Publicidad
Categorías
Categorías
Judicial - 27 noviembre, 2014

“El que no ha sido víctima, le ha tocado presenciar los atracos”

En el barrio Dangond de Valledupar hay una calle donde los moradores que no han sido víctimas de atracos por lo menos los han presenciado.

En la ventana de la modista Carmen Guerrero, quedó la evidencia de la balacera registrada el miércoles durante un atracado en la casa de al lado. EL PILÓN / Martín Mendoza.
En la ventana de la modista Carmen Guerrero, quedó la evidencia de la balacera registrada el miércoles durante un atracado en la casa de al lado. EL PILÓN / Martín Mendoza.

Los habitantes de la calle 16B con carrera 19D del barrio Dangond, uno de los sectores más populares de Valledupar, aseguran que se han resignado a convivir con los atracadores en motos que los despojan de sus pertenencias y como en el caso más reciente les han intentado robar hasta la vida.
A las 8:00 de la noche del miércoles, Luis Enrique Daza Carrillo, de 42 años, llegaba a la residencia en ese sector de la ciudad, a donde se mudó hace dos meses junto a su esposa y dos hijos. Maribel Saavedra, de 34 años, le abrió la puerta mientras los niños aguardaban adentro, cuando la pareja fue abordada por un sujeto armado.
“Eran tipos en moto que lo iban a atracar, le vieron el bolso, se lo pidieron pero no quiso entregarlo y le dispararon, porque mi hijo también estaba armado”, contó el padre de la víctima.

 

Luis Enrique Daza Carrillo, de 42 años y su esposa Maribel Saavedra, de 34, resultaron heridos luego de enfrentarse a tiros con atracadores en las afueras de su residencia.

En medio de la balacera, Luis Enrique resultó herido en el tórax y el brazo derecho, mientras que la mujer fue rozada por una bala en la cabeza que le dejó una herida leve en la región parietal derecha. Ella, según cuentan sus vecinos, hace un mes y medio también fue atracada en el mismo lugar.
“Yo sentí el impacto, salí muy asustada a ver qué había pasado porque mi esposo acaba de salir y vi a los vecinos ensangrentados. Ahora en la mañana es que vemos el tiro que atravesó la ventana de mi casa, rebotó en la vitrina y en la pared”, relató Carmen Guerrero, modista con más dos décadas de residir al lado de la casa donde resultaron heridos sus nuevos vecinos.
Según la información que las víctimas entregaron a las autoridades, uno de los delincuentes también resultó herido, pero al cierre de esta edición el atracador baleado no había sido ubicado en ninguno de los centros asistenciales de la ciudad.
Otros casos
La pareja afectada tiene dos hijos de 12 y 6 años, respectivamente. Los niños estaban dentro de la casa en el momento de la balacera. La víctima del atraco es chofer de un reconocido comerciante de la ciudad, mientras que su esposa atiende una peluquería en la esquina de la casa, donde por poco les roban la vida.
En la misma acera de esa calle, EL PILÓN encontró a Huber Camargo, estudiante de microbiología de la Universidad Popular del Cesar, quien contó su amarga experiencia con los delincuentes.
“Hace tres meses estaba cerca de la casa y me encañonaron dos tipos para robarme el celular; se los entregué porque dijeron que de lo contrario me mataban”, recordó.
Para algunas habitantes de esta calle del Dangond, sector estrato tres, las parrandas en la terraza son cuestión del pasado y prefieren resguardarse en los patios.
“Hace dos semanas estábamos parrandeando y llegaron dos tipos armados y nos quitaron los celulares”, indicó Jaime Solano, quien vive al otro extremo de la calle.
Por su parte, otra vecina, Enua Morales, dijo que a su hija Idalis López Morales, de 42 años, le quedaron secuelas de por vida por culpa de los atracadores que hace nueve meses, llegando a la casa en la calle 16B con carrera 19D, la tumbaron de la motocicleta para robarle un bolso y desde entonces presenta dificultad para caminar porque se lesionó la rodilla y el talón.
Para doña Enua es muy raro encontrar un habitante de su cuadra que no haya caído en manos de los dueños de lo ajeno, “porque el que no ha sido víctima, le ha tocado presenciar los atracos”.

 

Por Martín Elías Mendoza / EL PILÓN

 

Judicial
27 noviembre, 2014

“El que no ha sido víctima, le ha tocado presenciar los atracos”

En el barrio Dangond de Valledupar hay una calle donde los moradores que no han sido víctimas de atracos por lo menos los han presenciado.


En la ventana de la modista Carmen Guerrero, quedó la evidencia de la balacera registrada el miércoles durante un atracado en la casa de al lado. EL PILÓN / Martín Mendoza.
En la ventana de la modista Carmen Guerrero, quedó la evidencia de la balacera registrada el miércoles durante un atracado en la casa de al lado. EL PILÓN / Martín Mendoza.

Los habitantes de la calle 16B con carrera 19D del barrio Dangond, uno de los sectores más populares de Valledupar, aseguran que se han resignado a convivir con los atracadores en motos que los despojan de sus pertenencias y como en el caso más reciente les han intentado robar hasta la vida.
A las 8:00 de la noche del miércoles, Luis Enrique Daza Carrillo, de 42 años, llegaba a la residencia en ese sector de la ciudad, a donde se mudó hace dos meses junto a su esposa y dos hijos. Maribel Saavedra, de 34 años, le abrió la puerta mientras los niños aguardaban adentro, cuando la pareja fue abordada por un sujeto armado.
“Eran tipos en moto que lo iban a atracar, le vieron el bolso, se lo pidieron pero no quiso entregarlo y le dispararon, porque mi hijo también estaba armado”, contó el padre de la víctima.

 

Luis Enrique Daza Carrillo, de 42 años y su esposa Maribel Saavedra, de 34, resultaron heridos luego de enfrentarse a tiros con atracadores en las afueras de su residencia.

En medio de la balacera, Luis Enrique resultó herido en el tórax y el brazo derecho, mientras que la mujer fue rozada por una bala en la cabeza que le dejó una herida leve en la región parietal derecha. Ella, según cuentan sus vecinos, hace un mes y medio también fue atracada en el mismo lugar.
“Yo sentí el impacto, salí muy asustada a ver qué había pasado porque mi esposo acaba de salir y vi a los vecinos ensangrentados. Ahora en la mañana es que vemos el tiro que atravesó la ventana de mi casa, rebotó en la vitrina y en la pared”, relató Carmen Guerrero, modista con más dos décadas de residir al lado de la casa donde resultaron heridos sus nuevos vecinos.
Según la información que las víctimas entregaron a las autoridades, uno de los delincuentes también resultó herido, pero al cierre de esta edición el atracador baleado no había sido ubicado en ninguno de los centros asistenciales de la ciudad.
Otros casos
La pareja afectada tiene dos hijos de 12 y 6 años, respectivamente. Los niños estaban dentro de la casa en el momento de la balacera. La víctima del atraco es chofer de un reconocido comerciante de la ciudad, mientras que su esposa atiende una peluquería en la esquina de la casa, donde por poco les roban la vida.
En la misma acera de esa calle, EL PILÓN encontró a Huber Camargo, estudiante de microbiología de la Universidad Popular del Cesar, quien contó su amarga experiencia con los delincuentes.
“Hace tres meses estaba cerca de la casa y me encañonaron dos tipos para robarme el celular; se los entregué porque dijeron que de lo contrario me mataban”, recordó.
Para algunas habitantes de esta calle del Dangond, sector estrato tres, las parrandas en la terraza son cuestión del pasado y prefieren resguardarse en los patios.
“Hace dos semanas estábamos parrandeando y llegaron dos tipos armados y nos quitaron los celulares”, indicó Jaime Solano, quien vive al otro extremo de la calle.
Por su parte, otra vecina, Enua Morales, dijo que a su hija Idalis López Morales, de 42 años, le quedaron secuelas de por vida por culpa de los atracadores que hace nueve meses, llegando a la casa en la calle 16B con carrera 19D, la tumbaron de la motocicleta para robarle un bolso y desde entonces presenta dificultad para caminar porque se lesionó la rodilla y el talón.
Para doña Enua es muy raro encontrar un habitante de su cuadra que no haya caído en manos de los dueños de lo ajeno, “porque el que no ha sido víctima, le ha tocado presenciar los atracos”.

 

Por Martín Elías Mendoza / EL PILÓN