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Columnista - 28 junio, 2016

El fin del comienzo

Como analista en una columna de opinión, inexcusable que no ofrezca reflexiones y comentarios sobre lo ocurrido la semana anterior en La Habana a propósito de lo que se ha dado en denominar el Proceso de Paz del gobierno Santos con las Farc, y particularmente ofrecer unas pinceladas jurídicas para contribuir al debate informado y […]

Como analista en una columna de opinión, inexcusable que no ofrezca reflexiones y comentarios sobre lo ocurrido la semana anterior en La Habana a propósito de lo que se ha dado en denominar el Proceso de Paz del gobierno Santos con las Farc, y particularmente ofrecer unas pinceladas jurídicas para contribuir al debate informado y a la participación creciente de la sociedad en esa tarea. Además quien esto escribe hace parte de la generación que no ha tenido la oportunidad de vivir en paz. Tengo 52 años. He aquí enumeradamente las siguientes:

La primera: el Estado, no es el Gobierno. La Farc no es un Estado, es un grupo de insurgentes y guerrilleros. La pregunta ¿Vía plebiscito se incorpora la Farc al Estado o a la Nación que son también dos conceptualizaciones distintas? Mírese pues que aquí en este punto el debate constitucional y sociológico es complicado. La Nación absorberá a la Farc. Y en todo caso el Estado colombiano no cedió nada que comprometa su supervivencia como República Democrática.

La segunda: El acuerdo del cese al fuego bilateral, no es punto de llegada sino de partida. En los tres años de negociaciones hemos tenido una visible sensación de paz y apaciguamiento de fusiles y bombardeos. Recuérdese que la paz no es solamente apagar los fusiles, sino desactivar los odios y las estigmatizaciones vindicativas, pendencieras y provocadoras. ¡¿De quién!?, el que propone la Pax Romana, la impuesta por la fuerza, el sometimiento y la rendición. El Estado de guerra. ¡Qué horror!

Tercera: ciertamente el borrador del texto del “cese del fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y dejación de armas” tiene un reglado diseño. Se recomienda leerlo por lo razonado y justificado. Sin duda tener 16.000 hombres menos disparando es muy importante.

Cuarta: No es correcto, ni adecuado confundir impunidad con no cárcel real o efectiva. Hacerlo tiene tufillo perverso. Los insidiosos de siempre atizan la hoguera, no obstante que conocen que se van emitir sentencias condenatorias en sede de justicia transicional y transaccional. La privación efectiva de la libertad es un incidente que no tiene nada que ver con el juicio final de responsabilidad por los delitos cometidos. No se prescindirá de impartir justicia.

Quinta: La Farc desaparecen como organización criminal y se organiza en opción partidista. Se transformará en un actor político legal desarmado. Ojalá borre su sigla para olvidar lo cruento que fueron.

Sexta: Todos vamos a tener oportunidad proactiva de participar en el debate que abre la refrendación de los acuerdos por ruta del Plebiscito. Y la sociedad civil debe hacer el ejercicio con altura, con argumentos validos y razonados y no al vaivén de eslóganes estridentes, vacíos o mentirosos del Gobierno o la oposición. El referendo inglés es un buen referente, porque transcurrió con mesura y seriedad ya que corresponde a una decisión trascendente.

Finalmente, la presencia real y efectiva del Estado en las regiones, las políticas sociales reales para superar las desigualdades, la frontal lucha contra la corrupción, el desarme de los espíritus, consolidarán este propósito conjunto de lograr un país en tranquilidad colectiva e individual y convivencia pacífica. Como yo millones de colombianos han sido víctimas de esta organización subversiva y, por lo que percibo, una gran mayoría hemos perdonado y vemos con esperanza el futuro de la patria. No nos anclamos en los odios. Gracias por leer lo que se deja dicho. Bendiciones para Colombia.

Columnista
28 junio, 2016

El fin del comienzo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hugo Mendoza

Como analista en una columna de opinión, inexcusable que no ofrezca reflexiones y comentarios sobre lo ocurrido la semana anterior en La Habana a propósito de lo que se ha dado en denominar el Proceso de Paz del gobierno Santos con las Farc, y particularmente ofrecer unas pinceladas jurídicas para contribuir al debate informado y […]


Como analista en una columna de opinión, inexcusable que no ofrezca reflexiones y comentarios sobre lo ocurrido la semana anterior en La Habana a propósito de lo que se ha dado en denominar el Proceso de Paz del gobierno Santos con las Farc, y particularmente ofrecer unas pinceladas jurídicas para contribuir al debate informado y a la participación creciente de la sociedad en esa tarea. Además quien esto escribe hace parte de la generación que no ha tenido la oportunidad de vivir en paz. Tengo 52 años. He aquí enumeradamente las siguientes:

La primera: el Estado, no es el Gobierno. La Farc no es un Estado, es un grupo de insurgentes y guerrilleros. La pregunta ¿Vía plebiscito se incorpora la Farc al Estado o a la Nación que son también dos conceptualizaciones distintas? Mírese pues que aquí en este punto el debate constitucional y sociológico es complicado. La Nación absorberá a la Farc. Y en todo caso el Estado colombiano no cedió nada que comprometa su supervivencia como República Democrática.

La segunda: El acuerdo del cese al fuego bilateral, no es punto de llegada sino de partida. En los tres años de negociaciones hemos tenido una visible sensación de paz y apaciguamiento de fusiles y bombardeos. Recuérdese que la paz no es solamente apagar los fusiles, sino desactivar los odios y las estigmatizaciones vindicativas, pendencieras y provocadoras. ¡¿De quién!?, el que propone la Pax Romana, la impuesta por la fuerza, el sometimiento y la rendición. El Estado de guerra. ¡Qué horror!

Tercera: ciertamente el borrador del texto del “cese del fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y dejación de armas” tiene un reglado diseño. Se recomienda leerlo por lo razonado y justificado. Sin duda tener 16.000 hombres menos disparando es muy importante.

Cuarta: No es correcto, ni adecuado confundir impunidad con no cárcel real o efectiva. Hacerlo tiene tufillo perverso. Los insidiosos de siempre atizan la hoguera, no obstante que conocen que se van emitir sentencias condenatorias en sede de justicia transicional y transaccional. La privación efectiva de la libertad es un incidente que no tiene nada que ver con el juicio final de responsabilidad por los delitos cometidos. No se prescindirá de impartir justicia.

Quinta: La Farc desaparecen como organización criminal y se organiza en opción partidista. Se transformará en un actor político legal desarmado. Ojalá borre su sigla para olvidar lo cruento que fueron.

Sexta: Todos vamos a tener oportunidad proactiva de participar en el debate que abre la refrendación de los acuerdos por ruta del Plebiscito. Y la sociedad civil debe hacer el ejercicio con altura, con argumentos validos y razonados y no al vaivén de eslóganes estridentes, vacíos o mentirosos del Gobierno o la oposición. El referendo inglés es un buen referente, porque transcurrió con mesura y seriedad ya que corresponde a una decisión trascendente.

Finalmente, la presencia real y efectiva del Estado en las regiones, las políticas sociales reales para superar las desigualdades, la frontal lucha contra la corrupción, el desarme de los espíritus, consolidarán este propósito conjunto de lograr un país en tranquilidad colectiva e individual y convivencia pacífica. Como yo millones de colombianos han sido víctimas de esta organización subversiva y, por lo que percibo, una gran mayoría hemos perdonado y vemos con esperanza el futuro de la patria. No nos anclamos en los odios. Gracias por leer lo que se deja dicho. Bendiciones para Colombia.