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Editorial - 24 octubre, 2014

Entre la tranquilidad y el miedo

Con la captura de ‘Marquitos’ Figueroa, jefe de la banda delincuencial más temida de La Guajira y el Cesar, se creía que podía llegar la tranquilidad a la región que por años ha sido dominada por sus hombres. Desde la frontera colombo-venezolana, la Alta y Media Guajira hasta llegar al Cesar y pasando por Magdalena […]

Con la captura de ‘Marquitos’ Figueroa, jefe de la banda delincuencial más temida de La Guajira y el Cesar, se creía que podía llegar la tranquilidad a la región que por años ha sido dominada por sus hombres. Desde la frontera colombo-venezolana, la Alta y Media Guajira hasta llegar al Cesar y pasando por Magdalena y Atlántico, son innumerables las víctimas de este hombre que se convirtió en el terror de la zona.

La estela de muertos, de amenazas, de destierros y negocios ilícitos cometidos por el fonsequero que fue aliado de grupos paramilitares, y luego determinador de muerte de reinsertados y relacionados con éstos, según su subjetiva condena, sigue oscureciendo el panorama y se teme que continúe la misma dinámica de violencia, especialmente porque la percepción de muchos guajiros y cesarenses es que puede haber más derramamiento de sangre porque al estar preso ‘Marquitos’, el jefe, y varios de sus hombres claves, puede presentarse una guerra con las otras bandas criminales que cada día toman más fuerza y con las cuales existía un pacto de dominio territorial.

Preocupa aún más cuando la Defensoría del Pueblo del Cesar ha sido enfática en señalar la presencia de bandas criminales en los corregimientos del norte del Cesar, situación que no es diferente en el departamento guajiro. La alerta que en meses pasados hizo la Defensoría a las autoridades, vuelve a tomar vigencia hoy con lo que pueda pasar como efecto de la captura de Marcos Figueroa García.

EL PILÓN ha informado en repetidas ocasiones los riesgos de varias comunidades que están en el centro de las operaciones del contrabando de gasolina desde el vecino país de Venezuela, negocio que según informan las autoridades, es controlado por la banda criminal de ‘Marquitos’ Figueroa y Los Urabeños. Son esas poblaciones sobre las cuales deben estar puestos hoy los ojos de las autoridades para que garanticen la seguridad de las mismas.

La Paz es uno de los municipios que está riesgo inminente por cuanto este es uno de los puntos estratégicos de las actividades delictivas de los hombres de Figueroa, así como la zona norte de Valledupar, a donde han trasladado varios frentes de los negocios ilegales.

Mientras la justicia procesa al temido narcotraficante y contrabandista, las comunidades guajiras y cesarenses esperan que la eficacia de las autoridades sea igual a la mostrada en los operativos para capturar a Marcos Figueroa y a más de diez miembros de su banda en lo que va del 2014.

Se ha cuestionado, en medios de comunicación de cobertura nacional, que el señalado tendría una red de aliados, que se extienden al campo de la política. Debe haber mesura y objetividad y las investigaciones de rigor, pues no se puede crear un manto de duda y de injustas censuras sin pruebas judiciales. Pero sí harían mucho nuestras autoridades, de justicia y policía, y los gobernantes, empezando por el gobernador y alcaldes en marcar distancia con los delincuentes, no solo en este caso con el caído, sino con todos aquellos que son cobijados por la exaltación, cuando uno no sabe si esas autoridades lo hacen por miedo o por complicidad.

Editorial
24 octubre, 2014

Entre la tranquilidad y el miedo

Con la captura de ‘Marquitos’ Figueroa, jefe de la banda delincuencial más temida de La Guajira y el Cesar, se creía que podía llegar la tranquilidad a la región que por años ha sido dominada por sus hombres. Desde la frontera colombo-venezolana, la Alta y Media Guajira hasta llegar al Cesar y pasando por Magdalena […]


Con la captura de ‘Marquitos’ Figueroa, jefe de la banda delincuencial más temida de La Guajira y el Cesar, se creía que podía llegar la tranquilidad a la región que por años ha sido dominada por sus hombres. Desde la frontera colombo-venezolana, la Alta y Media Guajira hasta llegar al Cesar y pasando por Magdalena y Atlántico, son innumerables las víctimas de este hombre que se convirtió en el terror de la zona.

La estela de muertos, de amenazas, de destierros y negocios ilícitos cometidos por el fonsequero que fue aliado de grupos paramilitares, y luego determinador de muerte de reinsertados y relacionados con éstos, según su subjetiva condena, sigue oscureciendo el panorama y se teme que continúe la misma dinámica de violencia, especialmente porque la percepción de muchos guajiros y cesarenses es que puede haber más derramamiento de sangre porque al estar preso ‘Marquitos’, el jefe, y varios de sus hombres claves, puede presentarse una guerra con las otras bandas criminales que cada día toman más fuerza y con las cuales existía un pacto de dominio territorial.

Preocupa aún más cuando la Defensoría del Pueblo del Cesar ha sido enfática en señalar la presencia de bandas criminales en los corregimientos del norte del Cesar, situación que no es diferente en el departamento guajiro. La alerta que en meses pasados hizo la Defensoría a las autoridades, vuelve a tomar vigencia hoy con lo que pueda pasar como efecto de la captura de Marcos Figueroa García.

EL PILÓN ha informado en repetidas ocasiones los riesgos de varias comunidades que están en el centro de las operaciones del contrabando de gasolina desde el vecino país de Venezuela, negocio que según informan las autoridades, es controlado por la banda criminal de ‘Marquitos’ Figueroa y Los Urabeños. Son esas poblaciones sobre las cuales deben estar puestos hoy los ojos de las autoridades para que garanticen la seguridad de las mismas.

La Paz es uno de los municipios que está riesgo inminente por cuanto este es uno de los puntos estratégicos de las actividades delictivas de los hombres de Figueroa, así como la zona norte de Valledupar, a donde han trasladado varios frentes de los negocios ilegales.

Mientras la justicia procesa al temido narcotraficante y contrabandista, las comunidades guajiras y cesarenses esperan que la eficacia de las autoridades sea igual a la mostrada en los operativos para capturar a Marcos Figueroa y a más de diez miembros de su banda en lo que va del 2014.

Se ha cuestionado, en medios de comunicación de cobertura nacional, que el señalado tendría una red de aliados, que se extienden al campo de la política. Debe haber mesura y objetividad y las investigaciones de rigor, pues no se puede crear un manto de duda y de injustas censuras sin pruebas judiciales. Pero sí harían mucho nuestras autoridades, de justicia y policía, y los gobernantes, empezando por el gobernador y alcaldes en marcar distancia con los delincuentes, no solo en este caso con el caído, sino con todos aquellos que son cobijados por la exaltación, cuando uno no sabe si esas autoridades lo hacen por miedo o por complicidad.