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Columnista - 24 diciembre, 2014

Es tiempo de Navidad, pero también de la familia

Entre las cosas positivas que se pueden registrar y resaltar con cargo a este año 2014, están sin duda los avances del proceso de paz que adelanta el Gobierno Nacional, con miras a ponerle fin a un conflicto social generado ya hace más de 50 años. Pero este noble esfuerzo por neutralizar estas diferencias sociales […]

Entre las cosas positivas que se pueden registrar y resaltar con cargo a este año 2014, están sin duda los avances del proceso de paz que adelanta el Gobierno Nacional, con miras a ponerle fin a un conflicto social generado ya hace más de 50 años. Pero este noble esfuerzo por neutralizar estas diferencias sociales no puede parar allí, pues a cada uno de nosotros también nos compete aportarle algo a este proceso para que pueda ser integrador, de ahí que se haya acuñado la célebre expresión “la paz empieza por casa”.

No podemos seguir culpando al gobierno por todo lo que pasa en nuestro país.

Siempre he creído, que no son las políticas de los gobiernos, no son las escuelas, no son los gobernantes, no es la sociedad, no son las iglesias, no son los medios de comunicación los que pueden tener la culpa de todo este desastre social, pienso que de una u otra manera es la familia, son los hogares, son los padres de familia, los responsables de buena parte de la formación de agentes contributivos que acentúan la problemática nacional en cuanto a conductas antivalores que se traducen en intolerancia, insolidaridad y violencia nacional.

No hay otra generación en la historia que esté tan saturada de cosas tan perversas y dañinas como la sociedad de hoy (el alcohol, la drogadicción, la pornografía y la basura virtual). De otra parte, la TV, el cine, la música, las redes sociales, también han influido fuertemente en el concepto tradicional de familia, puesto que cualquiera de estas vías son muchas veces el vehículo perfecto para desembocar en todo tipo de aberraciones. Esos cambios culturales de las últimas décadas han influido fuertemente en el concepto tradicional de familia.
Por esto insisto que como padres, no podemos dejar que el sistema nos enseñe a criar a nuestros hijos, porque las raíces, las bases, los cimientos de una buena crianza se fundamentan en el hogar; los buenos ejemplos, las buenas costumbres nacen del seno de la familia. De esos ejemplos, de esos testimonios como padres de familia, depende la clase de hombres y mujeres que le entregamos mañana a la sociedad, por ello debemos permanecer delante de la puerta de nuestros hogares vigilando que no entren a nuestras casas esas cosas dañinas y perversas que hacen daño y terminan destruyendo a los hogares.

No podemos criar a nuestros hijos con culpas y cargos de conciencia, porque no hicimos lo correcto en el tiempo justo y el momento indicado. Ahora, si lo miramos desde el evangelio, Dios nos llama a ser unos papás más íntegros, más responsables, más comprometidos, más amorosos con nuestras familias. Debemos tener siempre presente que afuera nos quieren por lo que hacemos, en nuestra casa nos quieren por lo que somos, por eso insisto hay que luchar por nuestras familias; por más que ganamos el dinero para nuestro sustento, por más que ganemos para educarlos, para vestirlos, al tiempo hay que ganar para la familia. En este tiempo de navidad, no olvidemos el concepto de familia y del valor de la familia, ya que este va más allá de los encuentros habituales e ineludibles de fin de año. ¡Feliz navidad a todos los lectores!

Columnista
24 diciembre, 2014

Es tiempo de Navidad, pero también de la familia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Guillermo Ramirez

Entre las cosas positivas que se pueden registrar y resaltar con cargo a este año 2014, están sin duda los avances del proceso de paz que adelanta el Gobierno Nacional, con miras a ponerle fin a un conflicto social generado ya hace más de 50 años. Pero este noble esfuerzo por neutralizar estas diferencias sociales […]


Entre las cosas positivas que se pueden registrar y resaltar con cargo a este año 2014, están sin duda los avances del proceso de paz que adelanta el Gobierno Nacional, con miras a ponerle fin a un conflicto social generado ya hace más de 50 años. Pero este noble esfuerzo por neutralizar estas diferencias sociales no puede parar allí, pues a cada uno de nosotros también nos compete aportarle algo a este proceso para que pueda ser integrador, de ahí que se haya acuñado la célebre expresión “la paz empieza por casa”.

No podemos seguir culpando al gobierno por todo lo que pasa en nuestro país.

Siempre he creído, que no son las políticas de los gobiernos, no son las escuelas, no son los gobernantes, no es la sociedad, no son las iglesias, no son los medios de comunicación los que pueden tener la culpa de todo este desastre social, pienso que de una u otra manera es la familia, son los hogares, son los padres de familia, los responsables de buena parte de la formación de agentes contributivos que acentúan la problemática nacional en cuanto a conductas antivalores que se traducen en intolerancia, insolidaridad y violencia nacional.

No hay otra generación en la historia que esté tan saturada de cosas tan perversas y dañinas como la sociedad de hoy (el alcohol, la drogadicción, la pornografía y la basura virtual). De otra parte, la TV, el cine, la música, las redes sociales, también han influido fuertemente en el concepto tradicional de familia, puesto que cualquiera de estas vías son muchas veces el vehículo perfecto para desembocar en todo tipo de aberraciones. Esos cambios culturales de las últimas décadas han influido fuertemente en el concepto tradicional de familia.
Por esto insisto que como padres, no podemos dejar que el sistema nos enseñe a criar a nuestros hijos, porque las raíces, las bases, los cimientos de una buena crianza se fundamentan en el hogar; los buenos ejemplos, las buenas costumbres nacen del seno de la familia. De esos ejemplos, de esos testimonios como padres de familia, depende la clase de hombres y mujeres que le entregamos mañana a la sociedad, por ello debemos permanecer delante de la puerta de nuestros hogares vigilando que no entren a nuestras casas esas cosas dañinas y perversas que hacen daño y terminan destruyendo a los hogares.

No podemos criar a nuestros hijos con culpas y cargos de conciencia, porque no hicimos lo correcto en el tiempo justo y el momento indicado. Ahora, si lo miramos desde el evangelio, Dios nos llama a ser unos papás más íntegros, más responsables, más comprometidos, más amorosos con nuestras familias. Debemos tener siempre presente que afuera nos quieren por lo que hacemos, en nuestra casa nos quieren por lo que somos, por eso insisto hay que luchar por nuestras familias; por más que ganamos el dinero para nuestro sustento, por más que ganemos para educarlos, para vestirlos, al tiempo hay que ganar para la familia. En este tiempo de navidad, no olvidemos el concepto de familia y del valor de la familia, ya que este va más allá de los encuentros habituales e ineludibles de fin de año. ¡Feliz navidad a todos los lectores!