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Columnista - 12 marzo, 2015

Hacia una revolución Ecológica – Agraria

Al hablar de este tema, debemos decir que esto no es otra cosa que la modernización rural. En tal sentido digamos que el impetuoso desarrollo de la investigación que tuvo lugar en las últimas dos décadas en disciplinas tales como la eco geografía (especialmente en Francia) o la llamada ecología del paisaje (en Alemania y […]

Al hablar de este tema, debemos decir que esto no es otra cosa que la modernización rural.

En tal sentido digamos que el impetuoso desarrollo de la investigación que tuvo lugar en las últimas dos décadas en disciplinas tales como la eco geografía (especialmente en Francia) o la llamada ecología del paisaje (en Alemania y Holanda) sentó las bases para llevar a cabo un ordenamiento de los territorios, es decir, para planificar un uso ecológicamente adecuado de los recursos naturales. En esta nueva perspectiva, la cuestión rural debe ser repensada en todas y cada una de sus dimensiones, incluidos el tamaño y las formas de propiedad agraria, la legislación, la valoración de los recursos y, por supuesto, los sistemas productivos primarios.

La profunda crisis que existe como resultado de la aplicación por décadas de sistemas productivos sumamente especializados e irracionales desde el punto de vista ecológico (tales como la agricultura industrial impulsada por la llamada Revolución Verde, los sistemas ganaderos extensivos en las zonas tropicales, las pesquerías depredadoras y los sistemas especializados de extracción forestal) requiere, ser enfrentada y resuelta. Además de una nueva estrategia tecnológica, la nueva racionalidad ecológica en el medio rural requiere de nuevas formas de acceso a los recursos, formas adecuadas de propiedad, configuraciones no imaginadas en la organización de los productores, una legislación basada en la patrimonialidad y el uso no destructivo de los recursos naturales, y como culminación de todo ello una nueva lógica productiva basada en los principios de una economía ecológica
( incluida la autosuficiencia local y regional y un manejo adecuado de suelos, energía, recursos hidráulicos y seres vivos).

En esta perspectiva adquiere de nuevo vigencia la muy antigua discusión sobre la escala de las propiedades y de la producción. En los últimos años se han venido documentando las ventajas ecológicas y económicas de la pequeña producción (familiar o comunitaria) por sobre las grandes explotaciones, poniendo en duda una de los principales mitos esgrimidos por la visión agroindustrial: la supremacía de las grandes propiedades y explotaciones rurales (latifundios). Lo anterior ha hecho que en países como Brasil, donde existe la que es quizás la distribución de la tierra menos equitativa del planeta la iniciativa social conocida como el Movimiento de los sin Tierra que hacia 2001 había logrado obtener propiedades para unas 500 mil familias base su estrategia de desarrollo en las pequeñas propiedades familiares y en la agro ecología.

En fin se requiere, en suma, de una verdadera revolución ecológica-agraria que planifique y ordene el espacio con nuevos criterios y que otorgue a los productores los instrumentos (técnicos, educativos, jurídicos) necesarios para su aplicación.

Columnista
12 marzo, 2015

Hacia una revolución Ecológica – Agraria

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Al hablar de este tema, debemos decir que esto no es otra cosa que la modernización rural. En tal sentido digamos que el impetuoso desarrollo de la investigación que tuvo lugar en las últimas dos décadas en disciplinas tales como la eco geografía (especialmente en Francia) o la llamada ecología del paisaje (en Alemania y […]


Al hablar de este tema, debemos decir que esto no es otra cosa que la modernización rural.

En tal sentido digamos que el impetuoso desarrollo de la investigación que tuvo lugar en las últimas dos décadas en disciplinas tales como la eco geografía (especialmente en Francia) o la llamada ecología del paisaje (en Alemania y Holanda) sentó las bases para llevar a cabo un ordenamiento de los territorios, es decir, para planificar un uso ecológicamente adecuado de los recursos naturales. En esta nueva perspectiva, la cuestión rural debe ser repensada en todas y cada una de sus dimensiones, incluidos el tamaño y las formas de propiedad agraria, la legislación, la valoración de los recursos y, por supuesto, los sistemas productivos primarios.

La profunda crisis que existe como resultado de la aplicación por décadas de sistemas productivos sumamente especializados e irracionales desde el punto de vista ecológico (tales como la agricultura industrial impulsada por la llamada Revolución Verde, los sistemas ganaderos extensivos en las zonas tropicales, las pesquerías depredadoras y los sistemas especializados de extracción forestal) requiere, ser enfrentada y resuelta. Además de una nueva estrategia tecnológica, la nueva racionalidad ecológica en el medio rural requiere de nuevas formas de acceso a los recursos, formas adecuadas de propiedad, configuraciones no imaginadas en la organización de los productores, una legislación basada en la patrimonialidad y el uso no destructivo de los recursos naturales, y como culminación de todo ello una nueva lógica productiva basada en los principios de una economía ecológica
( incluida la autosuficiencia local y regional y un manejo adecuado de suelos, energía, recursos hidráulicos y seres vivos).

En esta perspectiva adquiere de nuevo vigencia la muy antigua discusión sobre la escala de las propiedades y de la producción. En los últimos años se han venido documentando las ventajas ecológicas y económicas de la pequeña producción (familiar o comunitaria) por sobre las grandes explotaciones, poniendo en duda una de los principales mitos esgrimidos por la visión agroindustrial: la supremacía de las grandes propiedades y explotaciones rurales (latifundios). Lo anterior ha hecho que en países como Brasil, donde existe la que es quizás la distribución de la tierra menos equitativa del planeta la iniciativa social conocida como el Movimiento de los sin Tierra que hacia 2001 había logrado obtener propiedades para unas 500 mil familias base su estrategia de desarrollo en las pequeñas propiedades familiares y en la agro ecología.

En fin se requiere, en suma, de una verdadera revolución ecológica-agraria que planifique y ordene el espacio con nuevos criterios y que otorgue a los productores los instrumentos (técnicos, educativos, jurídicos) necesarios para su aplicación.