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Editorial - 23 abril, 2017

El español de capa caída

Hoy se celebra el Día del Idioma español que no es más, desde hace unos años, que un llamado de atención a los que lo maltratan diariamente.  Todos los países de habla hispana están levantando sobre la lengua materna un nuevo modo de hablar que está socavando las estructuras sobre las que fue construido el idioma de Cervantes y arruinando […]

Hoy se celebra el Día del Idioma español que no es más, desde hace unos años, que un llamado de atención a los que lo maltratan diariamente. 

Todos los países de habla hispana están levantando sobre la lengua materna un nuevo modo de hablar que está socavando las estructuras sobre las que fue construido el idioma de Cervantes y arruinando el trabajo vigilante de los académicos que se cansan de recordar las normas del buen hablar.

No se escapa nadie, sea de la profesión que sea, de hablar mal su lengua natal, una de las más bellas, amplias y sonoras. Da tristeza que cada día se preste menos atención a hablar y a escribir bien. Si hablas bien, escribes bien; pero eso no importa a jóvenes y adultos, hay un laberinto total que nos ha llevado de ser uno de los países cultos a uno paupérrimo en palabras, léxico, gramática, fluidez y rectitud.

Cuando se analiza el fenómeno, o el desbarajuste, que hay en nuestro idioma, son tristemente curiosas las causas que lo motivan:  primero, la falta de lectura, hay fastidio hasta en los profesores por promover el acto de leer en sus alumnos; segundo, el uso de las redes sociales en las que se ha optado por abreviar las palabras con letras incomprensibles, un ejemplo muy común es usar la K por la preposición que; tercero, el invento de palabras, desde periodistas, maestros y demás inventan términos todos los días y expresiones que hacen carrera; y por último convertir sustantivos en verbo, por ejemplo “cirugiada”, “ella es linda pero está toda cirugiada, lógicamente de cirugía.

El Día del Idioma se ha convertido, en los colegios en un espectáculo en el que se baila El Pilón u otras danzas autóctonas, se presentan números de gimnasia de deporte, se le da más importancia a las declamaciones en inglés, y demás entretenimientos, pero no se hace una promesa de cuidar ese patrimonio que, como la religión y el amor por el hogar, nos heredaron nuestros ancestros.

Ya es hora de que todos decretemos no un solo día, sino cada minuto dedicado al idioma, es por un bien personal, es enriquecernos culturalmente, es un acto de respeto por los que una vez se dieron a la tarea de armar sonido por sonido, frase por frase, texto por texto, libro por libro y crearon la lengua española, castellana, cervantina, armoniosa, espléndida. 

En estos momentos el Español está de capa caída, hasta ha caído en la coprolalia (uso de palabras groseras y mal sonantes como muletillas) y en jergas intolerables, pero no hay autoridad que frene el deterioro que cada vez se hace más grande.

Hay tiempo, para todo hay tiempo si nos lo proponemos. Hagamos de cada día un homenaje a nuestro idioma, solo así lograremos que no sucumba ante los locos inventos de palabras y se convierta en otra lengua que muchos tendremos que aprender.

Editorial
23 abril, 2017

El español de capa caída

Hoy se celebra el Día del Idioma español que no es más, desde hace unos años, que un llamado de atención a los que lo maltratan diariamente.  Todos los países de habla hispana están levantando sobre la lengua materna un nuevo modo de hablar que está socavando las estructuras sobre las que fue construido el idioma de Cervantes y arruinando […]


Hoy se celebra el Día del Idioma español que no es más, desde hace unos años, que un llamado de atención a los que lo maltratan diariamente. 

Todos los países de habla hispana están levantando sobre la lengua materna un nuevo modo de hablar que está socavando las estructuras sobre las que fue construido el idioma de Cervantes y arruinando el trabajo vigilante de los académicos que se cansan de recordar las normas del buen hablar.

No se escapa nadie, sea de la profesión que sea, de hablar mal su lengua natal, una de las más bellas, amplias y sonoras. Da tristeza que cada día se preste menos atención a hablar y a escribir bien. Si hablas bien, escribes bien; pero eso no importa a jóvenes y adultos, hay un laberinto total que nos ha llevado de ser uno de los países cultos a uno paupérrimo en palabras, léxico, gramática, fluidez y rectitud.

Cuando se analiza el fenómeno, o el desbarajuste, que hay en nuestro idioma, son tristemente curiosas las causas que lo motivan:  primero, la falta de lectura, hay fastidio hasta en los profesores por promover el acto de leer en sus alumnos; segundo, el uso de las redes sociales en las que se ha optado por abreviar las palabras con letras incomprensibles, un ejemplo muy común es usar la K por la preposición que; tercero, el invento de palabras, desde periodistas, maestros y demás inventan términos todos los días y expresiones que hacen carrera; y por último convertir sustantivos en verbo, por ejemplo “cirugiada”, “ella es linda pero está toda cirugiada, lógicamente de cirugía.

El Día del Idioma se ha convertido, en los colegios en un espectáculo en el que se baila El Pilón u otras danzas autóctonas, se presentan números de gimnasia de deporte, se le da más importancia a las declamaciones en inglés, y demás entretenimientos, pero no se hace una promesa de cuidar ese patrimonio que, como la religión y el amor por el hogar, nos heredaron nuestros ancestros.

Ya es hora de que todos decretemos no un solo día, sino cada minuto dedicado al idioma, es por un bien personal, es enriquecernos culturalmente, es un acto de respeto por los que una vez se dieron a la tarea de armar sonido por sonido, frase por frase, texto por texto, libro por libro y crearon la lengua española, castellana, cervantina, armoniosa, espléndida. 

En estos momentos el Español está de capa caída, hasta ha caído en la coprolalia (uso de palabras groseras y mal sonantes como muletillas) y en jergas intolerables, pero no hay autoridad que frene el deterioro que cada vez se hace más grande.

Hay tiempo, para todo hay tiempo si nos lo proponemos. Hagamos de cada día un homenaje a nuestro idioma, solo así lograremos que no sucumba ante los locos inventos de palabras y se convierta en otra lengua que muchos tendremos que aprender.