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Columnista - 16 enero, 2015

Bienvenido 2015

“Pero el Señor será la esperanza de su pueblo, una fortaleza para sus hijos”. Joel 3,16. Si bien el mes de enero es de asueto, interrumpo porque no me aguanto las ganas de contarles las maravillas de lo que yo creo que Dios tiene preparado para entregarnos este 2015. Hemos denominado el 2015 como el […]

“Pero el Señor será la esperanza de su pueblo, una fortaleza para sus hijos”. Joel 3,16.

Si bien el mes de enero es de asueto, interrumpo porque no me aguanto las ganas de contarles las maravillas de lo que yo creo que Dios tiene preparado para entregarnos este 2015.

Hemos denominado el 2015 como el Año de la Esperanza, y con el profeta Zacarías decimos: “Volveos a la fortaleza, prisioneros de la esperanza; hoy mismo les anuncio que Dios nos dará doble recompensa”. “Y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.

El 2015 será un año para cerrar ciclos que por años han estado abiertos y nos han detenido, estancado, nublado nuestra visión y cerrado nuestros oídos para escuchar las nuevas instrucciones que Dios tiene para entregarnos. Será un año para romper nuestros propios límites y vencer viejos desafíos. Será un año de cumplimiento de promesas, todo aquello que ha estado retenido o en espera del tiempo oportuno, será llamado a la realización y vendrá a su cumplimiento. Dios no dejará caer a tierra ninguna de sus palabras, ninguna de sus promesas; será el año del cumplimiento, será el año para recibir, será el año para ver sus repuestas llegar a casa. Será un año de avances, donde nuestros argumentos, estrategias y proyectos personales florecerán dirigidos por el Señor.

El 2015 será un año para pensar en nuevas posibilidades, donde la palabra “imposible” no cabe. Quizás tengamos que revisar nuestros planes, reorganizar las prioridades, remodelar el plano, rediseñar la estrategia, reubicar el centro de operaciones, reexaminar las reacciones, salir del marasmo, pero nada nos será imposible.

Debemos esforzarnos por avanzar un poco más, haciendo inversiones sabias, ensanchando el sitio de nuestra tienda, extendiendo los límites, alargando las cuerdas, reforzando las estacas y usando la imaginación para crear imágenes mentales que nos permitan visualizar el éxito.

También aplica la importancia del número 15: En Génesis 15, Dios se manifiesta como un Dios de pactos prometiendo a quien todavía era Abram, un hijo. En Éxodo 15, se manifiesta como Dios de sanidades y milagros, “porque yo soy Yahvé, tu sanador”. En Éxodo 12, se manifiesta como un Dios de libertad y de esperanza; después de 430 años de esclavitud en Egipto, en la madrugada del día 15, Dios los rescata y los saca hacia una tierra de bendición.

El nombre propio de Dios, “Yahvé”, está compuesto por cuatro consonantes hebreas, una contracción de ese nombre en “Yah”, compuesta por dos consonantes hebreas cuyos valores numéricos son 10 + 5. El número 5 representa autoridad, gobierno, dominio; en el quinto día de la creación, Dios comenzó a crear los seres vivos, cinco son los libros de la Torá, cinco los títulos del Mesías, cinco los panes de la multiplicación, cinco mil la multitud de hombres que recibieron el milagro. El número 10, denota responsabilidad, nuevos ciclos, orden, perfección. Diez fueron los mandamientos, las plagas, las vírgenes, el diezmo, los “Yo Soy” de Jesús. Quince eran las gradas al Templo, quince salmos comienzan la canción desde las gradas. En fin, el espacio no alcanza para argumentar a favor del 15, pero lo cierto es que, 2015 sí será un año de esperanza para todo aquel que cree.

Amados amigos lectores, actualizando todo esto, me resta invitarte a que hagas conmigo una oración de dedicación a Dios del 2015, ora así conmigo: “Querido Dios, quiero que en este año, tu voluntad esté en mi corazón, quiero renacer en ti, pasando de la esclavitud a la tierra prometida. Por tus promesas, pasaré del desánimo a la esperanza. Por tu perdón, pasaré de la vergüenza a la gloria. Por tu poder, pasaré de la debilidad a la fortaleza. Por tu providencia, pasaré del fracaso al éxito. Gracias Señor. Amén”
Abrazos y bienvenido 2015.

Columnista
16 enero, 2015

Bienvenido 2015

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Pero el Señor será la esperanza de su pueblo, una fortaleza para sus hijos”. Joel 3,16. Si bien el mes de enero es de asueto, interrumpo porque no me aguanto las ganas de contarles las maravillas de lo que yo creo que Dios tiene preparado para entregarnos este 2015. Hemos denominado el 2015 como el […]


“Pero el Señor será la esperanza de su pueblo, una fortaleza para sus hijos”. Joel 3,16.

Si bien el mes de enero es de asueto, interrumpo porque no me aguanto las ganas de contarles las maravillas de lo que yo creo que Dios tiene preparado para entregarnos este 2015.

Hemos denominado el 2015 como el Año de la Esperanza, y con el profeta Zacarías decimos: “Volveos a la fortaleza, prisioneros de la esperanza; hoy mismo les anuncio que Dios nos dará doble recompensa”. “Y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.

El 2015 será un año para cerrar ciclos que por años han estado abiertos y nos han detenido, estancado, nublado nuestra visión y cerrado nuestros oídos para escuchar las nuevas instrucciones que Dios tiene para entregarnos. Será un año para romper nuestros propios límites y vencer viejos desafíos. Será un año de cumplimiento de promesas, todo aquello que ha estado retenido o en espera del tiempo oportuno, será llamado a la realización y vendrá a su cumplimiento. Dios no dejará caer a tierra ninguna de sus palabras, ninguna de sus promesas; será el año del cumplimiento, será el año para recibir, será el año para ver sus repuestas llegar a casa. Será un año de avances, donde nuestros argumentos, estrategias y proyectos personales florecerán dirigidos por el Señor.

El 2015 será un año para pensar en nuevas posibilidades, donde la palabra “imposible” no cabe. Quizás tengamos que revisar nuestros planes, reorganizar las prioridades, remodelar el plano, rediseñar la estrategia, reubicar el centro de operaciones, reexaminar las reacciones, salir del marasmo, pero nada nos será imposible.

Debemos esforzarnos por avanzar un poco más, haciendo inversiones sabias, ensanchando el sitio de nuestra tienda, extendiendo los límites, alargando las cuerdas, reforzando las estacas y usando la imaginación para crear imágenes mentales que nos permitan visualizar el éxito.

También aplica la importancia del número 15: En Génesis 15, Dios se manifiesta como un Dios de pactos prometiendo a quien todavía era Abram, un hijo. En Éxodo 15, se manifiesta como Dios de sanidades y milagros, “porque yo soy Yahvé, tu sanador”. En Éxodo 12, se manifiesta como un Dios de libertad y de esperanza; después de 430 años de esclavitud en Egipto, en la madrugada del día 15, Dios los rescata y los saca hacia una tierra de bendición.

El nombre propio de Dios, “Yahvé”, está compuesto por cuatro consonantes hebreas, una contracción de ese nombre en “Yah”, compuesta por dos consonantes hebreas cuyos valores numéricos son 10 + 5. El número 5 representa autoridad, gobierno, dominio; en el quinto día de la creación, Dios comenzó a crear los seres vivos, cinco son los libros de la Torá, cinco los títulos del Mesías, cinco los panes de la multiplicación, cinco mil la multitud de hombres que recibieron el milagro. El número 10, denota responsabilidad, nuevos ciclos, orden, perfección. Diez fueron los mandamientos, las plagas, las vírgenes, el diezmo, los “Yo Soy” de Jesús. Quince eran las gradas al Templo, quince salmos comienzan la canción desde las gradas. En fin, el espacio no alcanza para argumentar a favor del 15, pero lo cierto es que, 2015 sí será un año de esperanza para todo aquel que cree.

Amados amigos lectores, actualizando todo esto, me resta invitarte a que hagas conmigo una oración de dedicación a Dios del 2015, ora así conmigo: “Querido Dios, quiero que en este año, tu voluntad esté en mi corazón, quiero renacer en ti, pasando de la esclavitud a la tierra prometida. Por tus promesas, pasaré del desánimo a la esperanza. Por tu perdón, pasaré de la vergüenza a la gloria. Por tu poder, pasaré de la debilidad a la fortaleza. Por tu providencia, pasaré del fracaso al éxito. Gracias Señor. Amén”
Abrazos y bienvenido 2015.