestros hermanos de la península guajira, por la sed que lo está avasallando, no es una situación nueva en su diario vivir, dada la formación desértica de un amplio sector de su territorio, pero si compleja, porque ésta, cada día se agrava más, debido a la indiferencia del sector […]


Es dramática la situación que viven nuestros hermanos de la península guajira, por la sed que lo está avasallando, no es una situación nueva en su diario vivir, dada la formación desértica de un amplio sector de su territorio, pero si compleja, porque ésta, cada día se agrava más, debido a la indiferencia del sector estatal, al crecimiento de la resequedad por el al cambio climático y a la explotación indiscriminada de las minas del carbón del Cerrejón, que ha enriquecido a políticos de todos los pelambres , pero que ha llevado a la pobreza extrema, al pueblo raso.
Estas situaciones apocalípticas que estamos viviendo, el Cesar y el caribe en general, ha sido reseñada desde hace muchísimos años, por nuestros visionarios autores musicales, que le anunciaron al mundo, el destino incierto de los guajiros, por el caos climático que se agravaría, trayendo consigo más pobreza, muerte y desolación.
El título de esta columna, es una canción de Alberto Murgas, que fue grabada aproximadamente hace 40 años, en la que denuncia la situación desgarradora de sus paisanos en la alta guajira, porque su pobreza nada tiene que envidiarles, a Sierra Leona, Guinea ecuatorial, países africanos, considerados entre los más pobres de la tierra.
“Ampliamente en La Guajira, es notable la zozobra y la angustia que domina, el ambiente del desierto, que reclama en su agonía, que alejen el sufrimiento, que persiste noche y día”. Más explícita no podía ser esta denuncia musical, “Beto” Murgas.
Obviamente, que no podía faltar el clamor ecológico, el ambiental, la depredadora, ya que los gallinazos, disfrazados de multinacionales llegaron a visitar a la dama; claro tiene plata, los galanes prometieron quererla, porque ella, tiene gas, la sal de Manaure y su carbón de piedra. Los coqueteos fueron fructíferos, compraron a la india rica, a precio de gallina flaca, que fue puesta en venta por políticos corruptos, que engrosaron su cuenta bancaria personal, a costas del fraudulento y jugoso negocio.
Nuestros cantores han tenido el poder síntesis para denunciar estas situaciones que se venían venir, como en su momento, lo hizo el glorioso, Hernando Marín, con su mágica Canción, “La Dama Guajira”; le dijo al mundo que se avecinaba la depredación ecológica de inmensas proporciones, propiciada por el voraz apetito de carbón de las multinacionales, que explotarían las minas del Cerrejón, con el consecuente y aterrador panorama,que el pueblo guajiro está viviendo y del cual el mundo, está siendo testigo.
En la canción, “Yo soy el Indio”, Romualdo Brito, sienta su voz de protesta por la llegada nuevamente del agente invasor a los predios guajiros, ante la mirada indiferente de las autoridades, que acolitan las acciones de “Los Gallinazos”, así fueron llamados por el autor los extranjeros mercaderes, canción censurada en Riohacha.
Otro Guajiro compositor, además agrónomo, Julio Oñate Martínez, en su canto “La Profecía”, avisó hace 40 años a los vallenatos, por la proximidad del desierto, por devastación ecológica y envenenamiento, hecha por agricultores, colonos y narcotraficantes.

Por Celso Guerra