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Columnista - 11 octubre, 2014

El mejor manager

En algún momento, escribí una columna acerca del verdadero rol de los “Managers” o representantes de nuestros artistas vallenatos, resaltando todo lo concerniente al desempeño y auténticos quehaceres y exponiendo algunos ejemplos del mal enfoque que algunas “estrellas” y sus agentes le han dado a esta digna labor. Hace unas semanas, cuando ciertos medios irresponsables […]

En algún momento, escribí una columna acerca del verdadero rol de los “Managers” o representantes de nuestros artistas vallenatos, resaltando todo lo concerniente al desempeño y auténticos quehaceres y exponiendo algunos ejemplos del mal enfoque que algunas “estrellas” y sus agentes le han dado a esta digna labor. Hace unas semanas, cuando ciertos medios irresponsables y personas ponzoñosas trataron de enlodar la imagen de Silvestre Dangond, le dediqué una columna al artista, en donde traté de mostrar su lado humano, o al menos lo que yo conozco y la real percepción que de él tengo, resultó muy gratificante reencontrarme con él, en la celebración del aniversario de este prestigioso diario y después de 9 años sin vernos de cerca, pues pude comprobar que no me había equivocado en la impresión que de él tengo y que aún sigue siendo el mismo, con la única diferencia de tener unos 50 kilos menos, miles de copias de discos vendidas, unos cuantos añitos y me imagino que muchos millones más en su cuenta bancaria, muy a pesar de eso, me saludó con el mismo cariño con el que lo hacía en mi restaurante, o en las comidas criollas de “La More” en el San Joaquín. En la columna que le dediqué no pude dejar de mencionar a su manager: Carlos Bloom, quien se ha convertido en su “sombra” y quien sin lugar a dudas es todo un profesional en este campo, artífice en gran parte del éxito rotundo del divo guajiro, el hombre vio un talento innato en su pupilo y cuando muchos no creían en él, Bloom si lo hizo, ayudó a pulir ese diamante en bruto, logrando consolidar a uno de los cantantes más grandes de la historia del vallenato, creador de un estilo único, todo un fenómeno de masas. Trabajó de sol a sol, vendiendo a su representadoy este a su vez cada día crecía gracias a su carisma, pues a Silvestre no lo hizo nadie (como algunos locutores y folcloristas quieren hacer creer) al “Tsunami Urumitero” lo hizo solo Dios con el don que le regaló, y si alguien lo descubrió, ese sin duda fue Carlos Bloom. Este empresario, al cual conozco hace mucho tiempo, dado que es gran amigo de mi hermano Ricardo yademás estudiamos en el mismo colegio, merece todo el mérito y respeto, con su labor ha ayudado a llevar lejos nuestro folclor, pues además de su rol de manager es un folclorista consumado y sabe de vallenato, por eso también apoya a nuevas agrupaciones las cuales sirven de teloneros en los conciertos de su artista, Bloom es un ejemplo de superación, y de que cuando se cree firmemente en algún propósito, trabajando con dedicación, responsabilidad y disciplina todo se puede lograr, es un batallador, que no cesa un instante de moverse en pro de su protegido, de su imagen, y nuestro folclor. Silvestre es un virtuoso, pero Carlos Bloom y equipo de asesores también lo son, han vendido bien su figura y han sabido capotear los “vendavales” que trae consigo la fama, por eso este amigo, tiene sus méritos y merece ser elogiado, por su constancia y su empeño en hacer bien las cosas, representar bien su artista y nuestra música, ojalá y Dios siga bendiciéndolo, al igual que a Silvestre y a toda su agrupación, un gran conjunto, uno de los más acoplados y melódicos de la actualidad, se nota el trabajo de equipo y la supervisión de un excelente manager, felicitaciones.

Columnista
11 octubre, 2014

El mejor manager

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

En algún momento, escribí una columna acerca del verdadero rol de los “Managers” o representantes de nuestros artistas vallenatos, resaltando todo lo concerniente al desempeño y auténticos quehaceres y exponiendo algunos ejemplos del mal enfoque que algunas “estrellas” y sus agentes le han dado a esta digna labor. Hace unas semanas, cuando ciertos medios irresponsables […]


En algún momento, escribí una columna acerca del verdadero rol de los “Managers” o representantes de nuestros artistas vallenatos, resaltando todo lo concerniente al desempeño y auténticos quehaceres y exponiendo algunos ejemplos del mal enfoque que algunas “estrellas” y sus agentes le han dado a esta digna labor. Hace unas semanas, cuando ciertos medios irresponsables y personas ponzoñosas trataron de enlodar la imagen de Silvestre Dangond, le dediqué una columna al artista, en donde traté de mostrar su lado humano, o al menos lo que yo conozco y la real percepción que de él tengo, resultó muy gratificante reencontrarme con él, en la celebración del aniversario de este prestigioso diario y después de 9 años sin vernos de cerca, pues pude comprobar que no me había equivocado en la impresión que de él tengo y que aún sigue siendo el mismo, con la única diferencia de tener unos 50 kilos menos, miles de copias de discos vendidas, unos cuantos añitos y me imagino que muchos millones más en su cuenta bancaria, muy a pesar de eso, me saludó con el mismo cariño con el que lo hacía en mi restaurante, o en las comidas criollas de “La More” en el San Joaquín. En la columna que le dediqué no pude dejar de mencionar a su manager: Carlos Bloom, quien se ha convertido en su “sombra” y quien sin lugar a dudas es todo un profesional en este campo, artífice en gran parte del éxito rotundo del divo guajiro, el hombre vio un talento innato en su pupilo y cuando muchos no creían en él, Bloom si lo hizo, ayudó a pulir ese diamante en bruto, logrando consolidar a uno de los cantantes más grandes de la historia del vallenato, creador de un estilo único, todo un fenómeno de masas. Trabajó de sol a sol, vendiendo a su representadoy este a su vez cada día crecía gracias a su carisma, pues a Silvestre no lo hizo nadie (como algunos locutores y folcloristas quieren hacer creer) al “Tsunami Urumitero” lo hizo solo Dios con el don que le regaló, y si alguien lo descubrió, ese sin duda fue Carlos Bloom. Este empresario, al cual conozco hace mucho tiempo, dado que es gran amigo de mi hermano Ricardo yademás estudiamos en el mismo colegio, merece todo el mérito y respeto, con su labor ha ayudado a llevar lejos nuestro folclor, pues además de su rol de manager es un folclorista consumado y sabe de vallenato, por eso también apoya a nuevas agrupaciones las cuales sirven de teloneros en los conciertos de su artista, Bloom es un ejemplo de superación, y de que cuando se cree firmemente en algún propósito, trabajando con dedicación, responsabilidad y disciplina todo se puede lograr, es un batallador, que no cesa un instante de moverse en pro de su protegido, de su imagen, y nuestro folclor. Silvestre es un virtuoso, pero Carlos Bloom y equipo de asesores también lo son, han vendido bien su figura y han sabido capotear los “vendavales” que trae consigo la fama, por eso este amigo, tiene sus méritos y merece ser elogiado, por su constancia y su empeño en hacer bien las cosas, representar bien su artista y nuestra música, ojalá y Dios siga bendiciéndolo, al igual que a Silvestre y a toda su agrupación, un gran conjunto, uno de los más acoplados y melódicos de la actualidad, se nota el trabajo de equipo y la supervisión de un excelente manager, felicitaciones.