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Columnista - 30 julio, 2014

¡Coronel!, usted si tiene quien le escriba en Valledupar

Unos vallenatos están pidiendo a gritos que vuelva “La mano Negra” para que lista en mano extermine a cada uno de los delincuentes que atracan y asesinan a los ciudadanos de bien en la ciudad, porque la Policía es incompetente para ofrecerle seguridad a los habitantes. Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan afirman […]

Unos vallenatos están pidiendo a gritos que vuelva “La mano Negra” para que lista en mano extermine a cada uno de los delincuentes que atracan y asesinan a los ciudadanos de bien en la ciudad, porque la Policía es incompetente para ofrecerle seguridad a los habitantes.

Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan afirman que la situación es verdaderamente caótica e insostenible, pero no están de acuerdo con semejante petición de “muerte a los atracadores”.
Es que los paramilitares comenzaron así. La guerrilla se volvió insoportable, hasta el extremo que convirtieron las carreteras enfortines de secuestros. Entonces, aparecieron los castaño y con ellos un séquito de hombres de la sociedad colombiana y políticos en ejercicio que se convirtieron –quiéranlo o no- en la peor pesadilla para los guerrilleros.
Lo cierto es que los paramilitares también comieron de su propio veneno y llenaron de sangre, dolor y terror al país. Hasta el extremo que hoy Mancuso reconoce su “terrible error” por masacrar tanta gente inocente.
Lo que sucede ahora en la ciudad se parece mucho a la ola de miedo y terror que sacudió a todos los pueblos del país, aunque la proporción no es nada igual pero muy nefasta para los vallenatos. Jóvenes delincuentes siembran el pavor entre la ciudadanía, por la incompetencia de las autoridades. Atracan, amedrantan, asesinan y ponen de burla a toda la sociedad, se ríen a carcajadas de sus fechorías. Qué lástima, por Dios.
Los familiares de las víctimas sostienen que esto parece tierra de nadie, con menos de 400 mil habitantes, los delincuentes ruedan las calles con sus motocicletas las 24 horas atracando y asesinando a todo aquel que se cruza en su camino.
Mientras tanto, más de 2 mil policías y sus comandantes parece que duermen plácidamente aferrados a más de 300 motocicletas y carros, en vez de patrullar las calles de la ciudad –centímetro a centímetro- para evitar que esos criminales sigan haciendo de las suyas.
Hace unos días, motorizados con armas irrumpieron a una fiesta infantil, en el barrio La Esperanza, en donde celebraban el cumpleaños de un niño, en casa de Ema Cuello Pinto, y atracaron a todos.
Los niños (as) al ver las armas se asustaron y salieron corriendo. Uno de ellos cayó al suelo y sufrió fracturas en un brazo, porque lo atropellaron los otros menores.
Al otro día, motorizados asaltaron la tienda “El Corralito”; encañonaron al dueño (Rubén) y en la huida abrieron fuego contra un carro que se acercaba (el chofer se salvó de milagro).
En esos mismos días atracaron a Alba Villazón, quien es la Nutricionista del Hospital. Iba para su casa, cerca de la casa de Casto Socarrás (hermano del Alcalde), y le arrebataron su bolso. Más adelante, atracaron a un señor de nombre Oscar y lo hirieron con un cuchillo.
Pero en este Loco Valle sucede de todo, en el barrio Las Flores, unos muchachos celebraban un cumpleaños con una parranda. Una de las novias estaba grabando un video de la fiesta cuando ingresaron sujetos armados y se hurtaron los instrumentos musicales, incluida una guitarra.
El viernes anterior fue asesinado José Manuel López Rodríguez, de 51 años, coleccionista de música salsa, de un tiro en la espalda, al oponer resistencia a un atraco de varios motociclistas y parrilleros que llegaron a un estadero del barrio “12 de Octubre” y atracaron a todos los que estaban allí.
El Comando de la Policía queda a dos cuadras del lugar y vecinos a la escena del crimen viven varios policías.
Mis consejeros periodístico Tío Chiro y Tío Nan preguntan:¿Dónde están las motos y los carros de la Policía para acabar con tantos atracos, muertes y terror? ¿Quién responde?, por Dios. Como no ocurre en el libro de “Gabo” con “El Coronel no tiene quien le escriba”, aquí en Valledupar si le escribimos al Coronel de la Policía, así que tome nota caballero. Hasta la próxima semana, con el tema: “Confesiones de una exuniversitaria vallenata”.

[email protected]
Por Aquilino Cotes Zuleta

Columnista
30 julio, 2014

¡Coronel!, usted si tiene quien le escriba en Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Unos vallenatos están pidiendo a gritos que vuelva “La mano Negra” para que lista en mano extermine a cada uno de los delincuentes que atracan y asesinan a los ciudadanos de bien en la ciudad, porque la Policía es incompetente para ofrecerle seguridad a los habitantes. Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan afirman […]


Unos vallenatos están pidiendo a gritos que vuelva “La mano Negra” para que lista en mano extermine a cada uno de los delincuentes que atracan y asesinan a los ciudadanos de bien en la ciudad, porque la Policía es incompetente para ofrecerle seguridad a los habitantes.

Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan afirman que la situación es verdaderamente caótica e insostenible, pero no están de acuerdo con semejante petición de “muerte a los atracadores”.
Es que los paramilitares comenzaron así. La guerrilla se volvió insoportable, hasta el extremo que convirtieron las carreteras enfortines de secuestros. Entonces, aparecieron los castaño y con ellos un séquito de hombres de la sociedad colombiana y políticos en ejercicio que se convirtieron –quiéranlo o no- en la peor pesadilla para los guerrilleros.
Lo cierto es que los paramilitares también comieron de su propio veneno y llenaron de sangre, dolor y terror al país. Hasta el extremo que hoy Mancuso reconoce su “terrible error” por masacrar tanta gente inocente.
Lo que sucede ahora en la ciudad se parece mucho a la ola de miedo y terror que sacudió a todos los pueblos del país, aunque la proporción no es nada igual pero muy nefasta para los vallenatos. Jóvenes delincuentes siembran el pavor entre la ciudadanía, por la incompetencia de las autoridades. Atracan, amedrantan, asesinan y ponen de burla a toda la sociedad, se ríen a carcajadas de sus fechorías. Qué lástima, por Dios.
Los familiares de las víctimas sostienen que esto parece tierra de nadie, con menos de 400 mil habitantes, los delincuentes ruedan las calles con sus motocicletas las 24 horas atracando y asesinando a todo aquel que se cruza en su camino.
Mientras tanto, más de 2 mil policías y sus comandantes parece que duermen plácidamente aferrados a más de 300 motocicletas y carros, en vez de patrullar las calles de la ciudad –centímetro a centímetro- para evitar que esos criminales sigan haciendo de las suyas.
Hace unos días, motorizados con armas irrumpieron a una fiesta infantil, en el barrio La Esperanza, en donde celebraban el cumpleaños de un niño, en casa de Ema Cuello Pinto, y atracaron a todos.
Los niños (as) al ver las armas se asustaron y salieron corriendo. Uno de ellos cayó al suelo y sufrió fracturas en un brazo, porque lo atropellaron los otros menores.
Al otro día, motorizados asaltaron la tienda “El Corralito”; encañonaron al dueño (Rubén) y en la huida abrieron fuego contra un carro que se acercaba (el chofer se salvó de milagro).
En esos mismos días atracaron a Alba Villazón, quien es la Nutricionista del Hospital. Iba para su casa, cerca de la casa de Casto Socarrás (hermano del Alcalde), y le arrebataron su bolso. Más adelante, atracaron a un señor de nombre Oscar y lo hirieron con un cuchillo.
Pero en este Loco Valle sucede de todo, en el barrio Las Flores, unos muchachos celebraban un cumpleaños con una parranda. Una de las novias estaba grabando un video de la fiesta cuando ingresaron sujetos armados y se hurtaron los instrumentos musicales, incluida una guitarra.
El viernes anterior fue asesinado José Manuel López Rodríguez, de 51 años, coleccionista de música salsa, de un tiro en la espalda, al oponer resistencia a un atraco de varios motociclistas y parrilleros que llegaron a un estadero del barrio “12 de Octubre” y atracaron a todos los que estaban allí.
El Comando de la Policía queda a dos cuadras del lugar y vecinos a la escena del crimen viven varios policías.
Mis consejeros periodístico Tío Chiro y Tío Nan preguntan:¿Dónde están las motos y los carros de la Policía para acabar con tantos atracos, muertes y terror? ¿Quién responde?, por Dios. Como no ocurre en el libro de “Gabo” con “El Coronel no tiene quien le escriba”, aquí en Valledupar si le escribimos al Coronel de la Policía, así que tome nota caballero. Hasta la próxima semana, con el tema: “Confesiones de una exuniversitaria vallenata”.

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Por Aquilino Cotes Zuleta