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General - 4 mayo, 2015

El Difícil espera a su Rey

Con diferentes actividades, el pueblo magdalenense recibirá hoy al Rey Vallenato, en la categoría aficionado. EL PILÓN conoció un poco más sobre este acordeonero que habita en Valledupar.

Jesús Alberto Ocampo Ospino es nativo del municipio de El Difícil, Magdalena, pero desde hace cinco habita en Valledupar Cesar, donde estudió su carrera universitaria.
Jesús Alberto Ocampo Ospino es nativo del municipio de El Difícil, Magdalena, pero desde hace cinco habita en Valledupar Cesar, donde estudió su carrera universitaria.

A eso de los 6 años Jesús Alberto Ocampo Ospino comenzó su proceso en la música vallenata. Su primer acordeón fue de juguete. El entusiasmo sobre ese instrumento musical conllevó a sus padres, Carmen de Jesús Ospino y Jesús María Ocampo Domínguez, a guiarlo por el camino de la profesión.
Dos años después, Jesús Alberto fue presentado ante la Casa de la Cultura de su tierra El Difícil, Magdalena. Su primer profesor fue Renato Lemus, quien lo preparó durante ocho meses para luego presentarse por primera vez en el Festival de la Leyenda Vallenata, donde participó en la categoría infantil sin lograr resultados positivos.
Sus ánimos de ejecutar mejor el acordeón se mantuvieron en alto, tanto que comenzó a experimentar otros consejos, esta vez provenientes de su maestro Alberto Vides, quien durante muchos años le enseñó trucos en la ejecución del instrumento de origen alemán.

Navín López, uno de los homenajeados en la 48 versión del Festival de la Leyenda Vallenata, también hizo parte del proceso evolutivo de la música en este joven de 20 años.
Luego de la experiencia adquirida, Jesús Alberto decidió competir de nuevo en el Festival de la Leyenda Vallenata en la categoría Infantil, donde insistió durante cinco años consecutivos hasta conseguir la corona en el año 2006.
Ese logro le dio fuerzas al nativo de El Difícil para seguir insistiendo en obtener mejores resultados en su profesión. Aunque en varias oportunidades tuvo la intención de presentarse en la categoría juvenil, pocas fueron las probabilidades por percances en su vida. En los años 2010 y 2011 intentó, al menos, quedar en los semifinalistas pero no logró mejorar los puntajes. En el 2012 comenzó a presentarse en la categoría aficionado de esta competencia de acordeones más grande de Colombia.

Mientras que las presentaciones persistían, este joven quiso dedicarse a su carrera universitaria. Hoy día es Ingeniero de Minas, egresado de la Fundación Universitaria del Área Andina.
En el 2014 pasó a las finales sin lograr el título de Rey, sin embargo el 2015 fue su año de suerte al llevarse el galardón en la categoría aficionado.
Durante muchos años, este joven hizo parte de la Escuela Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rafael Escalona, con la que viajó con los Niños del Vallenato a diferentes países como Perú, México, Venezuela, entre otros.
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Jesús dice haber aprendido de grandes maestros de la música vallenata como Navín López, Almes granados y Luchito Daza, quienes siempre han sido constantes con sus consejos.
De los cuatro aires vallenatos, el merengue es el que más le llama la atención. No obstante, el oriundo de ‘la tierra del son’ dijo conocer mucho este último ritmo, evento del que recalcó que el solo más largo ha hecho en la vida fue la noche cuando fue coronado Rey Aficionado.
Distintamente a su vida musical, Jesús Alberto Ocampo se describe como una persona alegra, le encanta tener buenos amigos, apasionado por los caballos, las aves y el fútbol.
El Difícil espera por este Rey, a quien la Alcaldía y Gobernación le quiere hace un reconocimiento por su labor, luego de un recorrido por las principales calles de la ciudad, brindándole con este un recibimiento especial por este máximo logro.

La sorpresa
La gran sorpresa de su nombramiento como Rey Aficionado la recibió a eso de la 1:00 de la mañana del domingo, antes de la presentación de cantante internacional, Juan Luis Guerra.
“La competencia fue muy dura, muchos contrincantes fuertes como Camilo Carvajal, quien fue rey Infantil y Juvenil en dos ocasiones, es muy bueno” dijo el joven quien destacó de excelente la presentación de sus colegas.
La reñida competencia se volvió a repetir. En el 2014, Jesús disputó la corona con el Rey Juvenil Daniel Holguín y con Camilo Andrés Carvajal, quienes quedaron en los primeros lugares.

Su ‘fórmula’
Andrés Sáenz Rivera, cajero, y Aldair Velázquez Arias, en la guacharaca, se convirtieron en la ‘fórmula’ perfecta de Jesús Alberto.
“Desde hace tres o cuatro años he venido trabajando con los muchachos, con quien me entiendo mucho y creo que ese fue un punto a mi favor. Con ellos, en mis tiempos libres, hicimos extensa la preparación; Ocho horas de ensayos diarios, prácticamente me dediqué sólo a festival. Los ensayos eran de 8:00 a.m. a 12:00 m y luego de 2:00 a 5:00 de la tarde.
Este joven destacó su conjunto musical como sereno, pausado y con mucha seguridad.
“Cuando subimos a tarima, en la final, tocamos sin prisa, sereno y tratar de recupera lo autóctono y el cuidado de no repetir las canciones. Escogimos unos temas que le llegaran a los jurados, notas que demostraran sus destrezas, sin dejar a un lado el sabor musical o la melodía”, especificó.

Por Merlin Duarte García/El Pilón
[email protected]

General
4 mayo, 2015

El Difícil espera a su Rey

Con diferentes actividades, el pueblo magdalenense recibirá hoy al Rey Vallenato, en la categoría aficionado. EL PILÓN conoció un poco más sobre este acordeonero que habita en Valledupar.


Jesús Alberto Ocampo Ospino es nativo del municipio de El Difícil, Magdalena, pero desde hace cinco habita en Valledupar Cesar, donde estudió su carrera universitaria.
Jesús Alberto Ocampo Ospino es nativo del municipio de El Difícil, Magdalena, pero desde hace cinco habita en Valledupar Cesar, donde estudió su carrera universitaria.

A eso de los 6 años Jesús Alberto Ocampo Ospino comenzó su proceso en la música vallenata. Su primer acordeón fue de juguete. El entusiasmo sobre ese instrumento musical conllevó a sus padres, Carmen de Jesús Ospino y Jesús María Ocampo Domínguez, a guiarlo por el camino de la profesión.
Dos años después, Jesús Alberto fue presentado ante la Casa de la Cultura de su tierra El Difícil, Magdalena. Su primer profesor fue Renato Lemus, quien lo preparó durante ocho meses para luego presentarse por primera vez en el Festival de la Leyenda Vallenata, donde participó en la categoría infantil sin lograr resultados positivos.
Sus ánimos de ejecutar mejor el acordeón se mantuvieron en alto, tanto que comenzó a experimentar otros consejos, esta vez provenientes de su maestro Alberto Vides, quien durante muchos años le enseñó trucos en la ejecución del instrumento de origen alemán.

Navín López, uno de los homenajeados en la 48 versión del Festival de la Leyenda Vallenata, también hizo parte del proceso evolutivo de la música en este joven de 20 años.
Luego de la experiencia adquirida, Jesús Alberto decidió competir de nuevo en el Festival de la Leyenda Vallenata en la categoría Infantil, donde insistió durante cinco años consecutivos hasta conseguir la corona en el año 2006.
Ese logro le dio fuerzas al nativo de El Difícil para seguir insistiendo en obtener mejores resultados en su profesión. Aunque en varias oportunidades tuvo la intención de presentarse en la categoría juvenil, pocas fueron las probabilidades por percances en su vida. En los años 2010 y 2011 intentó, al menos, quedar en los semifinalistas pero no logró mejorar los puntajes. En el 2012 comenzó a presentarse en la categoría aficionado de esta competencia de acordeones más grande de Colombia.

Mientras que las presentaciones persistían, este joven quiso dedicarse a su carrera universitaria. Hoy día es Ingeniero de Minas, egresado de la Fundación Universitaria del Área Andina.
En el 2014 pasó a las finales sin lograr el título de Rey, sin embargo el 2015 fue su año de suerte al llevarse el galardón en la categoría aficionado.
Durante muchos años, este joven hizo parte de la Escuela Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rafael Escalona, con la que viajó con los Niños del Vallenato a diferentes países como Perú, México, Venezuela, entre otros.
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Jesús dice haber aprendido de grandes maestros de la música vallenata como Navín López, Almes granados y Luchito Daza, quienes siempre han sido constantes con sus consejos.
De los cuatro aires vallenatos, el merengue es el que más le llama la atención. No obstante, el oriundo de ‘la tierra del son’ dijo conocer mucho este último ritmo, evento del que recalcó que el solo más largo ha hecho en la vida fue la noche cuando fue coronado Rey Aficionado.
Distintamente a su vida musical, Jesús Alberto Ocampo se describe como una persona alegra, le encanta tener buenos amigos, apasionado por los caballos, las aves y el fútbol.
El Difícil espera por este Rey, a quien la Alcaldía y Gobernación le quiere hace un reconocimiento por su labor, luego de un recorrido por las principales calles de la ciudad, brindándole con este un recibimiento especial por este máximo logro.

La sorpresa
La gran sorpresa de su nombramiento como Rey Aficionado la recibió a eso de la 1:00 de la mañana del domingo, antes de la presentación de cantante internacional, Juan Luis Guerra.
“La competencia fue muy dura, muchos contrincantes fuertes como Camilo Carvajal, quien fue rey Infantil y Juvenil en dos ocasiones, es muy bueno” dijo el joven quien destacó de excelente la presentación de sus colegas.
La reñida competencia se volvió a repetir. En el 2014, Jesús disputó la corona con el Rey Juvenil Daniel Holguín y con Camilo Andrés Carvajal, quienes quedaron en los primeros lugares.

Su ‘fórmula’
Andrés Sáenz Rivera, cajero, y Aldair Velázquez Arias, en la guacharaca, se convirtieron en la ‘fórmula’ perfecta de Jesús Alberto.
“Desde hace tres o cuatro años he venido trabajando con los muchachos, con quien me entiendo mucho y creo que ese fue un punto a mi favor. Con ellos, en mis tiempos libres, hicimos extensa la preparación; Ocho horas de ensayos diarios, prácticamente me dediqué sólo a festival. Los ensayos eran de 8:00 a.m. a 12:00 m y luego de 2:00 a 5:00 de la tarde.
Este joven destacó su conjunto musical como sereno, pausado y con mucha seguridad.
“Cuando subimos a tarima, en la final, tocamos sin prisa, sereno y tratar de recupera lo autóctono y el cuidado de no repetir las canciones. Escogimos unos temas que le llegaran a los jurados, notas que demostraran sus destrezas, sin dejar a un lado el sabor musical o la melodía”, especificó.

Por Merlin Duarte García/El Pilón
[email protected]