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Editorial - 21 enero, 2017

Gobernabilidad en el Cesar

El Consejo de Estado acabó ayer con la expectativa que existía en el ámbito departamental con la demanda electoral que pesaba sobre la elección de Francisco Ovalle Angarita, quien el 25 de octubre de 2015 fue elegido con más de 230 mil votos como gobernador del Cesar. Se acabaron las especulaciones, los vaivenes y los […]

El Consejo de Estado acabó ayer con la expectativa que existía en el ámbito departamental con la demanda electoral que pesaba sobre la elección de Francisco Ovalle Angarita, quien el 25 de octubre de 2015 fue elegido con más de 230 mil votos como gobernador del Cesar. Se acabaron las especulaciones, los vaivenes y los temores por este fallo que mantuvo en vilo al mundo político cesarense y periodístico, al punto que el 19 de agosto del año pasado publicamos una noticia basada en un rumor que daba cuenta de la ratificación del gobernador Ovalle (grave error).

Ahora sí. “La Sección Quinta del Consejo de Estado negó la nulidad de la elección del gobernador del Cesar por el partido de la U, al desvirtuar las acusaciones que lo señalaban de haber incurrido en doble militancia”. Así encabezó el comunicado oficial emitido por el Consejo de Estado en una decisión unánime, luego de haber derrotado la ponencia de la magistrada pacífica Rocío Araujo Oñate, que consideraba que sí existía doble militancia.

El caso es que por el bien del Cesar se acabó esta situación que distraía al mandatario de los cesarenses y le quitaba concentración en temas de interés prioritario para el departamento.

Este fallo consolida la gobernabilidad del Cesar, reconfirma la decisión de los electores y le da vía libre a la reafirmación de los compromisos del gobierno plasmados en el Plan de Desarrollo ‘El camino al desarrollo y la paz’.

No queda duda que el mandatario cesarense el cinco de junio de 2015 en asamblea nacional realizada en Bogotá, recibió el aval del partido de Unidad Nacional, U, para aspirar a ese cargo público, y como lo manifestó el primero de enero en el acto de posesión del cargo de Gobernador del Cesar, con el “firme objetivo de seguir generando desarrollo en el departamento, apuntándole a 11 ejes temáticos que serán su carta de navegación en los próximos cuatro años como primer mandatario de los cesarenses”.

No hay que olvidar que Ovalle siempre se caracterizó por su discurso incluyente, especialmente con las comunidades más necesitadas, con la mira puesta en la educación como el camino más expedito al desarrollo y determinante en el impulso a la sociedad, generador de empleo, equidad y oportunidades que materialicen acciones que permitan acceder a cada infante, niño, niña, adolescente y joven a un excelente sistema educativo, tal como está en el plan de desarrollo.

Por eso, la ratificación de su elección garantiza que su promesa moral y juramento legal se cumpla honestamente y la planificación de su programa de gobierno podría ejecutarse sin más retrasos frente a las necesidades básicas de la población. Se espera que con ello se recupere el ritmo de desarrollo del Cesar y se inviertan eficazmente los recursos financieros en educación, medio ambiente, servicios públicos, vías terciarias, ruego, innovación, investigación científica, renovación de tecnología para optimizar la productividad y fortalecer la competitividad agropecuaria, entre atrás aristas del desarrollo.

Lo contrario generaría estancamiento de la gestión territorial, desgaste político partidista y retraso en la dinámica de gestión y resultados que se esperan de la administración gubernamental, lo cual se traduciría en perjuicios de grandes dimensiones, entre ellos los gastos electorales y la corrupción de ese proceso. Habría sido un impacto negativo en la historia regional porque estaríamos en probable interinidad administrativa, Ad Portas de cumplirse este año los 50 años de historia del Cesar.

Señor gobernador Ovalle, este fallo es un nuevo aval para que actúe con firmeza y decisión, con tesón y compromiso en la ejecución de los programas y proyectos que impactarán de manera positiva la vida de los cesarenses.

Editorial
21 enero, 2017

Gobernabilidad en el Cesar

El Consejo de Estado acabó ayer con la expectativa que existía en el ámbito departamental con la demanda electoral que pesaba sobre la elección de Francisco Ovalle Angarita, quien el 25 de octubre de 2015 fue elegido con más de 230 mil votos como gobernador del Cesar. Se acabaron las especulaciones, los vaivenes y los […]


El Consejo de Estado acabó ayer con la expectativa que existía en el ámbito departamental con la demanda electoral que pesaba sobre la elección de Francisco Ovalle Angarita, quien el 25 de octubre de 2015 fue elegido con más de 230 mil votos como gobernador del Cesar. Se acabaron las especulaciones, los vaivenes y los temores por este fallo que mantuvo en vilo al mundo político cesarense y periodístico, al punto que el 19 de agosto del año pasado publicamos una noticia basada en un rumor que daba cuenta de la ratificación del gobernador Ovalle (grave error).

Ahora sí. “La Sección Quinta del Consejo de Estado negó la nulidad de la elección del gobernador del Cesar por el partido de la U, al desvirtuar las acusaciones que lo señalaban de haber incurrido en doble militancia”. Así encabezó el comunicado oficial emitido por el Consejo de Estado en una decisión unánime, luego de haber derrotado la ponencia de la magistrada pacífica Rocío Araujo Oñate, que consideraba que sí existía doble militancia.

El caso es que por el bien del Cesar se acabó esta situación que distraía al mandatario de los cesarenses y le quitaba concentración en temas de interés prioritario para el departamento.

Este fallo consolida la gobernabilidad del Cesar, reconfirma la decisión de los electores y le da vía libre a la reafirmación de los compromisos del gobierno plasmados en el Plan de Desarrollo ‘El camino al desarrollo y la paz’.

No queda duda que el mandatario cesarense el cinco de junio de 2015 en asamblea nacional realizada en Bogotá, recibió el aval del partido de Unidad Nacional, U, para aspirar a ese cargo público, y como lo manifestó el primero de enero en el acto de posesión del cargo de Gobernador del Cesar, con el “firme objetivo de seguir generando desarrollo en el departamento, apuntándole a 11 ejes temáticos que serán su carta de navegación en los próximos cuatro años como primer mandatario de los cesarenses”.

No hay que olvidar que Ovalle siempre se caracterizó por su discurso incluyente, especialmente con las comunidades más necesitadas, con la mira puesta en la educación como el camino más expedito al desarrollo y determinante en el impulso a la sociedad, generador de empleo, equidad y oportunidades que materialicen acciones que permitan acceder a cada infante, niño, niña, adolescente y joven a un excelente sistema educativo, tal como está en el plan de desarrollo.

Por eso, la ratificación de su elección garantiza que su promesa moral y juramento legal se cumpla honestamente y la planificación de su programa de gobierno podría ejecutarse sin más retrasos frente a las necesidades básicas de la población. Se espera que con ello se recupere el ritmo de desarrollo del Cesar y se inviertan eficazmente los recursos financieros en educación, medio ambiente, servicios públicos, vías terciarias, ruego, innovación, investigación científica, renovación de tecnología para optimizar la productividad y fortalecer la competitividad agropecuaria, entre atrás aristas del desarrollo.

Lo contrario generaría estancamiento de la gestión territorial, desgaste político partidista y retraso en la dinámica de gestión y resultados que se esperan de la administración gubernamental, lo cual se traduciría en perjuicios de grandes dimensiones, entre ellos los gastos electorales y la corrupción de ese proceso. Habría sido un impacto negativo en la historia regional porque estaríamos en probable interinidad administrativa, Ad Portas de cumplirse este año los 50 años de historia del Cesar.

Señor gobernador Ovalle, este fallo es un nuevo aval para que actúe con firmeza y decisión, con tesón y compromiso en la ejecución de los programas y proyectos que impactarán de manera positiva la vida de los cesarenses.