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Columnista - 15 diciembre, 2014

¡Flojos!

No hay otra palabra para calificar la actitud de los trabajadores de la justicia, someten al país a un desgaste institucional que supera los dos meses y que se va a unir con las vacaciones judiciales de fin de año; de paro a vacaciones, como hicieron hace exactamente dos años, sin contar los 10 días […]

No hay otra palabra para calificar la actitud de los trabajadores de la justicia, someten al país a un desgaste institucional que supera los dos meses y que se va a unir con las vacaciones judiciales de fin de año; de paro a vacaciones, como hicieron hace exactamente dos años, sin contar los 10 días de paro a mediados de este mismo año. Como diría ‘El Pachanga’ de David Sánchez Juliao: “Eche cuadro, trabaja más un gorgojo en un riel”. Mientras tanto, más de 20.000 audiencias no han podido realizarse y decenas de casos de delincuentes capturados en flagrancia, casi todos por hurto, quedan en libertad porque no hay cómo judicializarlos, para no hablar de casos de asesinato y violación.

Ah! pero una jueza de Valledupar para darle casa por cárcel a Carlos Pesebre, no estaba en paro, como raro ¿cierto? Menos mal Un Fiscal profirió medida de aseguramiento este viernes sin beneficio de excarcelación.

La justicia cada día está más desprestigiada por casos como los de las Altas Cortes, que pasan de escándalo en escándalo: el hijo del Presidente de la Corte Suprema que tomó el carro oficial de motel; la inolvidable “Magistrada Viajera” Ruth Marina Díaz, quien se fue de crucero por el Caribe para analizar un expediente; el yo me elijo, tú me eliges de Pedro Munar y Francisco Ricarte; entre otras perlas. Si por las Cortes llueve, por el Inpec no escampa, cárceles hacinadas y guardines en operación tortuga. Los colombianos, impotentes, esperan una salida, pero los líderes en su infinita terquedad, no parecen entender que la justicia de un país no se puede detener por capricho; incluso esta semana en Paloquemao, quienes no permitían el acceso a los despachos, llegaron al extremo de atacar a puños a jueces que decidieron reintegrarse, una absoluta vergüenza.

La Constitución es clara y le garantiza al ciudadano derechos sagrados que, por cuestiones de ambición o avaricia, no se pueden violar; con un gobierno inoperante al que le faltan pantalones para solucionar el tema; se ha trenzado un pulso en el cual, el único que pierde es el ciudadano de a pie, solo por citar un ejemplo, quien necesita que le resuelvan una tutela para solventar una enfermedad, en este nefasto sistema de salud. Ni hablar de los abogados litigantes, a quienes se les está imposibilitando el derecho al trabajo y solo se ven cruzado calles por la desidia de otros. Y de ñapa, los “entusiastas” trabajadores de la justicia, pretenden, según anunció el presidente del Consejo Superior de la Judicatura, Ovidio Claros, que el tiempo que dejaron de laborar se les pague y lo recuperen después; el colmo de los colmos.

Un país próximo a la paz y al posconflicto, requiere una justicia ágil, que le brinde garantías al ciudadano, no permite una justicia colapsada, suenan las alarmas por los desafíos pendientes, como la ley de víctimas, de tierras y toda la carga de delitos con la que vienen los angelitos de las Farc. Amanecerá y veremos.

Estocada: Es el colmo que La Guajira siga padeciendo con la muerte de niños wayúu, la cárcel mas hacinada de Colombia y Santos llegue a inaugurar Puerto Brisa y, con el aplauso de los lugareños, anuncie aire acondicionado para el aeropuerto de Riohacha, que falta de respeto.

Esta columna se va de vacaciones hasta enero, muchas gracias a todos los lectores y les deseo de todo corazón una feliz navidad y prosperidad en el nuevo año. ¡Bendiciones! @JACOBOSOLANOC

Columnista
15 diciembre, 2014

¡Flojos!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

No hay otra palabra para calificar la actitud de los trabajadores de la justicia, someten al país a un desgaste institucional que supera los dos meses y que se va a unir con las vacaciones judiciales de fin de año; de paro a vacaciones, como hicieron hace exactamente dos años, sin contar los 10 días […]


No hay otra palabra para calificar la actitud de los trabajadores de la justicia, someten al país a un desgaste institucional que supera los dos meses y que se va a unir con las vacaciones judiciales de fin de año; de paro a vacaciones, como hicieron hace exactamente dos años, sin contar los 10 días de paro a mediados de este mismo año. Como diría ‘El Pachanga’ de David Sánchez Juliao: “Eche cuadro, trabaja más un gorgojo en un riel”. Mientras tanto, más de 20.000 audiencias no han podido realizarse y decenas de casos de delincuentes capturados en flagrancia, casi todos por hurto, quedan en libertad porque no hay cómo judicializarlos, para no hablar de casos de asesinato y violación.

Ah! pero una jueza de Valledupar para darle casa por cárcel a Carlos Pesebre, no estaba en paro, como raro ¿cierto? Menos mal Un Fiscal profirió medida de aseguramiento este viernes sin beneficio de excarcelación.

La justicia cada día está más desprestigiada por casos como los de las Altas Cortes, que pasan de escándalo en escándalo: el hijo del Presidente de la Corte Suprema que tomó el carro oficial de motel; la inolvidable “Magistrada Viajera” Ruth Marina Díaz, quien se fue de crucero por el Caribe para analizar un expediente; el yo me elijo, tú me eliges de Pedro Munar y Francisco Ricarte; entre otras perlas. Si por las Cortes llueve, por el Inpec no escampa, cárceles hacinadas y guardines en operación tortuga. Los colombianos, impotentes, esperan una salida, pero los líderes en su infinita terquedad, no parecen entender que la justicia de un país no se puede detener por capricho; incluso esta semana en Paloquemao, quienes no permitían el acceso a los despachos, llegaron al extremo de atacar a puños a jueces que decidieron reintegrarse, una absoluta vergüenza.

La Constitución es clara y le garantiza al ciudadano derechos sagrados que, por cuestiones de ambición o avaricia, no se pueden violar; con un gobierno inoperante al que le faltan pantalones para solucionar el tema; se ha trenzado un pulso en el cual, el único que pierde es el ciudadano de a pie, solo por citar un ejemplo, quien necesita que le resuelvan una tutela para solventar una enfermedad, en este nefasto sistema de salud. Ni hablar de los abogados litigantes, a quienes se les está imposibilitando el derecho al trabajo y solo se ven cruzado calles por la desidia de otros. Y de ñapa, los “entusiastas” trabajadores de la justicia, pretenden, según anunció el presidente del Consejo Superior de la Judicatura, Ovidio Claros, que el tiempo que dejaron de laborar se les pague y lo recuperen después; el colmo de los colmos.

Un país próximo a la paz y al posconflicto, requiere una justicia ágil, que le brinde garantías al ciudadano, no permite una justicia colapsada, suenan las alarmas por los desafíos pendientes, como la ley de víctimas, de tierras y toda la carga de delitos con la que vienen los angelitos de las Farc. Amanecerá y veremos.

Estocada: Es el colmo que La Guajira siga padeciendo con la muerte de niños wayúu, la cárcel mas hacinada de Colombia y Santos llegue a inaugurar Puerto Brisa y, con el aplauso de los lugareños, anuncie aire acondicionado para el aeropuerto de Riohacha, que falta de respeto.

Esta columna se va de vacaciones hasta enero, muchas gracias a todos los lectores y les deseo de todo corazón una feliz navidad y prosperidad en el nuevo año. ¡Bendiciones! @JACOBOSOLANOC