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Columnista - 13 octubre, 2017

Hoy es difícil participar en festivales

Un compositor vallenato que no es intérprete y que desea participar en el concurso de canción inédita de un festival, lo primero que tiene que hacer es buscar quien le cante la canción y el grupo que lo acompañe, es decir, coristas, acordeonero, cajero, guacharaquero y guitarrista. Unos años atrás esta solía ser una tarea […]

Un compositor vallenato que no es intérprete y que desea participar en el concurso de canción inédita de un festival, lo primero que tiene que hacer es buscar quien le cante la canción y el grupo que lo acompañe, es decir, coristas, acordeonero, cajero, guacharaquero y guitarrista.

Unos años atrás esta solía ser una tarea no tan complicada, se tenía casi como un honor participar, nadie pactaba la distribución de un potencial premio, pero todos tenían claro que si resultaba ganador había una distribución equilibrada de los recursos obtenidos, dicho de otra manera, el autor de la canción se encargaba de distribuir parte del premio entre todos aquellos que contribuyeron a obtenerlo.

Lo mismo ocurría en el concurso de acordeoneros, sus acompañantes de antemano sabían que, como mínimo, el cincuenta por ciento del premio obtenido sería repartido entre ellos; algunos pactaban el porcentaje antes de iniciar el concurso, otros lo dejaban a la voluntad del acordeonero, en fin, el propósito era obtener el premio y una vez logrado se acordaba su distribución entre los integrantes del grupo.

Hoy las cosas han cambiado radicalmente; yo lo he vivido en carne propia, ahora toca acordar un pago previo con los acompañantes, es decir una tarifa fija más un porcentaje del premio que se lograre obtener. Ello significa que quien aspire a participar, bien sea como compositor o como acordeonero debe tener unos recursos económicos importantes para invertirle al asunto, dicho de otra manera, el riesgo económico lo asume única y exclusivamente el líder, no los acompañantes.

El concurso de piqueria no tiene ese problema, pues en todos los festivales se contrata un grupo de planta para que acompañe a los verseadores y estos no tienen que repartir su premio con nadie, ni mucho menos disponer previamente de una suma de dinero para pagar acompañantes.

Esta costumbre de acompañar en los festivales por tarifa previa ya tiene varias modalidades, como quienes cobran una suma cada vez superior en la medida que se avanza en cada ronda eliminatoria; entonces, por acompañar en la gran final tiene el precio más alto que en las rondas previas. Otra modalidad consiste en pactar un valor global por acompañar en todos los días del evento, en algunos casos incluye trasporte, alimentación y alojamiento.

Cada día se vuelve más difícil participar en los festivales vallenatos y solo quien tenga los recursos económicos suficientes puede darse el lujo de contratar a los mejores acompañantes, lo que le da mayores posibilidades de ganar, pero que a mi juicio resulta inequitativo, injusto y elitista.

En las categorías de acordeoneros juvenil e infantil son los padres quienes quieren promover e impulsar a sus hijos y estos se quejan de que existen otros padres que utilizan a los niños acompañantes y cobran sumas exorbitantes e inclusive un cajero que acompaña a 3 o 4 acordeoneros en un concurso y a cada uno le tiene una tarifa, que en ocasiones va a parar al bolsillo de algunos padres.

En la música vallenata también se vienen dando casos de explotación económica infantil por parte de algunos padres, este tema lo trataremos en una próxima columna, pero ya es hora de que busquemos soluciones para estos problemas.

Por Jorge Nain Ruiz

Columnista
13 octubre, 2017

Hoy es difícil participar en festivales

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Un compositor vallenato que no es intérprete y que desea participar en el concurso de canción inédita de un festival, lo primero que tiene que hacer es buscar quien le cante la canción y el grupo que lo acompañe, es decir, coristas, acordeonero, cajero, guacharaquero y guitarrista. Unos años atrás esta solía ser una tarea […]


Un compositor vallenato que no es intérprete y que desea participar en el concurso de canción inédita de un festival, lo primero que tiene que hacer es buscar quien le cante la canción y el grupo que lo acompañe, es decir, coristas, acordeonero, cajero, guacharaquero y guitarrista.

Unos años atrás esta solía ser una tarea no tan complicada, se tenía casi como un honor participar, nadie pactaba la distribución de un potencial premio, pero todos tenían claro que si resultaba ganador había una distribución equilibrada de los recursos obtenidos, dicho de otra manera, el autor de la canción se encargaba de distribuir parte del premio entre todos aquellos que contribuyeron a obtenerlo.

Lo mismo ocurría en el concurso de acordeoneros, sus acompañantes de antemano sabían que, como mínimo, el cincuenta por ciento del premio obtenido sería repartido entre ellos; algunos pactaban el porcentaje antes de iniciar el concurso, otros lo dejaban a la voluntad del acordeonero, en fin, el propósito era obtener el premio y una vez logrado se acordaba su distribución entre los integrantes del grupo.

Hoy las cosas han cambiado radicalmente; yo lo he vivido en carne propia, ahora toca acordar un pago previo con los acompañantes, es decir una tarifa fija más un porcentaje del premio que se lograre obtener. Ello significa que quien aspire a participar, bien sea como compositor o como acordeonero debe tener unos recursos económicos importantes para invertirle al asunto, dicho de otra manera, el riesgo económico lo asume única y exclusivamente el líder, no los acompañantes.

El concurso de piqueria no tiene ese problema, pues en todos los festivales se contrata un grupo de planta para que acompañe a los verseadores y estos no tienen que repartir su premio con nadie, ni mucho menos disponer previamente de una suma de dinero para pagar acompañantes.

Esta costumbre de acompañar en los festivales por tarifa previa ya tiene varias modalidades, como quienes cobran una suma cada vez superior en la medida que se avanza en cada ronda eliminatoria; entonces, por acompañar en la gran final tiene el precio más alto que en las rondas previas. Otra modalidad consiste en pactar un valor global por acompañar en todos los días del evento, en algunos casos incluye trasporte, alimentación y alojamiento.

Cada día se vuelve más difícil participar en los festivales vallenatos y solo quien tenga los recursos económicos suficientes puede darse el lujo de contratar a los mejores acompañantes, lo que le da mayores posibilidades de ganar, pero que a mi juicio resulta inequitativo, injusto y elitista.

En las categorías de acordeoneros juvenil e infantil son los padres quienes quieren promover e impulsar a sus hijos y estos se quejan de que existen otros padres que utilizan a los niños acompañantes y cobran sumas exorbitantes e inclusive un cajero que acompaña a 3 o 4 acordeoneros en un concurso y a cada uno le tiene una tarifa, que en ocasiones va a parar al bolsillo de algunos padres.

En la música vallenata también se vienen dando casos de explotación económica infantil por parte de algunos padres, este tema lo trataremos en una próxima columna, pero ya es hora de que busquemos soluciones para estos problemas.

Por Jorge Nain Ruiz