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Columnista - 21 febrero, 2014

El espíritu santo de Piraquive

Por: Miguel Ángel Castilla Camargo La célebre señora María Luisa Piraquive con su secta y sus sectarios, ah, y su propio espíritu santo, con minúscula, me imagino que comprado en alguna subasta en Chía, nos acaban de dar una gran lección: El dinero y Dios son como el agua y el aceite. Sus libros, declaraciones, […]

Por: Miguel Ángel Castilla Camargo

La célebre señora María Luisa Piraquive con su secta y sus sectarios, ah, y su propio espíritu santo, con minúscula, me imagino que comprado en alguna subasta en Chía, nos acaban de dar una gran lección: El dinero y Dios son como el agua y el aceite.

Sus libros, declaraciones, y testimonios de comunicaciones directas con Dios, deja vaticinar que en los próximos meses los escritores publicarán títulos atractivos como: El último idiota, reencarnación sacrosanta, la elegida, ungida de pies a cabeza, ladrona perfecta, inocente de pecado; cirugía, diezmos y otras yerbas, la culpa es de la vaca (aporte de las ovejas), o transmutación celestial.

Confundir el Templo de Salomón con su casa es algo que no estaba ni en las cuentas de la revista Forbes. Menos mal el Espíritu Santo de Dios, que nos gobierna como pájaros con alpiste, la hizo errar en pleno púlpito.

El Fiscal, que siempre investiga lo que no es, esta vez, y hay que reconocérselo, dio con el meollo del asunto. Cada día que pasa le salen bienes por todas partes del mundo a esta dama y su familia. Contrario al aforismo «a todo puerco le llega su San Martín», a ella se la quieren comer la Dian, La Fiscalía, la Procuraduría y los abogados que tendrá que pagar para que no la metan a la cárcel. Apuesto a que le dan casa por cárcel, rebaja por ir a culto los sábados e indemnización por haberle violado la caja fuerte donde tenía las miles de escrituras insurrectas. No faltará el líder ungido que diga que fue manipulada por el que no se nombra. Dios quiera no lo nombren hasta después de las elecciones presidenciales y la firma de la Habana.

La cofradía de idiotas que aportaron el dinero en forma de diezmo, ofrenda, primicia, limosna, donación, comodato y estupidez, no le encuentran una figura jurídica que esconda la afrenta. El Espíritu Santo, el verdadero, el que siempre se da cuenta de todo, se ríe y observa como una patria boba sigue en su bobería después de dos milenios. Dios que siempre le da alargue a todo, no le preocupa ni se inmuta si la ilustrísima Piraquive sigue robando en su nombre. Si supiera ella que ha estado sumando para irse directica para el infierno no se pondría en esas pendejadas de acumular dinero.

Como estamos en Colombia, lo normal es que de la rabia, la piedra y la indignación, el movimiento religioso político multiplique sus curules para el Senado y la Cámara. Descubrir semejante adefesio, para muchos militantes de esta masonería, prácticamente es un irrespeto que demanda de todos una disculpa pública. Seguramente otra vez el Espíritu Santo, que siempre se da cuenta de todo, se preguntará ¿por qué tanto bobo junto en una sola nación? Se supone que los más bobos están en Venezuela, entonces no se entiende cómo Colombia hace un esfuerzo sobrenatural por quedarse con ese honor.

Diría que estamos peor que Puerto Rico y República Dominicana donde el diablo trabaja de viernes a domingo y disfruta de lunes a jueves. Curiosamente los fines de semana los pecados son absueltos y se regresa al trabajo el lunes livianito, libre de culpas y con los bolsillos pelados. Ese mismo diablo que anda sin trinche, que grita y delira, según Piraquive, le tiene miedo. Imagínense si le tiene miedo el diablo, que estará pensando el Espíritu Santo de esta matrona espiritual con datáfono incorporado.

Columnista
21 febrero, 2014

El espíritu santo de Piraquive

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Ángel Castilla Camargo

Por: Miguel Ángel Castilla Camargo La célebre señora María Luisa Piraquive con su secta y sus sectarios, ah, y su propio espíritu santo, con minúscula, me imagino que comprado en alguna subasta en Chía, nos acaban de dar una gran lección: El dinero y Dios son como el agua y el aceite. Sus libros, declaraciones, […]


Por: Miguel Ángel Castilla Camargo

La célebre señora María Luisa Piraquive con su secta y sus sectarios, ah, y su propio espíritu santo, con minúscula, me imagino que comprado en alguna subasta en Chía, nos acaban de dar una gran lección: El dinero y Dios son como el agua y el aceite.

Sus libros, declaraciones, y testimonios de comunicaciones directas con Dios, deja vaticinar que en los próximos meses los escritores publicarán títulos atractivos como: El último idiota, reencarnación sacrosanta, la elegida, ungida de pies a cabeza, ladrona perfecta, inocente de pecado; cirugía, diezmos y otras yerbas, la culpa es de la vaca (aporte de las ovejas), o transmutación celestial.

Confundir el Templo de Salomón con su casa es algo que no estaba ni en las cuentas de la revista Forbes. Menos mal el Espíritu Santo de Dios, que nos gobierna como pájaros con alpiste, la hizo errar en pleno púlpito.

El Fiscal, que siempre investiga lo que no es, esta vez, y hay que reconocérselo, dio con el meollo del asunto. Cada día que pasa le salen bienes por todas partes del mundo a esta dama y su familia. Contrario al aforismo «a todo puerco le llega su San Martín», a ella se la quieren comer la Dian, La Fiscalía, la Procuraduría y los abogados que tendrá que pagar para que no la metan a la cárcel. Apuesto a que le dan casa por cárcel, rebaja por ir a culto los sábados e indemnización por haberle violado la caja fuerte donde tenía las miles de escrituras insurrectas. No faltará el líder ungido que diga que fue manipulada por el que no se nombra. Dios quiera no lo nombren hasta después de las elecciones presidenciales y la firma de la Habana.

La cofradía de idiotas que aportaron el dinero en forma de diezmo, ofrenda, primicia, limosna, donación, comodato y estupidez, no le encuentran una figura jurídica que esconda la afrenta. El Espíritu Santo, el verdadero, el que siempre se da cuenta de todo, se ríe y observa como una patria boba sigue en su bobería después de dos milenios. Dios que siempre le da alargue a todo, no le preocupa ni se inmuta si la ilustrísima Piraquive sigue robando en su nombre. Si supiera ella que ha estado sumando para irse directica para el infierno no se pondría en esas pendejadas de acumular dinero.

Como estamos en Colombia, lo normal es que de la rabia, la piedra y la indignación, el movimiento religioso político multiplique sus curules para el Senado y la Cámara. Descubrir semejante adefesio, para muchos militantes de esta masonería, prácticamente es un irrespeto que demanda de todos una disculpa pública. Seguramente otra vez el Espíritu Santo, que siempre se da cuenta de todo, se preguntará ¿por qué tanto bobo junto en una sola nación? Se supone que los más bobos están en Venezuela, entonces no se entiende cómo Colombia hace un esfuerzo sobrenatural por quedarse con ese honor.

Diría que estamos peor que Puerto Rico y República Dominicana donde el diablo trabaja de viernes a domingo y disfruta de lunes a jueves. Curiosamente los fines de semana los pecados son absueltos y se regresa al trabajo el lunes livianito, libre de culpas y con los bolsillos pelados. Ese mismo diablo que anda sin trinche, que grita y delira, según Piraquive, le tiene miedo. Imagínense si le tiene miedo el diablo, que estará pensando el Espíritu Santo de esta matrona espiritual con datáfono incorporado.