Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 9 febrero, 2016

Frases dialécticamente patéticas

“Usted no sabe quién soy yo” y la retadora “denúncieme pues”, son expresiones puestas de moda por la Policía Nacional. Encierran un triste argumento demoledor. Recuérdese que se visibilizó la primera con el caso del inefable exsenador Merlano frente a unos policiales e igualmente con el asunto del Capitán Jhon Lasso del sanedrín del General […]

“Usted no sabe quién soy yo” y la retadora “denúncieme pues”, son expresiones puestas de moda por la Policía Nacional. Encierran un triste argumento demoledor. Recuérdese que se visibilizó la primera con el caso del inefable exsenador Merlano frente a unos policiales e igualmente con el asunto del Capitán Jhon Lasso del sanedrín del General Palomino, que la utilizó contra dos patrulleros. Aun no se sabe los resultados de este episodio.

El viernes pasado, entre la carrera 12 con calle 15, frente a la Gobernación del Cesar, se colocó intempestivamente una valla policial, sin previamente haber situado otra para no permitir el ingreso. Como quedé atrapado en ese espacio, el acto arbitrario lo evidencié con la grabación de video pertinente, cuando lo hacia el policial que observó que grababa se me vino encima y me dijo bravuconamente: “presente la denuncia pues”. Le contesté, obvio que lo voy hacer.

A los ciudadanos nos produce angustiante hilaridad la improvisación y arbitrariedad en la colocación de vallas, sin previsión y orden para -por favor- no hostigar al transeúnte peatón o de carro. Y además también fastidia la conducta de los integrantes de las denominadas avanzadas de los personajes o elites de turno. La avanzada del Presidente y del Vicepresidente es la más maniaca, despótica y arbitraria. La de los Gobernadores y Alcaldes las quieren torpemente imitar. Y ni que hablar de las de los oficiales de la fuerza pública.

Uno escucha a los integrantes del grupo de escoltas del “personaje” casi todos provenientes de clase humilde y con baja educación, tratar a las personas de “abusivos” si pretenden acercarse al escoltado o interrumpir su avance. Y esa tarea siempre la llevan a cabo con notorio abuso y falta de mínimo comportamiento cultural. Siempre exageran el esquema de protección. Y por supuesto el “personaje” que disimuladamente mira por encima del hombro, imperceptiblemente sonríe frente a los atropellos porque el acto recrea su vanidad y seduce la soberbia del poder que ostenta. Y si es recién iniciado de “personaje” o extravagante arribista, peor.

En una ocasión en el Festival Vallenato observé a Vicky Dávila no quitar el ojo con mirada penetrante y rabiosa censura al círculo de poder que todos los años se coloca en un sitio de privilegio en el Parque de la Leyenda, con policiales abusivos, que resguardan para que no se incomoden los “personajes”. Después la vi en otra ocasión y lugar, pero ahora si ostentando los esquemas inmoderados de protección y exageración. Estaba vanidosamente sonreída, rodeada de escoltas abusivos. En idéntica situación he observado a la periodista Saúl Hernández Mora, unas veces ignorada y otras cercadas de espectacular protección policial. También presunta e hipócritamente sonreída.

Con lo que se deja dicho, no es que pretenda caricaturizar el episodio de las vallas abusivas y de los esquemas de seguridad de los personajes con inasible poder y las despóticas frases que los acompañan, sino que es necesario no solo revaluar con imaginación que los controles sean menos invasivos para que la gente este feliz asistiendo a los actos públicos o privados donde estén los gobernantes o personajes. Estoy proponiendo que se genere opciones distintas a las vallas odiosas y que el rol de los funcionarios de protección lleve a cabo su labor sin fastidiar a las gentes y sin alharaca. Eso es posible, con un mínimo de acciones coordinadas, planeación, cuidado y disciplina. Sobra explicar.

Columnista
9 febrero, 2016

Frases dialécticamente patéticas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hugo Mendoza

“Usted no sabe quién soy yo” y la retadora “denúncieme pues”, son expresiones puestas de moda por la Policía Nacional. Encierran un triste argumento demoledor. Recuérdese que se visibilizó la primera con el caso del inefable exsenador Merlano frente a unos policiales e igualmente con el asunto del Capitán Jhon Lasso del sanedrín del General […]


“Usted no sabe quién soy yo” y la retadora “denúncieme pues”, son expresiones puestas de moda por la Policía Nacional. Encierran un triste argumento demoledor. Recuérdese que se visibilizó la primera con el caso del inefable exsenador Merlano frente a unos policiales e igualmente con el asunto del Capitán Jhon Lasso del sanedrín del General Palomino, que la utilizó contra dos patrulleros. Aun no se sabe los resultados de este episodio.

El viernes pasado, entre la carrera 12 con calle 15, frente a la Gobernación del Cesar, se colocó intempestivamente una valla policial, sin previamente haber situado otra para no permitir el ingreso. Como quedé atrapado en ese espacio, el acto arbitrario lo evidencié con la grabación de video pertinente, cuando lo hacia el policial que observó que grababa se me vino encima y me dijo bravuconamente: “presente la denuncia pues”. Le contesté, obvio que lo voy hacer.

A los ciudadanos nos produce angustiante hilaridad la improvisación y arbitrariedad en la colocación de vallas, sin previsión y orden para -por favor- no hostigar al transeúnte peatón o de carro. Y además también fastidia la conducta de los integrantes de las denominadas avanzadas de los personajes o elites de turno. La avanzada del Presidente y del Vicepresidente es la más maniaca, despótica y arbitraria. La de los Gobernadores y Alcaldes las quieren torpemente imitar. Y ni que hablar de las de los oficiales de la fuerza pública.

Uno escucha a los integrantes del grupo de escoltas del “personaje” casi todos provenientes de clase humilde y con baja educación, tratar a las personas de “abusivos” si pretenden acercarse al escoltado o interrumpir su avance. Y esa tarea siempre la llevan a cabo con notorio abuso y falta de mínimo comportamiento cultural. Siempre exageran el esquema de protección. Y por supuesto el “personaje” que disimuladamente mira por encima del hombro, imperceptiblemente sonríe frente a los atropellos porque el acto recrea su vanidad y seduce la soberbia del poder que ostenta. Y si es recién iniciado de “personaje” o extravagante arribista, peor.

En una ocasión en el Festival Vallenato observé a Vicky Dávila no quitar el ojo con mirada penetrante y rabiosa censura al círculo de poder que todos los años se coloca en un sitio de privilegio en el Parque de la Leyenda, con policiales abusivos, que resguardan para que no se incomoden los “personajes”. Después la vi en otra ocasión y lugar, pero ahora si ostentando los esquemas inmoderados de protección y exageración. Estaba vanidosamente sonreída, rodeada de escoltas abusivos. En idéntica situación he observado a la periodista Saúl Hernández Mora, unas veces ignorada y otras cercadas de espectacular protección policial. También presunta e hipócritamente sonreída.

Con lo que se deja dicho, no es que pretenda caricaturizar el episodio de las vallas abusivas y de los esquemas de seguridad de los personajes con inasible poder y las despóticas frases que los acompañan, sino que es necesario no solo revaluar con imaginación que los controles sean menos invasivos para que la gente este feliz asistiendo a los actos públicos o privados donde estén los gobernantes o personajes. Estoy proponiendo que se genere opciones distintas a las vallas odiosas y que el rol de los funcionarios de protección lleve a cabo su labor sin fastidiar a las gentes y sin alharaca. Eso es posible, con un mínimo de acciones coordinadas, planeación, cuidado y disciplina. Sobra explicar.