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Columnista - 5 febrero, 2018

Habrá Trump para rato

Hablar de la arrogancia, pedantería y falta de carisma del actual mandatario de los EE.UU, es llover sobre lo mojado, comentar sobre sus salidas en falso, escándalos de alcoba, xenofobia y su marcado anti-ambientalismo, también lo es. No obstante, si se trata de evaluar al Presidente de los norteamericanos por los logros obtenidos en su […]

Hablar de la arrogancia, pedantería y falta de carisma del actual mandatario de los EE.UU, es llover sobre lo mojado, comentar sobre sus salidas en falso, escándalos de alcoba, xenofobia y su marcado anti-ambientalismo, también lo es. No obstante, si se trata de evaluar al Presidente de los norteamericanos por los logros obtenidos en su primer año de Gobierno, tendríamos que mencionar, por ejemplo, que en materia salarial, después de dos años de estancamiento, los salarios de los estadounidenses empiezan a subir; en materia de empleo se han creado en la era Trump 2.4 millones de nuevos puestos de trabajo, además se han rebajado los impuestos beneficiando a la clase trabajadora y a los pequeños empresarios, la industria automotriz regresa a los EE. UU por las ventajosas condiciones tributarias actuales, como es el caso de Chrysler que se traslada de México a Michigan, la inflación se mantiene controlada, y se anuncia por parte del Gobierno una inversión en infraestructura por la friolera de $US. 1.5 billones.

Empero uno de los puntos débiles de la actual administración, es su política migratoria, pues bien, cursa en el Congreso un proyecto de ley que restringe la llamada “migración en cadena”, dando prioridad a la familia nuclear, que no a la familia extensa, concediéndole la nacionalidad a quienes demuestren tener méritos suficientes, amor y respeto hacia la patria de Ernest Hemingway. Lo anterior, fundado en el hecho palmario de la inseguridad, pues para nadie es un secreto que los EE.UU ha sido blanco de acciones terroristas, a lo que se agrega los altos niveles de delincuencia proveniente de grupos organizados, como es el caso de la Mara Salvatrucha (MS-13).

Ahora bien, si alguna frase puede resumir el primer año de Donald Trump, es la perfecta coherencia de su accionar en relación a sus promesas de campaña, lo que ya es mucho decir, pues desde un principio habló de “Hacer a América grande otra vez”, que traducido a la realidad significa devolverle el país a los americanos, dentro de una política capitalista a ultranza, reactivando la industria en detrimento del medio ambiente, e incluso proponiendo la renegociación de los tratados de libre comercio, ya suscritos.

Su popularidad contrasta con los resultados económicos de su gestión, pues un 58 % de los estadounidenses no aprueba su gestión. Empero, eso no parece preocuparle demasiado, pues es claro que él llegó a la presidencia gracias al voto de los colegios electorales, que no por el voto popular, y tiene claro también, que el voto en EE.UU es indirecto. Es así como en las pasadas elecciones Hilary Clinton se quedó con el voto popular, mientras él se quedó con la presidencia.

Todo lo anterior sumado a que en el Congreso el partido Republicano cuenta con las mayorías, nos permite concluir que habrá Trump para rato.

Columnista
5 febrero, 2018

Habrá Trump para rato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Hablar de la arrogancia, pedantería y falta de carisma del actual mandatario de los EE.UU, es llover sobre lo mojado, comentar sobre sus salidas en falso, escándalos de alcoba, xenofobia y su marcado anti-ambientalismo, también lo es. No obstante, si se trata de evaluar al Presidente de los norteamericanos por los logros obtenidos en su […]


Hablar de la arrogancia, pedantería y falta de carisma del actual mandatario de los EE.UU, es llover sobre lo mojado, comentar sobre sus salidas en falso, escándalos de alcoba, xenofobia y su marcado anti-ambientalismo, también lo es. No obstante, si se trata de evaluar al Presidente de los norteamericanos por los logros obtenidos en su primer año de Gobierno, tendríamos que mencionar, por ejemplo, que en materia salarial, después de dos años de estancamiento, los salarios de los estadounidenses empiezan a subir; en materia de empleo se han creado en la era Trump 2.4 millones de nuevos puestos de trabajo, además se han rebajado los impuestos beneficiando a la clase trabajadora y a los pequeños empresarios, la industria automotriz regresa a los EE. UU por las ventajosas condiciones tributarias actuales, como es el caso de Chrysler que se traslada de México a Michigan, la inflación se mantiene controlada, y se anuncia por parte del Gobierno una inversión en infraestructura por la friolera de $US. 1.5 billones.

Empero uno de los puntos débiles de la actual administración, es su política migratoria, pues bien, cursa en el Congreso un proyecto de ley que restringe la llamada “migración en cadena”, dando prioridad a la familia nuclear, que no a la familia extensa, concediéndole la nacionalidad a quienes demuestren tener méritos suficientes, amor y respeto hacia la patria de Ernest Hemingway. Lo anterior, fundado en el hecho palmario de la inseguridad, pues para nadie es un secreto que los EE.UU ha sido blanco de acciones terroristas, a lo que se agrega los altos niveles de delincuencia proveniente de grupos organizados, como es el caso de la Mara Salvatrucha (MS-13).

Ahora bien, si alguna frase puede resumir el primer año de Donald Trump, es la perfecta coherencia de su accionar en relación a sus promesas de campaña, lo que ya es mucho decir, pues desde un principio habló de “Hacer a América grande otra vez”, que traducido a la realidad significa devolverle el país a los americanos, dentro de una política capitalista a ultranza, reactivando la industria en detrimento del medio ambiente, e incluso proponiendo la renegociación de los tratados de libre comercio, ya suscritos.

Su popularidad contrasta con los resultados económicos de su gestión, pues un 58 % de los estadounidenses no aprueba su gestión. Empero, eso no parece preocuparle demasiado, pues es claro que él llegó a la presidencia gracias al voto de los colegios electorales, que no por el voto popular, y tiene claro también, que el voto en EE.UU es indirecto. Es así como en las pasadas elecciones Hilary Clinton se quedó con el voto popular, mientras él se quedó con la presidencia.

Todo lo anterior sumado a que en el Congreso el partido Republicano cuenta con las mayorías, nos permite concluir que habrá Trump para rato.