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Columnista - 3 marzo, 2017

¡Entusiasmo…!

“… y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”. San Juan 16,22. Entusiasmo es esa adhesión fervorosa que nos mueve a privilegiar una causa o lograr un empeño. Cada día tenemos coyunturas que nos dejan molestos, frustrados u ofendidos. Tal vez, los planes no salieron como esperábamos, o alguien fue grosero y […]

“… y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”. San Juan 16,22.

Entusiasmo es esa adhesión fervorosa que nos mueve a privilegiar una causa o lograr un empeño. Cada día tenemos coyunturas que nos dejan molestos, frustrados u ofendidos. Tal vez, los planes no salieron como esperábamos, o alguien fue grosero y descortés. La vida está llena de inconvenientes y siempre tendremos interrupciones y encontraremos personas difíciles que nos roban el entusiasmo.

No podemos controlar todas las circunstancias, pero si podemos controlar nuestras reacciones. No podemos evitar que los pájaros revoloteen sobre nuestras cabezas, pero si podemos evitar que hagan nido sobre ella. La vida está compuesta por un diez por ciento de lo que nos sucede y un noventa por ciento de la manera cómo respondemos a ella.

Amados amigos, ninguna circunstancia podrá quitarnos el gozo, ni ninguna interrupción debe quitarnos el entusiasmo por la vida y las cosas que hacemos. Mi invitación de hoy, es a que afrontemos cada día de manera positiva, con esperanza y confiando en el favor de Dios. Marzo será un buen mes; experimentaremos su protección, sanidades, salvación y prosperidad. Pero al mismo tiempo, debemos ser realistas y aterrizados, sabiendo que la mayoría de las veces, las cosas no saldrán como estábamos esperando. Y según la Ley de Murphy, si algo tiene la posibilidad de salir mal, probablemente salga mal.

En ocasiones tenemos enfoques distorsionados de la vida. Pensamos que no podemos ser completamente felices a menos que controlemos todas las circunstancias y a las personas que nos rodean. Pero esto no es realista. Nuestros planes no siempre tienen que salir bien para que seamos felices. Todo el mundo no tiene que tratarnos amablemente para que la vida sea agradable. Debemos creer que ciertamente, a los que aman a Dios, todas las cosas repercuten para su bien.

Nosotros entregamos el gozo y perdemos el entusiasmo cuando no conservamos la calma y renunciamos a pasar por alto la ofensa. Considero que la vida es demasiado corta para estar molestos y ofendidos todo el tiempo. Si permitimos que las circunstancias controlen nuestro entusiasmo, siempre habrá motivos para estar desalentados.

Cuando permitimos que lo que alguien hace o dice nos ofenda, estamos cediendo el control de nuestras vidas a esa persona y permitiéndole que controle nuestras emociones. Lo que alguien pueda decir de nosotros, no determina lo que somos. Que nos resbale toda crítica, juicio y condenación en contra nuestra.

Seguro que todos conocemos a algunas personas que piensan que su función en la vida es señalar lo que otros hacen mal. Son juzgadores implacables, criticones y siempre encuentran la falta en los demás; ofenden, son discutidores, dominantes y permanecen a la defensiva. De hecho, no tenemos que estar de acuerdo con todo el mundo, como buscando aprobación; sino entusiastas con lo nuestro, sin responder a cada crítica, sin demostrarle nada a nadie. Entre otras cosas, porque sin importar lo que hagamos y cuanto nos esforcemos, algunas personas nunca nos aceptarán.

Muchas personas son como los camiones de basura, transitan llenos de basura, llenos de frustraciones, desengaños e irritación, y a medida que la basura se acumula, necesitan algún lugar para descargarla. Y si se lo permitimos, la descargarán sobre nosotros. A veces, no podemos evitar que las personas arrojen su basura de crítica, malas noticias y condicionamientos negativos, pero si mantenemos nuestro entusiasmo, la basura se les devolverá y tendrán que reciclarla.

Recordemos que nuestras emociones deben ser controladas por nuestro carácter, no por las circunstancias. Y cualesquiera que sean las circunstancias: ¡Avancemos con entusiasmo! Un abrazo entusiasta en Cristo.

Columnista
3 marzo, 2017

¡Entusiasmo…!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“… y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”. San Juan 16,22. Entusiasmo es esa adhesión fervorosa que nos mueve a privilegiar una causa o lograr un empeño. Cada día tenemos coyunturas que nos dejan molestos, frustrados u ofendidos. Tal vez, los planes no salieron como esperábamos, o alguien fue grosero y […]


“… y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”. San Juan 16,22.

Entusiasmo es esa adhesión fervorosa que nos mueve a privilegiar una causa o lograr un empeño. Cada día tenemos coyunturas que nos dejan molestos, frustrados u ofendidos. Tal vez, los planes no salieron como esperábamos, o alguien fue grosero y descortés. La vida está llena de inconvenientes y siempre tendremos interrupciones y encontraremos personas difíciles que nos roban el entusiasmo.

No podemos controlar todas las circunstancias, pero si podemos controlar nuestras reacciones. No podemos evitar que los pájaros revoloteen sobre nuestras cabezas, pero si podemos evitar que hagan nido sobre ella. La vida está compuesta por un diez por ciento de lo que nos sucede y un noventa por ciento de la manera cómo respondemos a ella.

Amados amigos, ninguna circunstancia podrá quitarnos el gozo, ni ninguna interrupción debe quitarnos el entusiasmo por la vida y las cosas que hacemos. Mi invitación de hoy, es a que afrontemos cada día de manera positiva, con esperanza y confiando en el favor de Dios. Marzo será un buen mes; experimentaremos su protección, sanidades, salvación y prosperidad. Pero al mismo tiempo, debemos ser realistas y aterrizados, sabiendo que la mayoría de las veces, las cosas no saldrán como estábamos esperando. Y según la Ley de Murphy, si algo tiene la posibilidad de salir mal, probablemente salga mal.

En ocasiones tenemos enfoques distorsionados de la vida. Pensamos que no podemos ser completamente felices a menos que controlemos todas las circunstancias y a las personas que nos rodean. Pero esto no es realista. Nuestros planes no siempre tienen que salir bien para que seamos felices. Todo el mundo no tiene que tratarnos amablemente para que la vida sea agradable. Debemos creer que ciertamente, a los que aman a Dios, todas las cosas repercuten para su bien.

Nosotros entregamos el gozo y perdemos el entusiasmo cuando no conservamos la calma y renunciamos a pasar por alto la ofensa. Considero que la vida es demasiado corta para estar molestos y ofendidos todo el tiempo. Si permitimos que las circunstancias controlen nuestro entusiasmo, siempre habrá motivos para estar desalentados.

Cuando permitimos que lo que alguien hace o dice nos ofenda, estamos cediendo el control de nuestras vidas a esa persona y permitiéndole que controle nuestras emociones. Lo que alguien pueda decir de nosotros, no determina lo que somos. Que nos resbale toda crítica, juicio y condenación en contra nuestra.

Seguro que todos conocemos a algunas personas que piensan que su función en la vida es señalar lo que otros hacen mal. Son juzgadores implacables, criticones y siempre encuentran la falta en los demás; ofenden, son discutidores, dominantes y permanecen a la defensiva. De hecho, no tenemos que estar de acuerdo con todo el mundo, como buscando aprobación; sino entusiastas con lo nuestro, sin responder a cada crítica, sin demostrarle nada a nadie. Entre otras cosas, porque sin importar lo que hagamos y cuanto nos esforcemos, algunas personas nunca nos aceptarán.

Muchas personas son como los camiones de basura, transitan llenos de basura, llenos de frustraciones, desengaños e irritación, y a medida que la basura se acumula, necesitan algún lugar para descargarla. Y si se lo permitimos, la descargarán sobre nosotros. A veces, no podemos evitar que las personas arrojen su basura de crítica, malas noticias y condicionamientos negativos, pero si mantenemos nuestro entusiasmo, la basura se les devolverá y tendrán que reciclarla.

Recordemos que nuestras emociones deben ser controladas por nuestro carácter, no por las circunstancias. Y cualesquiera que sean las circunstancias: ¡Avancemos con entusiasmo! Un abrazo entusiasta en Cristo.