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Columnista - 19 febrero, 2018

El fisgón

No mis queridos lectores. Este artículo no tiene nada que ver con el programa La Red, que se transmite los fines de semana por Caracol Televisión. El título lo escogí por una razón muy sencilla, en nuestra sociedad son cada vez más escasos los espacios privados, vale decir, los lugares donde uno puede estar sin […]

No mis queridos lectores. Este artículo no tiene nada que ver con el programa La Red, que se transmite los fines de semana por Caracol Televisión. El título lo escogí por una razón muy sencilla, en nuestra sociedad son cada vez más escasos los espacios privados, vale decir, los lugares donde uno puede estar sin la presencia de una cámara indiscreta que lo esté vigilando. Es que la tecnología ha invadido nuestro espacio, y no se trata solo de los dispositivos tales como el celular, tabletas, o computadores, ahora cuando sales en tu vehículo automotor hay una cámara que puede controlar los límites de velocidad, para efecto de imponer, si fuere el caso, la sanción prevista en la ley, más conocida como foto-multa.

Si estas en la calle, hay cámaras monitoreadas por la Policía Nacional que vigilan las principales zonas donde se suceden hechos delictuosos. Está en discusión la implementación de cámaras en las aulas de clases, y muchas de nuestras instituciones públicas, bancos y establecimientos de comercio, entre muchos otros, por razones de seguridad, también tienen cámaras.

Luego, insisto, cada vez son menos los espacios donde puedes gozar de absoluta privacidad, al punto que hablar de nuestra vida privada es casi un mito.

No obstante, se hace necesario distinguir las videograbaciones que se hacen en el ámbito doméstico, de aquellas que tienen lugar fuera de éste, pues el tratamiento legal es distinto. Así lo contempla la Ley 1581/2012 (Habeas Data). Es importante para el manejo de las imágenes, determinar quién es el titular, pues si son imágenes domésticas, el titular es la persona natural, pero si son imágenes tomadas en bancos, o grandes superficies, por ejemplo, estarán sujetas al manejo previsto en la citada ley. Ahora bien, está también el tema de la autorización. En tratándose de personas naturales este permiso debe ser otorgado de forma tal, que permita concluir de manera razonable que ese individuo dio su autorización para el manejo de sus datos.

Sin embargo, es necesario también fijar avisos a la entrada de dichos establecimientos donde claramente se informe al público i) Quién es el responsable de la información y sus datos de contacto. ii) El tratamiento y finalidad que se dará a los datos. iii) Incluir los derechos de los titulares de la información, y por último iv) Indicar el lugar donde esta publicada la política de tratamiento de la información.

Bien delicado resulta pues, el tratamiento de las imágenes de personas naturales, como dato legalmente protegido, aunque con algunas limitaciones. Pero a todas estas, me permito recordar que el municipio de Valledupar en pasadas administraciones invirtió grandes sumas del erario, para la adquisición e implementación de alrededor de 392 cámaras de seguridad, situadas en lugares estratégicos, de cuyo manejo y efectividad en la lucha contra la criminalidad, nadie sabe nada. Lo que se sabe a ciencia cierta, es que con el pasar de los días, Valledupar se convierte en una ciudad cada vez más insegura, y cada vez que se le toca el tema al alcalde, se sale por la tangente y no habla del proyecto de la Policía Metropolitana para esta ciudad. Y mientras tanto ¿qué?

Columnista
19 febrero, 2018

El fisgón

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

No mis queridos lectores. Este artículo no tiene nada que ver con el programa La Red, que se transmite los fines de semana por Caracol Televisión. El título lo escogí por una razón muy sencilla, en nuestra sociedad son cada vez más escasos los espacios privados, vale decir, los lugares donde uno puede estar sin […]


No mis queridos lectores. Este artículo no tiene nada que ver con el programa La Red, que se transmite los fines de semana por Caracol Televisión. El título lo escogí por una razón muy sencilla, en nuestra sociedad son cada vez más escasos los espacios privados, vale decir, los lugares donde uno puede estar sin la presencia de una cámara indiscreta que lo esté vigilando. Es que la tecnología ha invadido nuestro espacio, y no se trata solo de los dispositivos tales como el celular, tabletas, o computadores, ahora cuando sales en tu vehículo automotor hay una cámara que puede controlar los límites de velocidad, para efecto de imponer, si fuere el caso, la sanción prevista en la ley, más conocida como foto-multa.

Si estas en la calle, hay cámaras monitoreadas por la Policía Nacional que vigilan las principales zonas donde se suceden hechos delictuosos. Está en discusión la implementación de cámaras en las aulas de clases, y muchas de nuestras instituciones públicas, bancos y establecimientos de comercio, entre muchos otros, por razones de seguridad, también tienen cámaras.

Luego, insisto, cada vez son menos los espacios donde puedes gozar de absoluta privacidad, al punto que hablar de nuestra vida privada es casi un mito.

No obstante, se hace necesario distinguir las videograbaciones que se hacen en el ámbito doméstico, de aquellas que tienen lugar fuera de éste, pues el tratamiento legal es distinto. Así lo contempla la Ley 1581/2012 (Habeas Data). Es importante para el manejo de las imágenes, determinar quién es el titular, pues si son imágenes domésticas, el titular es la persona natural, pero si son imágenes tomadas en bancos, o grandes superficies, por ejemplo, estarán sujetas al manejo previsto en la citada ley. Ahora bien, está también el tema de la autorización. En tratándose de personas naturales este permiso debe ser otorgado de forma tal, que permita concluir de manera razonable que ese individuo dio su autorización para el manejo de sus datos.

Sin embargo, es necesario también fijar avisos a la entrada de dichos establecimientos donde claramente se informe al público i) Quién es el responsable de la información y sus datos de contacto. ii) El tratamiento y finalidad que se dará a los datos. iii) Incluir los derechos de los titulares de la información, y por último iv) Indicar el lugar donde esta publicada la política de tratamiento de la información.

Bien delicado resulta pues, el tratamiento de las imágenes de personas naturales, como dato legalmente protegido, aunque con algunas limitaciones. Pero a todas estas, me permito recordar que el municipio de Valledupar en pasadas administraciones invirtió grandes sumas del erario, para la adquisición e implementación de alrededor de 392 cámaras de seguridad, situadas en lugares estratégicos, de cuyo manejo y efectividad en la lucha contra la criminalidad, nadie sabe nada. Lo que se sabe a ciencia cierta, es que con el pasar de los días, Valledupar se convierte en una ciudad cada vez más insegura, y cada vez que se le toca el tema al alcalde, se sale por la tangente y no habla del proyecto de la Policía Metropolitana para esta ciudad. Y mientras tanto ¿qué?