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Columnista - 4 julio, 2014

Dios nunca nos deja

“Él dijo: No te desampararé ni te dejaré”. Hebreos 13:5 Si los pensamientos engendran sentimientos y los sentimientos generan acciones, ¿cuál es nuestra forma de pensar? ¿Nuestros pensamientos se dirigen hacia lo que Dios dice o hacia lo que tememos? Dios ha prometido no dejarnos de ninguna manera. Ni por nuestro pecado, egoísmo, terquedad o […]

“Él dijo: No te desampararé ni te dejaré”. Hebreos 13:5

Si los pensamientos engendran sentimientos y los sentimientos generan acciones, ¿cuál es nuestra forma de pensar? ¿Nuestros pensamientos se dirigen hacia lo que Dios dice o hacia lo que tememos?

Dios ha prometido no dejarnos de ninguna manera. Ni por nuestro pecado, egoísmo, terquedad o rebeldía. ¿Estamos escuchando la voz de Dios? ¿Hemos abierto un espacio en nuestros corazones y en nuestra cotidianidad para escucharlo decir que nunca nos dejará?

Dios también ha prometido que nunca nos desamparará. En ocasiones estamos tan inmersos en el valle de la aflicción que no podemos percibir su grata compañía. A veces, son las dificultades las que me llevan a pensar que Dios si me desamparará.

Otras veces, es el trabajo monótono y ordinario el que me impide escuchar esa afirmación de Dios. ¿Acaso, cuando no tenemos una dificultad para superar, cuando no se nos ha dado una visión, cuando no hay algo maravilloso o sobrenatural, sino el rutinario transcurso de los días, podemos escuchar serenamente la afirmación de Dios: No te dejaré ni te desampararé?

El Señor Jesús, nos ha pedido que acudamos a él. Creo que este es el secreto para experimentar su amparo y compañía. Si vamos a Jesús, nuestra vida actual se pondrá de acuerdo con nuestros verdaderos deseos. Y si realmente queremos experimentar la victoria sobre el desamparo y la soledad, tenemos que acudir a Jesús.

La cercanía a Jesús se convierte en la prueba que determina la autenticidad de nuestra fe. En los momentos menos esperados de nuestra vida, se oye el susurro del Señor diciéndonos: ¡Ven a mí! ¡No te desampararé ni te dejaré!

El contacto personal con Jesús lo cambia todo. Nuestra actitud y predisposición de ir hacia él, se manifiesta cuando decidimos confiarlo todo a él.

Dios ha prometido hacernos descansar. El descanso no es pasivo ni estático. No es que Dios nos tomará de la mano, nos pondrá en la cama y nos arrullará hasta que durmamos; sino todo lo contrario: Nos hará levantar de la cama, nos sacará de la apatía y la rutina, nos aliviará del cansancio de sentirnos muertos aunque estemos vivos. Nos infundirá espíritu de vida, y nos sostendrá mediante la perfección de la actividad vital.

Ahora bien, tenemos la idea de que Dios va a hacer algo extraordinario y que nos está preparando y equipando para algo excepcional en el futuro. Pero en la medida en que crezcamos en la gracia, descubriremos que se está glorificando aquí y ahora, en este mismo momento.

Lo cual nos introduce en un nuevo concepto acerca del tiempo y la ocasión de Dios: Dios es el eterno presente. Sus repuestas son para nosotros, aquí y ahora.

Amados amigos lectores, si nos apoyamos en lo que Dios ha declarado, surgirá de nuestro interior la fortaleza más extraordinaria y aprenderemos a cantar en los días de adversidad y también en los días y situaciones comunes y corrientes.

Recuerda, que independientemente de la situación, excepcional u ordinaria, Dios nunca nos desamparará ni nos dejará.

Abrazos y muchas bendiciones en su Nombre.

Columnista
4 julio, 2014

Dios nunca nos deja

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Él dijo: No te desampararé ni te dejaré”. Hebreos 13:5 Si los pensamientos engendran sentimientos y los sentimientos generan acciones, ¿cuál es nuestra forma de pensar? ¿Nuestros pensamientos se dirigen hacia lo que Dios dice o hacia lo que tememos? Dios ha prometido no dejarnos de ninguna manera. Ni por nuestro pecado, egoísmo, terquedad o […]


“Él dijo: No te desampararé ni te dejaré”. Hebreos 13:5

Si los pensamientos engendran sentimientos y los sentimientos generan acciones, ¿cuál es nuestra forma de pensar? ¿Nuestros pensamientos se dirigen hacia lo que Dios dice o hacia lo que tememos?

Dios ha prometido no dejarnos de ninguna manera. Ni por nuestro pecado, egoísmo, terquedad o rebeldía. ¿Estamos escuchando la voz de Dios? ¿Hemos abierto un espacio en nuestros corazones y en nuestra cotidianidad para escucharlo decir que nunca nos dejará?

Dios también ha prometido que nunca nos desamparará. En ocasiones estamos tan inmersos en el valle de la aflicción que no podemos percibir su grata compañía. A veces, son las dificultades las que me llevan a pensar que Dios si me desamparará.

Otras veces, es el trabajo monótono y ordinario el que me impide escuchar esa afirmación de Dios. ¿Acaso, cuando no tenemos una dificultad para superar, cuando no se nos ha dado una visión, cuando no hay algo maravilloso o sobrenatural, sino el rutinario transcurso de los días, podemos escuchar serenamente la afirmación de Dios: No te dejaré ni te desampararé?

El Señor Jesús, nos ha pedido que acudamos a él. Creo que este es el secreto para experimentar su amparo y compañía. Si vamos a Jesús, nuestra vida actual se pondrá de acuerdo con nuestros verdaderos deseos. Y si realmente queremos experimentar la victoria sobre el desamparo y la soledad, tenemos que acudir a Jesús.

La cercanía a Jesús se convierte en la prueba que determina la autenticidad de nuestra fe. En los momentos menos esperados de nuestra vida, se oye el susurro del Señor diciéndonos: ¡Ven a mí! ¡No te desampararé ni te dejaré!

El contacto personal con Jesús lo cambia todo. Nuestra actitud y predisposición de ir hacia él, se manifiesta cuando decidimos confiarlo todo a él.

Dios ha prometido hacernos descansar. El descanso no es pasivo ni estático. No es que Dios nos tomará de la mano, nos pondrá en la cama y nos arrullará hasta que durmamos; sino todo lo contrario: Nos hará levantar de la cama, nos sacará de la apatía y la rutina, nos aliviará del cansancio de sentirnos muertos aunque estemos vivos. Nos infundirá espíritu de vida, y nos sostendrá mediante la perfección de la actividad vital.

Ahora bien, tenemos la idea de que Dios va a hacer algo extraordinario y que nos está preparando y equipando para algo excepcional en el futuro. Pero en la medida en que crezcamos en la gracia, descubriremos que se está glorificando aquí y ahora, en este mismo momento.

Lo cual nos introduce en un nuevo concepto acerca del tiempo y la ocasión de Dios: Dios es el eterno presente. Sus repuestas son para nosotros, aquí y ahora.

Amados amigos lectores, si nos apoyamos en lo que Dios ha declarado, surgirá de nuestro interior la fortaleza más extraordinaria y aprenderemos a cantar en los días de adversidad y también en los días y situaciones comunes y corrientes.

Recuerda, que independientemente de la situación, excepcional u ordinaria, Dios nunca nos desamparará ni nos dejará.

Abrazos y muchas bendiciones en su Nombre.