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Columnista - 12 enero, 2013

El rezago rural vallenato

Luego de varios añostuve la oportunidad de visitar recientemente algunas de las áreas rurales del municipio de Valledupar y quedé perplejo del rezago que se observa

Por: Jaime Bonet

Luego de varios años tuve la oportunidad de visitar recientemente algunas de las áreas rurales del municipio de Valledupar y quedé perplejo del rezago que se observa. Si bien la ciudad muestra un desarrollo relativo alto, es triste el panorama que se percibe en la zona rural, porque son áreas en donde parece que el tiempo no hubiera pasado y su población continúa tan pobre como hace cincuenta años.

Aunque no hay cifras recientes de pobreza rural por municipios en el país, el NBI del 2005, que mide el porcentaje de personas sin conexión a los servicios básicos, da una idea de la pobreza existente y de la disparidad urbana/rural en el municipio de Valledupar. 

Mientras en la zona urbana solamente el 27% carecía de algún servicio básico, en la zona rural era el 63%. Es decir, cuando se compara con la pobreza urbana, la rural termina siendo más del doble. Además, al mirar el indicador de NBI rural en las otras capitales departamentales, el observado en Valledupar es sólo superado por cinco ciudades: Montería, Quibdó, Riohacha, Indira, San José del Guaviare y Mitú. Finalmente, otro aspecto que llama la atención son los serios problemas de vías de penetración, ya que aún en pleno Siglo XXI se registran muchas dificultades en el acceso a varios corregimientos.

Las causas de la pobreza rural han sido estudiadas y no intento discutirlas aquí. Lo que más me interesa es llamar la atención sobre el abandono que hay en estas zonas del municipio al compararlas con el área urbana, donde se han hecho (y se continúan haciendo) inversiones públicas importantes.

Algo similar debería ocurrir en los corregimientos del municipio. En particular, se podría, por ejemplo, destinar el recaudo del predial rural a obras en esas zonas, de tal manera que les permita a los habitantes rurales tener acceso a servicios básicos, educación, salud y vías. Probablemente una manera de estimular el pago del predial rural es ofrecerles unas vías adecuadas para el acceso a estas propiedades. De esta manera, los contribuyentes verían ciertos beneficios por el cumplimiento de sus obligaciones fiscales.

En síntesis, considero que hay una gran tarea de las autoridades vallenatas en el diseño de las políticas públicas que permitan superar el rezago rural y la disparidad rural/urbana. Se requieren recursos para adelantarlas y el predial ofrece un potencial para lograrlo. El trabajo deber ser emprendido por el gobierno municipal en coordinación con el Concejo, donde seguramente hay representantes de los distintos corregimientos del municipio que tienen una responsabilidad con sus electores.

 

Columnista
12 enero, 2013

El rezago rural vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Bonet Morón

Luego de varios añostuve la oportunidad de visitar recientemente algunas de las áreas rurales del municipio de Valledupar y quedé perplejo del rezago que se observa


Por: Jaime Bonet

Luego de varios años tuve la oportunidad de visitar recientemente algunas de las áreas rurales del municipio de Valledupar y quedé perplejo del rezago que se observa. Si bien la ciudad muestra un desarrollo relativo alto, es triste el panorama que se percibe en la zona rural, porque son áreas en donde parece que el tiempo no hubiera pasado y su población continúa tan pobre como hace cincuenta años.

Aunque no hay cifras recientes de pobreza rural por municipios en el país, el NBI del 2005, que mide el porcentaje de personas sin conexión a los servicios básicos, da una idea de la pobreza existente y de la disparidad urbana/rural en el municipio de Valledupar. 

Mientras en la zona urbana solamente el 27% carecía de algún servicio básico, en la zona rural era el 63%. Es decir, cuando se compara con la pobreza urbana, la rural termina siendo más del doble. Además, al mirar el indicador de NBI rural en las otras capitales departamentales, el observado en Valledupar es sólo superado por cinco ciudades: Montería, Quibdó, Riohacha, Indira, San José del Guaviare y Mitú. Finalmente, otro aspecto que llama la atención son los serios problemas de vías de penetración, ya que aún en pleno Siglo XXI se registran muchas dificultades en el acceso a varios corregimientos.

Las causas de la pobreza rural han sido estudiadas y no intento discutirlas aquí. Lo que más me interesa es llamar la atención sobre el abandono que hay en estas zonas del municipio al compararlas con el área urbana, donde se han hecho (y se continúan haciendo) inversiones públicas importantes.

Algo similar debería ocurrir en los corregimientos del municipio. En particular, se podría, por ejemplo, destinar el recaudo del predial rural a obras en esas zonas, de tal manera que les permita a los habitantes rurales tener acceso a servicios básicos, educación, salud y vías. Probablemente una manera de estimular el pago del predial rural es ofrecerles unas vías adecuadas para el acceso a estas propiedades. De esta manera, los contribuyentes verían ciertos beneficios por el cumplimiento de sus obligaciones fiscales.

En síntesis, considero que hay una gran tarea de las autoridades vallenatas en el diseño de las políticas públicas que permitan superar el rezago rural y la disparidad rural/urbana. Se requieren recursos para adelantarlas y el predial ofrece un potencial para lograrlo. El trabajo deber ser emprendido por el gobierno municipal en coordinación con el Concejo, donde seguramente hay representantes de los distintos corregimientos del municipio que tienen una responsabilidad con sus electores.