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Columnista - 30 mayo, 2017

Encuestas

En mi época de estudiante nos decía un profesor de Estadística que en nuestro país las encuestas las gana quien las contrata, porque desde la confección de la pregunta y hasta la recolección de la aleatoria muestra se puede manipular su resultado. Nos ponía de ejemplo las mediciones del Dane, cuestionadas muchas veces por su […]

En mi época de estudiante nos decía un profesor de Estadística que en nuestro país las encuestas las gana quien las contrata, porque desde la confección de la pregunta y hasta la recolección de la aleatoria muestra se puede manipular su resultado. Nos ponía de ejemplo las mediciones del Dane, cuestionadas muchas veces por su incoherencia con la realidad, al punto de afirmar con ironía que el verdadero significado de esas siglas era Datos Agrupados No Estadísticos.

Aunque las técnicas de aplicación han mejorado mucho, los desaciertos mantienen vigentes las controversias. En las encuestas políticas la manipulación de las mediciones se utiliza para conseguir financiación económica de la propia campaña o para frustrar la del adversario, para alimentar el triunfalismo de los potenciales votantes o para fortalecer la especulación cuando aún no hay un plan definido. Hoy, el impredecible embeleco democrático hace que la incertidumbre por probar la efectividad del encuestador, sea casi tan significativa como la del resultado del ejercicio.

En este breve contexto se conocieron la semana pasada, dos encuestas con la intención de voto para las próximas elecciones presidenciales en nuestro país y como siempre, cada quien la lee de acuerdo con sus ilusiones.

Los afectos a Germán Vargas están felices porque en ambas sale triunfante, los menos apocalípticos dicen que el triunfo no es tal porque luego de varios años al frente de la chequera del país la ventaja a su favor no es significativa. Los petristas igual de satisfechos porque Gustavo Petro aún con la mala prensa se convierte en posible alternativa a la dualidad Uribe-Santos que comienza a fastidiar al país, los contrarios al exalcalde sostienen que no tendrá espacio porque la izquierda no elige en el país. Claudia López, Sergio Fajardo, Clara López y Humberto De la Calle, haciendo gala a la oda del vaso medio vacío o medio lleno, tendrán que plantear estrategias cautivadoras para recortar camino.

Por los lados del Centro Democrático también hay fiesta porque la encuesta de Cifras y Conceptos arrojó que el 12 % mayoritario quisiera como presidente el que ‘ponga’ Uribe, esa es la esperanza de Alejandro Ordoñez, Luis Alfredo Ramos, Martha Lucía Ramírez e Iván Duque; los menos caudillistas en la misma encuesta no creen que el ganador esté dentro de estos candidatos, sino que será Vargas Lleras con un 23 %. Las Farc no se quedan atrás en el optimismo e incluso en algunas columnas de opinión dicen que en estas encuestas faltó su candidato, pero en la medición de Invamer el 88,6% de los consultados dijeron no votar por un aspirante a la Presidencia de esa organización guerrillera.

Mientras tanto, el pueblo expectante e independiente a la influencia de los medios de comunicación, patrocinadores y comentaristas de estas encuestas, en una revisión objetiva, debiéramos dar la oportunidad a quien prometa luchar contra los problemas que hoy nos preocupan como el desempleo, la calidad y cubrimiento de la salud y la corrupción. Las guerras intestinas deben quedar en el pasado y tal vez si derrotamos estos flagelos, acabamos con el caldo de cultivo de una guerra que nos llevó a matarnos por cincuenta años. Insisto en que pensemos en nosotros. Un abrazo.

Por Antonio María Araújo Calderón

 

Columnista
30 mayo, 2017

Encuestas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

En mi época de estudiante nos decía un profesor de Estadística que en nuestro país las encuestas las gana quien las contrata, porque desde la confección de la pregunta y hasta la recolección de la aleatoria muestra se puede manipular su resultado. Nos ponía de ejemplo las mediciones del Dane, cuestionadas muchas veces por su […]


En mi época de estudiante nos decía un profesor de Estadística que en nuestro país las encuestas las gana quien las contrata, porque desde la confección de la pregunta y hasta la recolección de la aleatoria muestra se puede manipular su resultado. Nos ponía de ejemplo las mediciones del Dane, cuestionadas muchas veces por su incoherencia con la realidad, al punto de afirmar con ironía que el verdadero significado de esas siglas era Datos Agrupados No Estadísticos.

Aunque las técnicas de aplicación han mejorado mucho, los desaciertos mantienen vigentes las controversias. En las encuestas políticas la manipulación de las mediciones se utiliza para conseguir financiación económica de la propia campaña o para frustrar la del adversario, para alimentar el triunfalismo de los potenciales votantes o para fortalecer la especulación cuando aún no hay un plan definido. Hoy, el impredecible embeleco democrático hace que la incertidumbre por probar la efectividad del encuestador, sea casi tan significativa como la del resultado del ejercicio.

En este breve contexto se conocieron la semana pasada, dos encuestas con la intención de voto para las próximas elecciones presidenciales en nuestro país y como siempre, cada quien la lee de acuerdo con sus ilusiones.

Los afectos a Germán Vargas están felices porque en ambas sale triunfante, los menos apocalípticos dicen que el triunfo no es tal porque luego de varios años al frente de la chequera del país la ventaja a su favor no es significativa. Los petristas igual de satisfechos porque Gustavo Petro aún con la mala prensa se convierte en posible alternativa a la dualidad Uribe-Santos que comienza a fastidiar al país, los contrarios al exalcalde sostienen que no tendrá espacio porque la izquierda no elige en el país. Claudia López, Sergio Fajardo, Clara López y Humberto De la Calle, haciendo gala a la oda del vaso medio vacío o medio lleno, tendrán que plantear estrategias cautivadoras para recortar camino.

Por los lados del Centro Democrático también hay fiesta porque la encuesta de Cifras y Conceptos arrojó que el 12 % mayoritario quisiera como presidente el que ‘ponga’ Uribe, esa es la esperanza de Alejandro Ordoñez, Luis Alfredo Ramos, Martha Lucía Ramírez e Iván Duque; los menos caudillistas en la misma encuesta no creen que el ganador esté dentro de estos candidatos, sino que será Vargas Lleras con un 23 %. Las Farc no se quedan atrás en el optimismo e incluso en algunas columnas de opinión dicen que en estas encuestas faltó su candidato, pero en la medición de Invamer el 88,6% de los consultados dijeron no votar por un aspirante a la Presidencia de esa organización guerrillera.

Mientras tanto, el pueblo expectante e independiente a la influencia de los medios de comunicación, patrocinadores y comentaristas de estas encuestas, en una revisión objetiva, debiéramos dar la oportunidad a quien prometa luchar contra los problemas que hoy nos preocupan como el desempleo, la calidad y cubrimiento de la salud y la corrupción. Las guerras intestinas deben quedar en el pasado y tal vez si derrotamos estos flagelos, acabamos con el caldo de cultivo de una guerra que nos llevó a matarnos por cincuenta años. Insisto en que pensemos en nosotros. Un abrazo.

Por Antonio María Araújo Calderón