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Columnista - 7 agosto, 2014

El agua

Desde el espacio la Tierra se ve como un enorme depósito de océanos y mares: el Planeta Azul la mayor parte de la vida que hoy conocemos surgió hace millones de años de los mares y evolucionó en la Tierra. En el caso de los mamíferos terrestres es evidente la dependencia que aun existe con […]

Desde el espacio la Tierra se ve como un enorme depósito de océanos y mares: el Planeta Azul la mayor parte de la vida que hoy conocemos surgió hace millones de años de los mares y evolucionó en la Tierra. En el caso de los mamíferos terrestres es evidente la dependencia que aun existe con este elemento; podemos sobrevivir varios días sin comida pero la ausencia de agua acabaría con nuestras vidas en más o menos 48 horas pueda ser que no lleguemos a estos extremos.
Para nuestra fortuna, podemos hablar de que la Tierra está compuesta en más de un 70 % de agua (1.400 millones de billones de litros). Sin embargo, muchas personas ignoran que solo el 2,5 % del agua del planeta es dulce, y es aún más aterrador que solo el 3,0 % de este último porcentaje es potable tal y como se encuentra en la naturaleza. El resto está almacenado en forma de glaciares y nieve.
Creemos no equivocarnos al expresar que la ignorancia y el descuido son la causa de que hoy veamos con asombro daños inmensos a lo largo de todas las fuentes de agua del planeta y cambios irreparables en los diferentes hábitats que subsisten a tanta destrucción. El crecimiento rápido de la población supone una presión enorme sobre los recursos básicos. Los seres humanos ya usamos la mitad del agua dulce existente, procedente de ríos, lagos y acuíferos. Se estima que en el 2025 hablaremos de un 70 %, y en 2050 se podría alcanzar un 90 %.
La pesca incontrolada está provocando la desaparición del 90 % de las especies marinas. Cada día escasean más los grandes bancos de bacalaos, sardinas, ballenas y crustáceos, la tortuga marina es especialmente apreciada por su caparazón y por su uso gastronómico, incluso los tiburones son perseguidos por su aleta de indemostrables efectos afrodisíacos. La pesca masiva no respeta los plazos de reproducción de las especies y las somete a una persecución que las está llevando al borde de una extinción, en algunos casos irreversible.
Por otro lado, el fondo de los mares es una verdadera bomba de tiempo, pues en ellos se esconden todos los errores y las imprudencias impunemente cometidas en el pasado. Productos radioactivos, armas nucleares sumergidas en el metal de buques hundidos en batallas, amenazan con desarrollar mutaciones en animales y especies de vida vegetal, que al ser consumidos por el hombre pueden desencadenar extrañas enfermedades y deformidades en próximas generaciones.
Nosotros ya estamos experimentando en los océanos del mundo un aumento de temperatura, pero a la vez se están volviendo más ácidos debido a su absorción de dióxido de carbono. Los últimos informes sobre la situación de los océanos y mares revelan los siguientes puntos de contaminación y destrucción: Norteamérica, Europa, Asia, Zonas polares, África y Suramérica.
Además, efectos como el Cambio Climático, el incremento poblacional, por natalidad o desplazamiento, y la contaminación de los recursos naturales están originando una rápida degradación y la merma de las fuentes hídricas, por lo que es fácil concluir que es urgente la implementación de políticas públicas que aseguren el servicio de agua a mediano y largo plazo.

Por Hernán Maestre Martínez

Columnista
7 agosto, 2014

El agua

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Desde el espacio la Tierra se ve como un enorme depósito de océanos y mares: el Planeta Azul la mayor parte de la vida que hoy conocemos surgió hace millones de años de los mares y evolucionó en la Tierra. En el caso de los mamíferos terrestres es evidente la dependencia que aun existe con […]


Desde el espacio la Tierra se ve como un enorme depósito de océanos y mares: el Planeta Azul la mayor parte de la vida que hoy conocemos surgió hace millones de años de los mares y evolucionó en la Tierra. En el caso de los mamíferos terrestres es evidente la dependencia que aun existe con este elemento; podemos sobrevivir varios días sin comida pero la ausencia de agua acabaría con nuestras vidas en más o menos 48 horas pueda ser que no lleguemos a estos extremos.
Para nuestra fortuna, podemos hablar de que la Tierra está compuesta en más de un 70 % de agua (1.400 millones de billones de litros). Sin embargo, muchas personas ignoran que solo el 2,5 % del agua del planeta es dulce, y es aún más aterrador que solo el 3,0 % de este último porcentaje es potable tal y como se encuentra en la naturaleza. El resto está almacenado en forma de glaciares y nieve.
Creemos no equivocarnos al expresar que la ignorancia y el descuido son la causa de que hoy veamos con asombro daños inmensos a lo largo de todas las fuentes de agua del planeta y cambios irreparables en los diferentes hábitats que subsisten a tanta destrucción. El crecimiento rápido de la población supone una presión enorme sobre los recursos básicos. Los seres humanos ya usamos la mitad del agua dulce existente, procedente de ríos, lagos y acuíferos. Se estima que en el 2025 hablaremos de un 70 %, y en 2050 se podría alcanzar un 90 %.
La pesca incontrolada está provocando la desaparición del 90 % de las especies marinas. Cada día escasean más los grandes bancos de bacalaos, sardinas, ballenas y crustáceos, la tortuga marina es especialmente apreciada por su caparazón y por su uso gastronómico, incluso los tiburones son perseguidos por su aleta de indemostrables efectos afrodisíacos. La pesca masiva no respeta los plazos de reproducción de las especies y las somete a una persecución que las está llevando al borde de una extinción, en algunos casos irreversible.
Por otro lado, el fondo de los mares es una verdadera bomba de tiempo, pues en ellos se esconden todos los errores y las imprudencias impunemente cometidas en el pasado. Productos radioactivos, armas nucleares sumergidas en el metal de buques hundidos en batallas, amenazan con desarrollar mutaciones en animales y especies de vida vegetal, que al ser consumidos por el hombre pueden desencadenar extrañas enfermedades y deformidades en próximas generaciones.
Nosotros ya estamos experimentando en los océanos del mundo un aumento de temperatura, pero a la vez se están volviendo más ácidos debido a su absorción de dióxido de carbono. Los últimos informes sobre la situación de los océanos y mares revelan los siguientes puntos de contaminación y destrucción: Norteamérica, Europa, Asia, Zonas polares, África y Suramérica.
Además, efectos como el Cambio Climático, el incremento poblacional, por natalidad o desplazamiento, y la contaminación de los recursos naturales están originando una rápida degradación y la merma de las fuentes hídricas, por lo que es fácil concluir que es urgente la implementación de políticas públicas que aseguren el servicio de agua a mediano y largo plazo.

Por Hernán Maestre Martínez