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Columnista - 17 diciembre, 2017

Evaluación de fin de año. ¿Nos rajamos en el 2017?

Recta final de un año particularmente difícil, el 2017 debe necesariamente ser un punto de partida para que al llegar el nuevo año 2018 se puedan tomar decisiones que nos lleven a cambios sustanciales. Desde nuestra tierra, el departamento del Cesar y su capital Valledupar requieren de una revisión urgente. El tema político por ejemplo, […]

Recta final de un año particularmente difícil, el 2017 debe necesariamente ser un punto de partida para que al llegar el nuevo año 2018 se puedan tomar decisiones que nos lleven a cambios sustanciales. Desde nuestra tierra, el departamento del Cesar y su capital Valledupar requieren de una revisión urgente.

El tema político por ejemplo, al llamar a lista a los congresistas nuestros, senador y representantes que hacen parte de un congreso que cojea, que no está en sus mejores momentos y que ha perdido credibilidad, podemos decir que se rajaron en gestión.

Por ello el llamado es a la comunidad para que al momento de votar, no tengamos que tacharnos y perdamos el año por nuestro mal proceder en la escogencia de los mal llamados líderes políticos. Nos rajamos al elegir a nuestros representantes, como nos hemos venido rajando hace mucho tiempo.

Mal calificados salen los diputados del departamento del Cesar, quienes se enfrascaron en una pelea interna de Casadiego contra todos los demás. Ese novelón, como fue calificado por los medios, desdibuja la seriedad de esta corporación y los deja mal parados en el balance del año, a tal punto que voces en alto han pedido que se suprima la asamblea, pues no tiene funcionalidad. Hay que ver.

Y si por allá llueve, por el concejo no escampa, poco han trabajado los concejales en la problemática que nos agobia, que se evidencian y son muchas: inseguridad, caos vial, problemas de salud, educación y alimentación escolar, exagerados problemas con las motos, abuso de las autoridades, increíble ver como la policía, los motorratones verdes corretean los motociclistas para quitarles, de la forma que sea, su vehículo; y mientras tanto los mototaxistas mofándose de ellos, haciendo piques contraviniendo las normas de tránsito; la inoperancia en el sistema de transporte urbano, incultura ciudadana, la exagerada presencia de ciudadanos venezolanos en semáforos y esquinas de la ciudad, atiborrados de limpiavidrios, vendedores de toallas, pañitos húmedos, galletas maría y un sinnúmero de vainas más. Familias enteras con niños a bordo que dificultan más la situación. El control político de ellos y la coadministración del municipio no se ve. Amén de la aprobación de los 50 mil millones del empréstito. 18 votos a favor para seguir endeudando al municipio que está en Ley 550 y más “quebrao” que un bulto de canela. Y nosotros pagando impuestos para que haya con qué engrasar la corrupción.

Nos rajamos en el tema de seguridad, medidas insulsas, como los miércoles sin motos, no solucionan en nada esta problemática. Somos expertos en obras inconclusas y de mala calidad. Obras desechables. Se acaba el 2017 y el estadio no se termina y lo poco hecho se deteriora. La avenida Simón Bolívar quedó hasta las ruinas del teatro avenida y de allí hasta la ceiba puros huecos, ¿no alcanzó la plata? Una brisita con lluvia se llevó el techo de la cancha de Las Flores y para este año no creo que sea. Nos rajamos en educación, las Pruebas Saber son otro reto que debemos afrontar y superar el próximo año. El balance no es muy bueno, pero tenemos para mejorar, de eso no hay duda; conciencia ciudadana y certeros en las decisiones que nos corresponde como ciudadanos, de eso se trata. Sólo Eso.

Columnista
17 diciembre, 2017

Evaluación de fin de año. ¿Nos rajamos en el 2017?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Recta final de un año particularmente difícil, el 2017 debe necesariamente ser un punto de partida para que al llegar el nuevo año 2018 se puedan tomar decisiones que nos lleven a cambios sustanciales. Desde nuestra tierra, el departamento del Cesar y su capital Valledupar requieren de una revisión urgente. El tema político por ejemplo, […]


Recta final de un año particularmente difícil, el 2017 debe necesariamente ser un punto de partida para que al llegar el nuevo año 2018 se puedan tomar decisiones que nos lleven a cambios sustanciales. Desde nuestra tierra, el departamento del Cesar y su capital Valledupar requieren de una revisión urgente.

El tema político por ejemplo, al llamar a lista a los congresistas nuestros, senador y representantes que hacen parte de un congreso que cojea, que no está en sus mejores momentos y que ha perdido credibilidad, podemos decir que se rajaron en gestión.

Por ello el llamado es a la comunidad para que al momento de votar, no tengamos que tacharnos y perdamos el año por nuestro mal proceder en la escogencia de los mal llamados líderes políticos. Nos rajamos al elegir a nuestros representantes, como nos hemos venido rajando hace mucho tiempo.

Mal calificados salen los diputados del departamento del Cesar, quienes se enfrascaron en una pelea interna de Casadiego contra todos los demás. Ese novelón, como fue calificado por los medios, desdibuja la seriedad de esta corporación y los deja mal parados en el balance del año, a tal punto que voces en alto han pedido que se suprima la asamblea, pues no tiene funcionalidad. Hay que ver.

Y si por allá llueve, por el concejo no escampa, poco han trabajado los concejales en la problemática que nos agobia, que se evidencian y son muchas: inseguridad, caos vial, problemas de salud, educación y alimentación escolar, exagerados problemas con las motos, abuso de las autoridades, increíble ver como la policía, los motorratones verdes corretean los motociclistas para quitarles, de la forma que sea, su vehículo; y mientras tanto los mototaxistas mofándose de ellos, haciendo piques contraviniendo las normas de tránsito; la inoperancia en el sistema de transporte urbano, incultura ciudadana, la exagerada presencia de ciudadanos venezolanos en semáforos y esquinas de la ciudad, atiborrados de limpiavidrios, vendedores de toallas, pañitos húmedos, galletas maría y un sinnúmero de vainas más. Familias enteras con niños a bordo que dificultan más la situación. El control político de ellos y la coadministración del municipio no se ve. Amén de la aprobación de los 50 mil millones del empréstito. 18 votos a favor para seguir endeudando al municipio que está en Ley 550 y más “quebrao” que un bulto de canela. Y nosotros pagando impuestos para que haya con qué engrasar la corrupción.

Nos rajamos en el tema de seguridad, medidas insulsas, como los miércoles sin motos, no solucionan en nada esta problemática. Somos expertos en obras inconclusas y de mala calidad. Obras desechables. Se acaba el 2017 y el estadio no se termina y lo poco hecho se deteriora. La avenida Simón Bolívar quedó hasta las ruinas del teatro avenida y de allí hasta la ceiba puros huecos, ¿no alcanzó la plata? Una brisita con lluvia se llevó el techo de la cancha de Las Flores y para este año no creo que sea. Nos rajamos en educación, las Pruebas Saber son otro reto que debemos afrontar y superar el próximo año. El balance no es muy bueno, pero tenemos para mejorar, de eso no hay duda; conciencia ciudadana y certeros en las decisiones que nos corresponde como ciudadanos, de eso se trata. Sólo Eso.