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Columnista - 10 octubre, 2014

Hay Evo Morales para rato

Quién lo iba a pensar. A pocos días de las elecciones en Bolivia el nombre de Evo Morales se asocia a estabilidad, reducción de la pobreza, inversiones en infraestructura y modernización del país. Atrás quedan los tiempos en que el líder cocalero –en el cargo desde enero del 2006– era sinónimo de inseguridad para las […]

Quién lo iba a pensar. A pocos días de las elecciones en Bolivia el nombre de Evo Morales se asocia a estabilidad, reducción de la pobreza, inversiones en infraestructura y modernización del país. Atrás quedan los tiempos en que el líder cocalero –en el cargo desde enero del 2006– era sinónimo de inseguridad para las empresas y las inversiones; de un electorado puramente indígena, de cambios de paradigmas, de “revolución” o de enfrentamiento con las élites agroindustriales. Por eso su reelección (58 % de intención de voto) y una mayoría en el congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) que lo respalda, parecen asegurados en los comicios del próximo 12 de Octubre. ¿Qué pasó en ese país? “Bolivia vive una suerte de bonanza económica, a su medida, nunca vista. Hay una fuente muy importante de recursos estatales”, informa Pablo Stefanoni, analista de la Fundación Friedrich Ebert. La nacionalización de la explotación de hidrocarburos del país andino, junto con el boom de la minería y la exportación de soya son elementos fundamentales de esa bonanza. Y también, al parecer, de que en el MAS haya ahora cabida para los antiguos opositores, sobre todo de las élites agroindustriales de Santa Cruz. Es decir, las élites de ese país entendieron que la revolución propuesta por Evo consiste simple y llanamente en que el Estado Social no puede renunciar a intervenir de manera directa en el logro de la satisfacción de derechos fundamentales de la población como la salud, la educación y la vivienda. Comprendieron además que no pueden pretender que el crecimiento desmedido de sus utilidades se cimente en la progresiva concentración del ingreso en pocas manos al margen de la pauperización de la gran mayoría de la población. Porque si al común de la gente, le va bien, a los ricos también, aun cuando sus utilidades ya no sean tan astronómicas. A Evo han tratado hasta de ridiculizarlo, cogiendo frases fuera de contexto, para tratar de demostrar una supuesta incapacidad como estadista. Evo puede que no sea un orador de las calidades de un Älvaro Uribe, por ejemplo, pero obras son amores y ahí están durante 8 años de gestión. En el 2014 se espera que la industria petrolera genere 6.000 millones de dólares, frente a los 600 millones ingresados en 2005; bajo su administración se obtuvo un crecimiento económico de un 5% como promedio. En 2013 alcanzó un 6,8%, gracias a la dinámica de los sectores de hidrocarburos y servicio. Las reservas internacionales alcanzan niveles históricos: 14.901 millones y los depósitos bancarios 16.773 millones de dólares; la “Agenda del Bicentenario”, proyecta convertir a Bolivia en los próximos años en exportador de electricidad, alimentos, medicamentos y litio. Se proyecta además la construcción de otro aeropuerto internacional en el departamento de Santa Cruz y la construcción de una ciudadela científica para afianzar procesos de transferencia tecnológica que contribuyan al desarrollo sostenible. Y todo eso, sin haberse graduado en Harvard. [email protected]

Columnista
10 octubre, 2014

Hay Evo Morales para rato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Raúl Bermúdez Márquez

Quién lo iba a pensar. A pocos días de las elecciones en Bolivia el nombre de Evo Morales se asocia a estabilidad, reducción de la pobreza, inversiones en infraestructura y modernización del país. Atrás quedan los tiempos en que el líder cocalero –en el cargo desde enero del 2006– era sinónimo de inseguridad para las […]


Quién lo iba a pensar. A pocos días de las elecciones en Bolivia el nombre de Evo Morales se asocia a estabilidad, reducción de la pobreza, inversiones en infraestructura y modernización del país. Atrás quedan los tiempos en que el líder cocalero –en el cargo desde enero del 2006– era sinónimo de inseguridad para las empresas y las inversiones; de un electorado puramente indígena, de cambios de paradigmas, de “revolución” o de enfrentamiento con las élites agroindustriales. Por eso su reelección (58 % de intención de voto) y una mayoría en el congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) que lo respalda, parecen asegurados en los comicios del próximo 12 de Octubre. ¿Qué pasó en ese país? “Bolivia vive una suerte de bonanza económica, a su medida, nunca vista. Hay una fuente muy importante de recursos estatales”, informa Pablo Stefanoni, analista de la Fundación Friedrich Ebert. La nacionalización de la explotación de hidrocarburos del país andino, junto con el boom de la minería y la exportación de soya son elementos fundamentales de esa bonanza. Y también, al parecer, de que en el MAS haya ahora cabida para los antiguos opositores, sobre todo de las élites agroindustriales de Santa Cruz. Es decir, las élites de ese país entendieron que la revolución propuesta por Evo consiste simple y llanamente en que el Estado Social no puede renunciar a intervenir de manera directa en el logro de la satisfacción de derechos fundamentales de la población como la salud, la educación y la vivienda. Comprendieron además que no pueden pretender que el crecimiento desmedido de sus utilidades se cimente en la progresiva concentración del ingreso en pocas manos al margen de la pauperización de la gran mayoría de la población. Porque si al común de la gente, le va bien, a los ricos también, aun cuando sus utilidades ya no sean tan astronómicas. A Evo han tratado hasta de ridiculizarlo, cogiendo frases fuera de contexto, para tratar de demostrar una supuesta incapacidad como estadista. Evo puede que no sea un orador de las calidades de un Älvaro Uribe, por ejemplo, pero obras son amores y ahí están durante 8 años de gestión. En el 2014 se espera que la industria petrolera genere 6.000 millones de dólares, frente a los 600 millones ingresados en 2005; bajo su administración se obtuvo un crecimiento económico de un 5% como promedio. En 2013 alcanzó un 6,8%, gracias a la dinámica de los sectores de hidrocarburos y servicio. Las reservas internacionales alcanzan niveles históricos: 14.901 millones y los depósitos bancarios 16.773 millones de dólares; la “Agenda del Bicentenario”, proyecta convertir a Bolivia en los próximos años en exportador de electricidad, alimentos, medicamentos y litio. Se proyecta además la construcción de otro aeropuerto internacional en el departamento de Santa Cruz y la construcción de una ciudadela científica para afianzar procesos de transferencia tecnológica que contribuyan al desarrollo sostenible. Y todo eso, sin haberse graduado en Harvard. [email protected]