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Columnista - 31 diciembre, 2014

El año viejo se va

Hoy culminan los 365 días de un año en el cual pasaron muchas cosas en Valledupar, algunas buenas, otras en cambio malas, que nos dejan infortunados recuerdos. Esta noche a las doce en punto, cada uno de nosotros tendrá sus propias razones para reír o llorar. Para los escépticos y cínicos, como este cambio no […]

Hoy culminan los 365 días de un año en el cual pasaron muchas cosas en Valledupar, algunas buenas, otras en cambio malas, que nos dejan infortunados recuerdos.

Esta noche a las doce en punto, cada uno de nosotros tendrá sus propias razones para reír o llorar. Para los escépticos y cínicos, como este cambio no significa mayor cosa, no les importa, para los nostálgicos será una noche llena de recuerdos buenos y malos. Esta noche el viejo año se va, como se va la juventud, como se va nuestra vida, como se va todo.

Tampoco es cosa del otro mundo pasar de un año a otro, las estrellas brillarán lo mismo, algunos políticos seguirán igual, mintiendo y prometiendo, algunos funcionarios públicos seguirán robando, algunos concejales mamando gallo, otros seguirán desleales con la Administración Municipal, igual ocurre en la Asamblea Departamental. La tertulia donde ‘El Turco’ Pavajeau seguirá aumentando por el año político, mañana el día tendrá 24 horas, los pocos ricos seguirán ricos; los muchos pobres, pobres.

El ser humano poco va a cambiar. El anhelo de paz en nuestro país seguramente aumentará, es un deseo que percibimos más que otros años y compartimos casi con ferocidad. La importancia radica en que, por un calendario que inventamos nosotros mismos para tener puntos de referencia a las 12 de la noche se convierte en punto de quiebre que nos obliga a pensar en el pasado y en el futuro.

En fin, el año que inicia mañana jueves, comienza virtualmente una nueva etapa. Los más viejos harán un balance de sus vidas. Seguramente estos sexagenarios, como lo llamaba nuestro inolvidable amigo Luis Augusto González, o adultos mayores, se sentirán más viejos, pero tranquilos, nada va a pasar. Ustedes saben a quienes me refiero. Envejecen también los jóvenes, así lo ignoren. Quienes hemos traspasado el chorizo de los aritméticos sin dígito de las salas de billar, estamos mal que bien resignados, pero en fin algo es algo y esa es la vida, sino que lo diga Eduardo Vidal.

Hoy también será la noche de los deseos y de las promesas, entre los agüeros hay muchos, entre ellos la prueba del huevo; el de los pantis, me refiero a los de color amarillo y por último, el de las doce uvas.

Sólo me resta darles las gracias a mis lectores por tener paciencia, por soportar y desearles un feliz año, al igual que a mi familia, en especial a mi prima hermana María Elena Castro de Quintero, quien ha hecho las veces de mi madre Lety Palmera. Gracias Mary. Igualmente pido excusas, pues con humildad deben tomarse los yerros propios del periodismo que tanto nos mortifican, en muchos casos es el diablillo de la máquina de escribir, en otros casos como es el caso mío, el poco espacio de la columna que anularon nombres en mi escrito anterior. Hoy les daré un feliz año a todos aquellos contertulios de ‘El Turco’ Pavajeau que quedaron pendientes: Darío Pavajeau, el exsenador Mauricio Pimiento, el exparlamentario guajiro Oscar Gómez Brito, Jaime Socarrás y ‘Pacho’ Fuentes y finalmente, a la familia pilonera: Ana María, Yelene, Lety y Clara. A todos ellos un feliz año.

Columnista
31 diciembre, 2014

El año viejo se va

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

Hoy culminan los 365 días de un año en el cual pasaron muchas cosas en Valledupar, algunas buenas, otras en cambio malas, que nos dejan infortunados recuerdos. Esta noche a las doce en punto, cada uno de nosotros tendrá sus propias razones para reír o llorar. Para los escépticos y cínicos, como este cambio no […]


Hoy culminan los 365 días de un año en el cual pasaron muchas cosas en Valledupar, algunas buenas, otras en cambio malas, que nos dejan infortunados recuerdos.

Esta noche a las doce en punto, cada uno de nosotros tendrá sus propias razones para reír o llorar. Para los escépticos y cínicos, como este cambio no significa mayor cosa, no les importa, para los nostálgicos será una noche llena de recuerdos buenos y malos. Esta noche el viejo año se va, como se va la juventud, como se va nuestra vida, como se va todo.

Tampoco es cosa del otro mundo pasar de un año a otro, las estrellas brillarán lo mismo, algunos políticos seguirán igual, mintiendo y prometiendo, algunos funcionarios públicos seguirán robando, algunos concejales mamando gallo, otros seguirán desleales con la Administración Municipal, igual ocurre en la Asamblea Departamental. La tertulia donde ‘El Turco’ Pavajeau seguirá aumentando por el año político, mañana el día tendrá 24 horas, los pocos ricos seguirán ricos; los muchos pobres, pobres.

El ser humano poco va a cambiar. El anhelo de paz en nuestro país seguramente aumentará, es un deseo que percibimos más que otros años y compartimos casi con ferocidad. La importancia radica en que, por un calendario que inventamos nosotros mismos para tener puntos de referencia a las 12 de la noche se convierte en punto de quiebre que nos obliga a pensar en el pasado y en el futuro.

En fin, el año que inicia mañana jueves, comienza virtualmente una nueva etapa. Los más viejos harán un balance de sus vidas. Seguramente estos sexagenarios, como lo llamaba nuestro inolvidable amigo Luis Augusto González, o adultos mayores, se sentirán más viejos, pero tranquilos, nada va a pasar. Ustedes saben a quienes me refiero. Envejecen también los jóvenes, así lo ignoren. Quienes hemos traspasado el chorizo de los aritméticos sin dígito de las salas de billar, estamos mal que bien resignados, pero en fin algo es algo y esa es la vida, sino que lo diga Eduardo Vidal.

Hoy también será la noche de los deseos y de las promesas, entre los agüeros hay muchos, entre ellos la prueba del huevo; el de los pantis, me refiero a los de color amarillo y por último, el de las doce uvas.

Sólo me resta darles las gracias a mis lectores por tener paciencia, por soportar y desearles un feliz año, al igual que a mi familia, en especial a mi prima hermana María Elena Castro de Quintero, quien ha hecho las veces de mi madre Lety Palmera. Gracias Mary. Igualmente pido excusas, pues con humildad deben tomarse los yerros propios del periodismo que tanto nos mortifican, en muchos casos es el diablillo de la máquina de escribir, en otros casos como es el caso mío, el poco espacio de la columna que anularon nombres en mi escrito anterior. Hoy les daré un feliz año a todos aquellos contertulios de ‘El Turco’ Pavajeau que quedaron pendientes: Darío Pavajeau, el exsenador Mauricio Pimiento, el exparlamentario guajiro Oscar Gómez Brito, Jaime Socarrás y ‘Pacho’ Fuentes y finalmente, a la familia pilonera: Ana María, Yelene, Lety y Clara. A todos ellos un feliz año.