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Editorial - 19 febrero, 2010

El lío creciente de la emergencia social

El gobierno del Presidente Álvaro Uribe se ha caracterizado por defender causas aparentemente imposibles, y además, de alguna u otra manera, ha logrado manejar a su favor a la opinión, en esos momentos difíciles. Para la muestra tenemos varios botones: el tema de la parapolítica, el complejo lío de los falsos positivos, el tema de […]

El gobierno del Presidente Álvaro Uribe se ha caracterizado por defender causas aparentemente imposibles, y además, de alguna u otra manera, ha logrado manejar a su favor a la opinión, en esos momentos difíciles.
Para la muestra tenemos varios botones: el tema de la parapolítica, el complejo lío de los falsos positivos, el tema de agro ingreso seguro, para citar sólo algunos ejemplos, son una muestra de que al Presidente Uribe le ha funcionado lo que los expertos en mercadeo político llaman el efecto teflón, se afecta al estado y en algo al mismo gobierno, pero las cosas se desarrollan como si el Jefe del Estado nada tuviera que ver con esos temas.
Pero, son muchos los indicios que muestran que, en esta ocasión, en el caso de la tristemente célebre emergencia social, convocada supuestamente para solucionar problemas del sector de la salud, las cosas podrían no funcionarle.
En primer lugar, como lo hemos reiterado varias veces en estas páginas, las motivaciones de la emergencia no eran un hecho sobreviniente, el sector de la salud está en crisis hace varios años, con problemas de fondo en la parte financiera e institucional y gerencial; y lo único que ha sucedido es que la gestión del Ministro de la Protección Social, Diego Palacio Betancur, hizo crisis y este funcionario demostró su ineptitud en el manejo de los dos objetivos centrales de ese ministerio:  la salud y el empleo. Hoy no hay políticas ni para lo uno, ni para lo otro.
Y es que mucho va de Palacio Betancur a Juan Luis Londoño de la Cuesta, ministro que falleció en ejercicio del cargo, un destacado economista y de quien Palacio Betancur era sólo su asesor para el mercadeo de algunos programas sociales. Londoño de la Cuesta no alcanzó a poner en mar cha las iniciativas que tenía sobre un ministerio de la protección social…
Ahora, la intención del Presidente Uribe, quien hace rato debió prescindir de los servicios del Ministro Palacio, de salir a los medios  a contestar directamente y a responder por las fallas del sistema,  con millones de quejas a lo largo y ancho del país, en lugar de aclarar las cosas lo que ha hecho es ratificar la improvisación que hubo con las medidas adoptadas.
Además ahora se conoce que las normas fueron proyectadas por personas ajenas al Ministerio y contratadas por sumas multimillonarias, según lo ha denunciado con sustento el candidato a la Presidencia Germán Vargas Lleras. No hay derecho.
Las normas invocadas, reiteramos, con excepción de las que aumentaron los impuestos a la cerveza, a otros licores y a los juegos de suerte y azar, que recaudarán mayores recursos para el sector, no solucionarán los problemas de fondo.
Y los asuntos de fondo son: el deterioro del mercado laboral, que ha hecho que ahora existan más colombianos en el régimen subsidiado que en el contributivo, la desorganización de las bases de datos, la posición de dominante de algunas EPS, y la debilidad de las IPS y fundamentalmente del cuerpo médico, la parte más débil de la cadena y ahora la peor tratada con estas reformas. Se debe llegar a un POS que sea costeable por el mismo sistema y sin tener que acudir al poco ahorro de la clase media colombiana…
Presidente, con esas salidas a los medios, a defender lo que no tiene defensa, está confirmando lo que tantos analistas y dirigentes del sector le han dicho, se improvisó con estas medidas y persistir en ellas es un gran error.
Con razón las masivas marchas de protesta ayer, en las principales ciudades del país, y Valledupar no fue la excepción en donde hizo presencia el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Tarcisio Mora Godoy, entre otros, que demostraron que el problema de la salud es crítico y no da espera.
Rectificar es de humanos, señor Presidente, cambie al Ministro de la Protección Social y lleve un proyecto de reforma de la salud al próximo Congreso, para una discusión amplia y democrática del mismo y de allí surja un sistema de salud mixto, con vocación de servicio y no como un negocio y teniendo en cuenta la opinión de la Organización Mundial de la Salud, de las organizaciones médicas y científicas y claro de las EPS, las IPS y los usuarios.
Y finalmente, reiteramos, hay que darle dientes a la Superintendencia Nacional de Salud para que esta pueda, de verdad, hacer inspección, vigilancia y control al sistema.  Hoy la Supersalud es un convidado de piedra en el sistema, un perro que ladra pero no muerte y de allí que no existan investigaciones y sanciones drásticas a los actores que hoy están incumpliendo sus deberes con el sistema. Es urgente rectificar y derogar las normas de la emergencia en salud, el remedio resultó peor que la enfermedad  y se debe iniciar una gran reforma al sistema en el foro propicio para ello, el Congreso de la República.

Editorial
19 febrero, 2010

El lío creciente de la emergencia social

El gobierno del Presidente Álvaro Uribe se ha caracterizado por defender causas aparentemente imposibles, y además, de alguna u otra manera, ha logrado manejar a su favor a la opinión, en esos momentos difíciles. Para la muestra tenemos varios botones: el tema de la parapolítica, el complejo lío de los falsos positivos, el tema de […]


El gobierno del Presidente Álvaro Uribe se ha caracterizado por defender causas aparentemente imposibles, y además, de alguna u otra manera, ha logrado manejar a su favor a la opinión, en esos momentos difíciles.
Para la muestra tenemos varios botones: el tema de la parapolítica, el complejo lío de los falsos positivos, el tema de agro ingreso seguro, para citar sólo algunos ejemplos, son una muestra de que al Presidente Uribe le ha funcionado lo que los expertos en mercadeo político llaman el efecto teflón, se afecta al estado y en algo al mismo gobierno, pero las cosas se desarrollan como si el Jefe del Estado nada tuviera que ver con esos temas.
Pero, son muchos los indicios que muestran que, en esta ocasión, en el caso de la tristemente célebre emergencia social, convocada supuestamente para solucionar problemas del sector de la salud, las cosas podrían no funcionarle.
En primer lugar, como lo hemos reiterado varias veces en estas páginas, las motivaciones de la emergencia no eran un hecho sobreviniente, el sector de la salud está en crisis hace varios años, con problemas de fondo en la parte financiera e institucional y gerencial; y lo único que ha sucedido es que la gestión del Ministro de la Protección Social, Diego Palacio Betancur, hizo crisis y este funcionario demostró su ineptitud en el manejo de los dos objetivos centrales de ese ministerio:  la salud y el empleo. Hoy no hay políticas ni para lo uno, ni para lo otro.
Y es que mucho va de Palacio Betancur a Juan Luis Londoño de la Cuesta, ministro que falleció en ejercicio del cargo, un destacado economista y de quien Palacio Betancur era sólo su asesor para el mercadeo de algunos programas sociales. Londoño de la Cuesta no alcanzó a poner en mar cha las iniciativas que tenía sobre un ministerio de la protección social…
Ahora, la intención del Presidente Uribe, quien hace rato debió prescindir de los servicios del Ministro Palacio, de salir a los medios  a contestar directamente y a responder por las fallas del sistema,  con millones de quejas a lo largo y ancho del país, en lugar de aclarar las cosas lo que ha hecho es ratificar la improvisación que hubo con las medidas adoptadas.
Además ahora se conoce que las normas fueron proyectadas por personas ajenas al Ministerio y contratadas por sumas multimillonarias, según lo ha denunciado con sustento el candidato a la Presidencia Germán Vargas Lleras. No hay derecho.
Las normas invocadas, reiteramos, con excepción de las que aumentaron los impuestos a la cerveza, a otros licores y a los juegos de suerte y azar, que recaudarán mayores recursos para el sector, no solucionarán los problemas de fondo.
Y los asuntos de fondo son: el deterioro del mercado laboral, que ha hecho que ahora existan más colombianos en el régimen subsidiado que en el contributivo, la desorganización de las bases de datos, la posición de dominante de algunas EPS, y la debilidad de las IPS y fundamentalmente del cuerpo médico, la parte más débil de la cadena y ahora la peor tratada con estas reformas. Se debe llegar a un POS que sea costeable por el mismo sistema y sin tener que acudir al poco ahorro de la clase media colombiana…
Presidente, con esas salidas a los medios, a defender lo que no tiene defensa, está confirmando lo que tantos analistas y dirigentes del sector le han dicho, se improvisó con estas medidas y persistir en ellas es un gran error.
Con razón las masivas marchas de protesta ayer, en las principales ciudades del país, y Valledupar no fue la excepción en donde hizo presencia el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Tarcisio Mora Godoy, entre otros, que demostraron que el problema de la salud es crítico y no da espera.
Rectificar es de humanos, señor Presidente, cambie al Ministro de la Protección Social y lleve un proyecto de reforma de la salud al próximo Congreso, para una discusión amplia y democrática del mismo y de allí surja un sistema de salud mixto, con vocación de servicio y no como un negocio y teniendo en cuenta la opinión de la Organización Mundial de la Salud, de las organizaciones médicas y científicas y claro de las EPS, las IPS y los usuarios.
Y finalmente, reiteramos, hay que darle dientes a la Superintendencia Nacional de Salud para que esta pueda, de verdad, hacer inspección, vigilancia y control al sistema.  Hoy la Supersalud es un convidado de piedra en el sistema, un perro que ladra pero no muerte y de allí que no existan investigaciones y sanciones drásticas a los actores que hoy están incumpliendo sus deberes con el sistema. Es urgente rectificar y derogar las normas de la emergencia en salud, el remedio resultó peor que la enfermedad  y se debe iniciar una gran reforma al sistema en el foro propicio para ello, el Congreso de la República.