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Editorial - 16 septiembre, 2017

El hambre toca a todos

El nuevo informe sobre el hambre y la nutrición en el mundo, presentado por las Naciones Unidas, es alarmante. Asegura que 815 millones de personas padecen hambre, con millones de niños amenazados de malnutrición, 38 millones más que el año pasado. Con las nuevas cifras se acabó la disminución que se mantuvo durante más de […]

El nuevo informe sobre el hambre y la nutrición en el mundo, presentado por las Naciones Unidas, es alarmante. Asegura que 815 millones de personas padecen hambre, con millones de niños amenazados de malnutrición, 38 millones más que el año pasado.

Con las nuevas cifras se acabó la disminución que se mantuvo durante más de una década, y este aumento se debe, según la ONU, en gran medida a la proliferación de conflictos violentos y de perturbaciones relacionadas con el clima.

La cifra aterra cuando concluyen que “Unos 155 millones de niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica (estatura demasiado baja para su edad), según el informe, mientras que 52 millones sufren de desnutrición aguda, lo que significa que su peso es demasiado bajo para su estatura”.

Según el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2017, el número de personas que sufre hambre en América Latina y el Caribe aumentó en 2,4 millones de 2015 a 2016, alcanzando un total de 42,5 millones. El nuevo conjunto de datos muestra que el hambre en 2013 afectaba a 39,1 millones de personas (6,3 por ciento de la población regional), subiendo a 40,1 millones en 2015 (6,3 por ciento) y alcanzando 42,5 millones en 2016, el 6,6 por ciento de la población regional.

La lectura de las cifras preocupa y parecería que estuviéramos distantes de esa realidad mundial. Sin embargo, el hambre y la desnutrición han contribuido a la muerte de miles de niños en Colombia, y especialmente en La Guajira donde según líderes de la etnia wayuu, han muerto miles de niños por hambre. Esa realidad toca también al departamento del Cesar, donde la desnutrición también afecta a la niñez.

El informe publicado ayer por Naciones Unidas, en la que por primera vez se unen la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un buen documento en el que además tratan sobre los avances para erradicar el hambre y la malnutrición en 2030.

¿Los programas y proyectos que se ejecutan en la región son los indicados para garantizar la seguridad alimentaria y la desnutrición, especialmente en menor de cinco años y mujeres embarazadas?

Los Programas de Alimentación Escolar –PAE- son muy importantes, así como los de entrega de suplementos alimenticios, porque ayudan a que los niños de familias pobres, reciban una alimentación balanceada.

De este informe, también se recomienda analizar los conflictos –cada vez más agravados por el cambio climático- como uno de los principales motivos del resurgir del hambre y de muchas formas de malnutrición.
El hambre toca a todos los países del mundo, Colombia, el Cesar, incluso su capital, no es ajena a esta situación.
 

 

Editorial
16 septiembre, 2017

El hambre toca a todos

El nuevo informe sobre el hambre y la nutrición en el mundo, presentado por las Naciones Unidas, es alarmante. Asegura que 815 millones de personas padecen hambre, con millones de niños amenazados de malnutrición, 38 millones más que el año pasado. Con las nuevas cifras se acabó la disminución que se mantuvo durante más de […]


El nuevo informe sobre el hambre y la nutrición en el mundo, presentado por las Naciones Unidas, es alarmante. Asegura que 815 millones de personas padecen hambre, con millones de niños amenazados de malnutrición, 38 millones más que el año pasado.

Con las nuevas cifras se acabó la disminución que se mantuvo durante más de una década, y este aumento se debe, según la ONU, en gran medida a la proliferación de conflictos violentos y de perturbaciones relacionadas con el clima.

La cifra aterra cuando concluyen que “Unos 155 millones de niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica (estatura demasiado baja para su edad), según el informe, mientras que 52 millones sufren de desnutrición aguda, lo que significa que su peso es demasiado bajo para su estatura”.

Según el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2017, el número de personas que sufre hambre en América Latina y el Caribe aumentó en 2,4 millones de 2015 a 2016, alcanzando un total de 42,5 millones. El nuevo conjunto de datos muestra que el hambre en 2013 afectaba a 39,1 millones de personas (6,3 por ciento de la población regional), subiendo a 40,1 millones en 2015 (6,3 por ciento) y alcanzando 42,5 millones en 2016, el 6,6 por ciento de la población regional.

La lectura de las cifras preocupa y parecería que estuviéramos distantes de esa realidad mundial. Sin embargo, el hambre y la desnutrición han contribuido a la muerte de miles de niños en Colombia, y especialmente en La Guajira donde según líderes de la etnia wayuu, han muerto miles de niños por hambre. Esa realidad toca también al departamento del Cesar, donde la desnutrición también afecta a la niñez.

El informe publicado ayer por Naciones Unidas, en la que por primera vez se unen la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un buen documento en el que además tratan sobre los avances para erradicar el hambre y la malnutrición en 2030.

¿Los programas y proyectos que se ejecutan en la región son los indicados para garantizar la seguridad alimentaria y la desnutrición, especialmente en menor de cinco años y mujeres embarazadas?

Los Programas de Alimentación Escolar –PAE- son muy importantes, así como los de entrega de suplementos alimenticios, porque ayudan a que los niños de familias pobres, reciban una alimentación balanceada.

De este informe, también se recomienda analizar los conflictos –cada vez más agravados por el cambio climático- como uno de los principales motivos del resurgir del hambre y de muchas formas de malnutrición.
El hambre toca a todos los países del mundo, Colombia, el Cesar, incluso su capital, no es ajena a esta situación.