Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 28 abril, 2015

Festival Vallenato, los Zuleta y Alfredo

“El ochenta por ciento de mi vida yo se lo he dedicado a este folclor”: ‘Poncho’ Zuleta. Sin duda, hay homenajes de reconocimiento y exaltaciones respecto de los cuales todos parece que pensamos en coro para decir que son meritorios, justos y oportunos, como ha sucedido esta vez con los Hermanos López en el Festival […]

“El ochenta por ciento de mi vida yo se lo he dedicado a este folclor”: ‘Poncho’ Zuleta.

Sin duda, hay homenajes de reconocimiento y exaltaciones respecto de los cuales todos parece que pensamos en coro para decir que son meritorios, justos y oportunos, como ha sucedido esta vez con los Hermanos López en el Festival vallenato, lo que merece destacarse porque generalmente los homenajes se hacen a la memoria de las personas y no de cuerpo presente cuando ellos lo pueden disfrutar, lástima que ‘El Debe’ ya no está, y con la frescura que lo caracterizaba debe estar diciendo que “Da lo mismo recibirlo allá que aquí”, menos mal que Migue, el alumno más aventajado del ‘Pollo Vallenato’ Luis Enrique Martínez está todavía con nosotros y Pablito todavía sigue tocando la caja y riéndose, quien fue el inventor de los “solos” de caja en el Festival.
En lo otro que coincidimos muchos es que la Fundación debe ir examinando de acuerdo con sus estatutos y su autonomía, la posibilidad de homenajear en los años que vienen a Emilianito y a Poncho, los Hermanos Zuleta, al igual que a Alfredo Gutiérrez, quienes son referentes obligados cuando se requiere mencionar la verdadera música vallenata, por sus ejecutorias e impecable interpretación y sus invaluables aportes para hacer grande el folclor vallenato.

Igual que los López, los hijos del viejo Emiliano y Carmen Díaz son musicalmente una institución, su agrupación musical ha sido a través del tiempo la escuela donde se han formado músicos e intérpretes del vallenato de verdad, que hoy con lo que allí aprendieron libran dignamente la batalla por la vida, muchas veces luchando para no desaparecer víctimas de los pianos, las baterías y ruidosos perendengues electrónicos que disimulan la falta de talento de algunos maltratadores del vallenato.
Alfredo por su parte ha sido un revolucionario musical que toca lo que quiere como quiere y para el que quiera, y su irrupción en nuestro folclor abrió la trocha para que las enseñanzas y arpegios de Luis Enrique se escucharan fuera de nuestras fronteras y a pesar de sus años de circulación, no es cualquiera el que se le mete de tú a tú a competirle en la digitación del bendecido instrumento diatónico.

Cada uno de los mencionados ha construido su porvenir musical ladrillo a ladrillo, arrancaron de abajo, se comieron las “verdes y las maduras” como dice Poncho y muchas veces “con ganas de irse a acostar” como dice Emiliano, y sería un acto de justicia hacerles ese homenaje grandioso, antes que se les parta la cabuya, porque ninguno de ellos nació para semilla, así ‘El pulmón de oro’ esté cantando como nunca, mientras Emilianito se siente ahora muchacho porque hace pocos meses le nació una bellísima niña, que lo tiene más contento que cura en Domingo de Resurrección, y Alfredo ande bailando el serrucho, brincando y soplando; es hora de brindarles tributo a sus vidas y obras y de colgarles su medalla en el pescuezo para reiterarles en público, de cara al país, y para que lo recuerden siempre, lo que ellos bien saben, que son grandes entre los grandes, igual que Jorge Oñate quien será objeto de capítulo aparte.

Como dijo Diomedes se las dejo allí para la reflexión.

Columnista
28 abril, 2015

Festival Vallenato, los Zuleta y Alfredo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Eduardo Acosta Medina

“El ochenta por ciento de mi vida yo se lo he dedicado a este folclor”: ‘Poncho’ Zuleta. Sin duda, hay homenajes de reconocimiento y exaltaciones respecto de los cuales todos parece que pensamos en coro para decir que son meritorios, justos y oportunos, como ha sucedido esta vez con los Hermanos López en el Festival […]


“El ochenta por ciento de mi vida yo se lo he dedicado a este folclor”: ‘Poncho’ Zuleta.

Sin duda, hay homenajes de reconocimiento y exaltaciones respecto de los cuales todos parece que pensamos en coro para decir que son meritorios, justos y oportunos, como ha sucedido esta vez con los Hermanos López en el Festival vallenato, lo que merece destacarse porque generalmente los homenajes se hacen a la memoria de las personas y no de cuerpo presente cuando ellos lo pueden disfrutar, lástima que ‘El Debe’ ya no está, y con la frescura que lo caracterizaba debe estar diciendo que “Da lo mismo recibirlo allá que aquí”, menos mal que Migue, el alumno más aventajado del ‘Pollo Vallenato’ Luis Enrique Martínez está todavía con nosotros y Pablito todavía sigue tocando la caja y riéndose, quien fue el inventor de los “solos” de caja en el Festival.
En lo otro que coincidimos muchos es que la Fundación debe ir examinando de acuerdo con sus estatutos y su autonomía, la posibilidad de homenajear en los años que vienen a Emilianito y a Poncho, los Hermanos Zuleta, al igual que a Alfredo Gutiérrez, quienes son referentes obligados cuando se requiere mencionar la verdadera música vallenata, por sus ejecutorias e impecable interpretación y sus invaluables aportes para hacer grande el folclor vallenato.

Igual que los López, los hijos del viejo Emiliano y Carmen Díaz son musicalmente una institución, su agrupación musical ha sido a través del tiempo la escuela donde se han formado músicos e intérpretes del vallenato de verdad, que hoy con lo que allí aprendieron libran dignamente la batalla por la vida, muchas veces luchando para no desaparecer víctimas de los pianos, las baterías y ruidosos perendengues electrónicos que disimulan la falta de talento de algunos maltratadores del vallenato.
Alfredo por su parte ha sido un revolucionario musical que toca lo que quiere como quiere y para el que quiera, y su irrupción en nuestro folclor abrió la trocha para que las enseñanzas y arpegios de Luis Enrique se escucharan fuera de nuestras fronteras y a pesar de sus años de circulación, no es cualquiera el que se le mete de tú a tú a competirle en la digitación del bendecido instrumento diatónico.

Cada uno de los mencionados ha construido su porvenir musical ladrillo a ladrillo, arrancaron de abajo, se comieron las “verdes y las maduras” como dice Poncho y muchas veces “con ganas de irse a acostar” como dice Emiliano, y sería un acto de justicia hacerles ese homenaje grandioso, antes que se les parta la cabuya, porque ninguno de ellos nació para semilla, así ‘El pulmón de oro’ esté cantando como nunca, mientras Emilianito se siente ahora muchacho porque hace pocos meses le nació una bellísima niña, que lo tiene más contento que cura en Domingo de Resurrección, y Alfredo ande bailando el serrucho, brincando y soplando; es hora de brindarles tributo a sus vidas y obras y de colgarles su medalla en el pescuezo para reiterarles en público, de cara al país, y para que lo recuerden siempre, lo que ellos bien saben, que son grandes entre los grandes, igual que Jorge Oñate quien será objeto de capítulo aparte.

Como dijo Diomedes se las dejo allí para la reflexión.