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Columnista - 1 abril, 2011

El Saturnismo

Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ Ya es conocido de autos, es el Tío Chiro mío, por la frecuencia con que me refiero a él, mi compadre Atilio, que hoy se encuentra delicado de salud; ha estado clinicalizado, así creo yo que se llame el internarse en una clínica, pues hospitalizarse es hacerlo en un hospital […]

Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ

Ya es conocido de autos, es el Tío Chiro mío, por la frecuencia con que me refiero a él, mi compadre Atilio, que hoy se encuentra delicado de salud; ha estado clinicalizado, así creo yo que se llame el internarse en una clínica, pues hospitalizarse es hacerlo en un hospital y lo habían visto varios médicos sin atinar qué tenía, hasta cuando el ojo clínico, de águila o de chicharrón  del ya legendario y famoso internista Marcelo Calderón, la descubrió y como aquí para esa época, hace varios años, no existían los aparatos ni medios para comprobarlo, lo remitió a Medellín en donde confirmaron su diagnostico y con certeza dijeron que mi compadre tenía una enfermedad llamada Saturnismo, que no es otra cosa que la intoxicación crónica del plomo que tiene la gasolina, producto del trato permanente con este líquido, pues nuestros mecánicos lo primero que hacen cuando se les lleva el carro es decir “deje pa’ la gasolina” y uno ni corto ni perezoso les afloja 10 mil barras de los cuales ellos invierten la mitad y el resto al bolsillo, pero Dios castiga sin palo y sin perrero y esa gasolina los enferma y esa enfermedad les produce uno dolores abdominales muy fuertes que los analgésicos alivian, pero no curan y el remedio es dejar de manosear la veneca de forma definitiva para que en un largo tiempo se produzca la desintoxicación.

Marcelo, que en medicina observa un proceso progresivo, que día a día mejora con sus estudios y especializaciones, volviéndolo un sabio para orgullo de la Región y de Colombia, en otros quehaceres es al revés, día a día va pa’ tras y los rasgos de un buen y honrado jugador de dominó han desaparecido hasta tal punto que se ha convertido en un campeón de pillas y ya nadie de su jauría se quiere cruzar con el para no perder la platica y así se cumple la sentencia de mi compadre Cuco Medina cuando decía: “Mi compadre Jose Aponte siempre es el Cristo que le toca llevar la cruz de Marcelo encima, pues tiene vocación de mártir”.

Bueno, en una de esas recaídas y con dolores muy fuertes mi compadre fue llevado a la Clínica Valledupar en las horas de la noche y preciso, a alguien fui hacerle un mandado y me lo encontré en la Sala de Espera, tenía varias horas de estar sentado y estaba pálido del dolor; entré y hablé con el médico de turno quien gentilmente accedió a atenderlo enseguida e inmediatamente le aplicaron “la milagrosa” bolsa de suero para calmarlo y le ordenaron una radiografía, pues a su juicio el dolor era producto de cálculos en la vesícula.
Atrevidamente le expliqué que mi compadre sufría de Saturnismo y me dijo: y esa enfermedad donde la inventó usted y entonces le expliqué en qué consistía y en forma enfática me ripostó: yo estudié medicina y sé muy bien cuáles son los síntomas característicos de esos dolores y entonces llamó a otra médica y le preguntó sobre el saturnismo y ésta contestó: ¿y eso que es? Les expliqué pero lógicamente no me creyeron; llamé a Marcelo pero estaba en buzón, pero al día siguiente personalmente le pregunté si esa era una enfermedad nueva y sonriendo me espetó: tan nueva como el planeta Saturno. Le conté el episodio sin darle los nombres que los sé, pero no los voy a dar y les mandó a decir que buscaran en Internet donde había suficiente ilustración sobre ese mal y como personalmente no fui, aprovecho para llevarles la razón, adicionándola para que los Directivos de la Clínica Valledupar bajen del Internet lo que sobre este mal hay y lo fijen en cartelera, extendiéndole la petición a todas las instituciones de salud, clínicas y hospitales para que hagan lo mismo y la Secretaría del mismo ramo, le haga llegar circulares a todos los talleres y los mecánicos que aman la gasolina y la reemplacen por jabones y otros detergentes saludables.

Expreso mi solidaridad con el Señor Rector de la Universidad Popular del Cesar Raúl Maya Pabón y su familia y repudio los actos criminales de que fue objeto en su residencia, hechos ejecutados por delincuentes que hace rato se encuentran incrustados en el Alma Mater y que ya tienen saldo a su favor de homicidios y un rosario de otros delitos. Ante esta barbarie el Consejo Superior debe de proceder a corregir las fallas procedimentales que hubo en su  nombramiento y ratificarlo nuevamente, pues lo está haciendo muy bien.

Columnista
1 abril, 2011

El Saturnismo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ Ya es conocido de autos, es el Tío Chiro mío, por la frecuencia con que me refiero a él, mi compadre Atilio, que hoy se encuentra delicado de salud; ha estado clinicalizado, así creo yo que se llame el internarse en una clínica, pues hospitalizarse es hacerlo en un hospital […]


Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ

Ya es conocido de autos, es el Tío Chiro mío, por la frecuencia con que me refiero a él, mi compadre Atilio, que hoy se encuentra delicado de salud; ha estado clinicalizado, así creo yo que se llame el internarse en una clínica, pues hospitalizarse es hacerlo en un hospital y lo habían visto varios médicos sin atinar qué tenía, hasta cuando el ojo clínico, de águila o de chicharrón  del ya legendario y famoso internista Marcelo Calderón, la descubrió y como aquí para esa época, hace varios años, no existían los aparatos ni medios para comprobarlo, lo remitió a Medellín en donde confirmaron su diagnostico y con certeza dijeron que mi compadre tenía una enfermedad llamada Saturnismo, que no es otra cosa que la intoxicación crónica del plomo que tiene la gasolina, producto del trato permanente con este líquido, pues nuestros mecánicos lo primero que hacen cuando se les lleva el carro es decir “deje pa’ la gasolina” y uno ni corto ni perezoso les afloja 10 mil barras de los cuales ellos invierten la mitad y el resto al bolsillo, pero Dios castiga sin palo y sin perrero y esa gasolina los enferma y esa enfermedad les produce uno dolores abdominales muy fuertes que los analgésicos alivian, pero no curan y el remedio es dejar de manosear la veneca de forma definitiva para que en un largo tiempo se produzca la desintoxicación.

Marcelo, que en medicina observa un proceso progresivo, que día a día mejora con sus estudios y especializaciones, volviéndolo un sabio para orgullo de la Región y de Colombia, en otros quehaceres es al revés, día a día va pa’ tras y los rasgos de un buen y honrado jugador de dominó han desaparecido hasta tal punto que se ha convertido en un campeón de pillas y ya nadie de su jauría se quiere cruzar con el para no perder la platica y así se cumple la sentencia de mi compadre Cuco Medina cuando decía: “Mi compadre Jose Aponte siempre es el Cristo que le toca llevar la cruz de Marcelo encima, pues tiene vocación de mártir”.

Bueno, en una de esas recaídas y con dolores muy fuertes mi compadre fue llevado a la Clínica Valledupar en las horas de la noche y preciso, a alguien fui hacerle un mandado y me lo encontré en la Sala de Espera, tenía varias horas de estar sentado y estaba pálido del dolor; entré y hablé con el médico de turno quien gentilmente accedió a atenderlo enseguida e inmediatamente le aplicaron “la milagrosa” bolsa de suero para calmarlo y le ordenaron una radiografía, pues a su juicio el dolor era producto de cálculos en la vesícula.
Atrevidamente le expliqué que mi compadre sufría de Saturnismo y me dijo: y esa enfermedad donde la inventó usted y entonces le expliqué en qué consistía y en forma enfática me ripostó: yo estudié medicina y sé muy bien cuáles son los síntomas característicos de esos dolores y entonces llamó a otra médica y le preguntó sobre el saturnismo y ésta contestó: ¿y eso que es? Les expliqué pero lógicamente no me creyeron; llamé a Marcelo pero estaba en buzón, pero al día siguiente personalmente le pregunté si esa era una enfermedad nueva y sonriendo me espetó: tan nueva como el planeta Saturno. Le conté el episodio sin darle los nombres que los sé, pero no los voy a dar y les mandó a decir que buscaran en Internet donde había suficiente ilustración sobre ese mal y como personalmente no fui, aprovecho para llevarles la razón, adicionándola para que los Directivos de la Clínica Valledupar bajen del Internet lo que sobre este mal hay y lo fijen en cartelera, extendiéndole la petición a todas las instituciones de salud, clínicas y hospitales para que hagan lo mismo y la Secretaría del mismo ramo, le haga llegar circulares a todos los talleres y los mecánicos que aman la gasolina y la reemplacen por jabones y otros detergentes saludables.

Expreso mi solidaridad con el Señor Rector de la Universidad Popular del Cesar Raúl Maya Pabón y su familia y repudio los actos criminales de que fue objeto en su residencia, hechos ejecutados por delincuentes que hace rato se encuentran incrustados en el Alma Mater y que ya tienen saldo a su favor de homicidios y un rosario de otros delitos. Ante esta barbarie el Consejo Superior debe de proceder a corregir las fallas procedimentales que hubo en su  nombramiento y ratificarlo nuevamente, pues lo está haciendo muy bien.