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Editorial - 4 mayo, 2018

El violento camino hacia la paz

Hoy Colombia vive un panorama de incertidumbre con relación al futuro del proceso de implementación de los acuerdos de paz logrados entre el Gobierno y las Farc. El escándalo de narcotráfico y de la corrupción con los recursos del fondo de paz ha incidido en que la gente del común crea menos en que el […]

Hoy Colombia vive un panorama de incertidumbre con relación al futuro del proceso de implementación de los acuerdos de paz logrados entre el Gobierno y las Farc. El escándalo de narcotráfico y de la corrupción con los recursos del fondo de paz ha incidido en que la gente del común crea menos en que el proceso puede llegar a feliz término.

No obstante, el objetivo de la paz no se debe perder porque la trocha está abierta, con aciertos y desaciertos, pero depende de los colombianos que ese camino de herradura se pueda asfaltar para que transitemos mejor, más rápido, hacia la anhelada paz que queremos todos; un país sin guerra para las futuras generaciones.

Lo que se palpa en el ambiente no ayuda: un país cada día más polarizado entre la izquierda y la derecha, ahora atizado por amenazas contra miembros de diferentes partidos políticos que se disputan la Presidencia de la República. Ciertas o no, las intimidaciones en las campañas presidenciales siempre causan miedo, una práctica que debería estar eliminada de la forma de hacer política en un país que transita hacia la paz.

En el camino hacia la paz deberíamos caber todos, con diferentes puntos de vista, con razón o sin ella, los de centro, izquierda o derecha; al final de cuentas un país sin guerra es el objetivo que beneficia a todos, un territorio en el que no nos matemos ni insultemos por pensar diferente al otro.

Frente a los resultados de las encuestas, sorprenden las reacciones agresivas de la gente en las redes sociales, que menos mal no tienen fusiles ni a otras armas letales, porque viviríamos una época de guerra igual o peor a la de otrora. En Twitter, Instagram y otras plataformas digitales, a diario se disparan ráfagas de calumnias e injurias entre contradictores, por lo no que es escalofriante solo pensar en lo que pasará cuando se conozcan los resultados de la verdadera encuesta, el próximo 27 de mayo.

Por lo anterior, la invitación a los colombianos es a votar a conciencia, pensar bien en manos de quién queremos que queden las riendas del país y ser conscientes de que sea cual sea el resultado hay que aceptarlo, aunque no lo compartamos. En vez de promover los odios, los partidos que no ganen deberían ser propositivos, defender sus convicciones y hacer las respectivas críticas al Gobierno de turno, pero con respeto.

El lunes, al término del Gabinete de Posconflicto reunido en la Casa de Nariño, Santos indicó que se ha cumplido, solo un año y medio después de firmados los acuerdos, un 70 por ciento de las metas.

“Seis reformas constitucionales, 42 leyes, 49 decretos, indispensables para implementar el acuerdo fueron expedidas. Todas las reformas constitucionales fueron aprobadas y la de las curules para las víctimas está en curso. 91% de las normas revisadas por la Corte Constitucional ha tenido su aprobación. Faltan 7 leyes que están en el Congreso, con mensaje de urgencia. Entre ellas la ley de reforma forestal, clave para aumentar las hectáreas disponibles para los campesinos”, dice un aparte del informe.

En conclusión, el cuestionado proceso de paz ha tenido dificultades y retrasos, pero el balance general es positivo, por lo menos para la democracia; las pasadas elecciones parlamentarias fueron las más tranquilas en los últimos 60 años, ni un solo puesto de votación fue trasladado por culpa de la violencia. Esperamos que la jornada electoral del próximo 27 de mayo sea igual de pacífica.

Editorial
4 mayo, 2018

El violento camino hacia la paz

Hoy Colombia vive un panorama de incertidumbre con relación al futuro del proceso de implementación de los acuerdos de paz logrados entre el Gobierno y las Farc. El escándalo de narcotráfico y de la corrupción con los recursos del fondo de paz ha incidido en que la gente del común crea menos en que el […]


Hoy Colombia vive un panorama de incertidumbre con relación al futuro del proceso de implementación de los acuerdos de paz logrados entre el Gobierno y las Farc. El escándalo de narcotráfico y de la corrupción con los recursos del fondo de paz ha incidido en que la gente del común crea menos en que el proceso puede llegar a feliz término.

No obstante, el objetivo de la paz no se debe perder porque la trocha está abierta, con aciertos y desaciertos, pero depende de los colombianos que ese camino de herradura se pueda asfaltar para que transitemos mejor, más rápido, hacia la anhelada paz que queremos todos; un país sin guerra para las futuras generaciones.

Lo que se palpa en el ambiente no ayuda: un país cada día más polarizado entre la izquierda y la derecha, ahora atizado por amenazas contra miembros de diferentes partidos políticos que se disputan la Presidencia de la República. Ciertas o no, las intimidaciones en las campañas presidenciales siempre causan miedo, una práctica que debería estar eliminada de la forma de hacer política en un país que transita hacia la paz.

En el camino hacia la paz deberíamos caber todos, con diferentes puntos de vista, con razón o sin ella, los de centro, izquierda o derecha; al final de cuentas un país sin guerra es el objetivo que beneficia a todos, un territorio en el que no nos matemos ni insultemos por pensar diferente al otro.

Frente a los resultados de las encuestas, sorprenden las reacciones agresivas de la gente en las redes sociales, que menos mal no tienen fusiles ni a otras armas letales, porque viviríamos una época de guerra igual o peor a la de otrora. En Twitter, Instagram y otras plataformas digitales, a diario se disparan ráfagas de calumnias e injurias entre contradictores, por lo no que es escalofriante solo pensar en lo que pasará cuando se conozcan los resultados de la verdadera encuesta, el próximo 27 de mayo.

Por lo anterior, la invitación a los colombianos es a votar a conciencia, pensar bien en manos de quién queremos que queden las riendas del país y ser conscientes de que sea cual sea el resultado hay que aceptarlo, aunque no lo compartamos. En vez de promover los odios, los partidos que no ganen deberían ser propositivos, defender sus convicciones y hacer las respectivas críticas al Gobierno de turno, pero con respeto.

El lunes, al término del Gabinete de Posconflicto reunido en la Casa de Nariño, Santos indicó que se ha cumplido, solo un año y medio después de firmados los acuerdos, un 70 por ciento de las metas.

“Seis reformas constitucionales, 42 leyes, 49 decretos, indispensables para implementar el acuerdo fueron expedidas. Todas las reformas constitucionales fueron aprobadas y la de las curules para las víctimas está en curso. 91% de las normas revisadas por la Corte Constitucional ha tenido su aprobación. Faltan 7 leyes que están en el Congreso, con mensaje de urgencia. Entre ellas la ley de reforma forestal, clave para aumentar las hectáreas disponibles para los campesinos”, dice un aparte del informe.

En conclusión, el cuestionado proceso de paz ha tenido dificultades y retrasos, pero el balance general es positivo, por lo menos para la democracia; las pasadas elecciones parlamentarias fueron las más tranquilas en los últimos 60 años, ni un solo puesto de votación fue trasladado por culpa de la violencia. Esperamos que la jornada electoral del próximo 27 de mayo sea igual de pacífica.